sábado, 4 de julio de 2009

Antiguo Testamento

HISTORICOS(12)
Primer Libro de Crónicas
Capítulo 1
Descendientes de Adán hasta Abraham
1
Adán, Set, Enós,
2
Cainán, Mahalaleel, Jared,
3
Enoc, Matusalén, Lamec,
4
Noé, Sem, Cam y Jafet.
5
Los hijos de Jafet: Gomer, Magog, Madai, Javán, Tubal, Mesec y Tiras.
6
Los hijos de Gomer: Askenaz, Rifat y Togarma.
7
Los hijos de Javán: Elisa, Tarsis, Quitim y Dodanim.
8
Los hijos de Cam: Cus, Mizraim, Fut y Canaán.
9
Los hijos de Cus: Seba, Havila, Sabta, Raama y Sabteca. Y los hijos de Raama: Seba y Dedán.
10
Cus engendró a Nimrod; éste llegó a ser poderoso en la tierra.
11
Mizraim engendró a Ludim, Anamim, Lehabim, Naftuhim,
12
Patrusim y Casluhim; de éstos salieron los filisteos y los caftoreos.
13
Canaán engendró a Sidón su primogénito, y a Het,
14
al jebuseo, al amorreo, al gergeseo,
15
al heveo, al araceo, al sineo,
16
al arvadeo, al zemareo y al hamateo.
17
Los hijos de Sem: Elam, Asur, Arfaxad, Lud, Aram, Uz, Hul, Geter y Mesec.
18
Arfaxad engendró a Sela, y Sela engendró a Heber.
19
Y a Heber nacieron dos hijos; el nombre del uno fue Peleg, por cuanto en sus días fue dividida la tierra; y el nombre de su hermano fue Joctán.
20
Joctán engendró a Almodad, Selef, Hazar-mavet y Jera.
21
A Adoram también, a Uzal, Dicla,
22
Ebal, Abimael, Seba,
23
Ofir, Havila y Jobab; todos hijos de Joctán.
24
Sem, Arfaxad, Sela,
25
Heber, Peleg, Reu,
26
Serug, Nacor, Taré,
27
y Abram, el cual es Abraham.
28
Los hijos de Abraham: Isaac e Ismael.
29
Y estas son sus descendencias: el primogénito de Ismael, Nebaiot; después Cedar, Adbeel, Mibsam,
30
Misma, Duma, Massa, Hadad, Tema,
31
Jetur, Nafis y Cedema; éstos son los hijos de Ismael.
32
Y Cetura, concubina de Abraham, dio a luz a Zimram, Jocsán, Medán, Madián, Isbac y Súa. Los hijos de Jocsán: Seba y Dedán.
33
Los hijos de Madián: Efa, Efer, Hanoc, Abida y Elda; todos éstos fueron hijos de Cetura.
34
Abraham engendró a Isaac, y los hijos de Isaac fueron Esaú e Israel.
35
Los hijos de Esaú: Elifaz, Reuel, Jeús, Jaalam y Coré.
36
Los hijos de Elifaz: Temán, Omar, Zefo, Gatam, Cenaz, Timna y Amalec.
37
Los hijos de Reuel: Nahat, Zera, Sama y Miza.
38
Los hijos de Seir: Lotán, Sobal, Zibeón, Aná, Disón, Ezer y Disán.
39
Los hijos de Lotán: Hori y Homam; y Timna fue hermana de Lotán.
40
Los hijos de Sobal: Alván, Manahat, Ebal, Sefo y Onam. Los hijos de Zibeón: Aja y Aná.
41
Disón fue hijo de Aná; y los hijos de Disón: Amram, Esbán, Itrán y Querán.
42
Los hijos de Ezer: Bilhán, Zaaván y Jaacán. Los hijos de Disán: Uz y Arán.
43
Y estos son los reyes que reinaron en la tierra de Edom, antes que reinase rey sobre los hijos de Israel: Bela hijo de Beor; y el nombre de su ciudad fue Dinaba.
44
Muerto Bela, reinó en su lugar Jobab hijo de Zera, de Bosra.
45
Y muerto Jobab, reinó en su lugar Husam, de la tierra de los temanitas.
46
Muerto Husam, reinó en su lugar Hadad hijo de Bedad, el que derrotó a Madián en el campo de Moab; y el nombre de su ciudad fue Avit.
47
Muerto Hadad, reinó en su lugar Samla de Masreca.
48
Muerto también Samla, reinó en su lugar Saúl de Rehobot, que está junto al Eufrates.
49
Y muerto Saúl, reinó en su lugar Baal-hanán hijo de Acbor.
50
Muerto Baal-hanán, reinó en su lugar Hadad, el nombre de cuya ciudad fue Pai; y el nombre de su mujer, Mehetabel hija de Matred, hija de Mezaab.
51
Muerto Hadad, sucedieron en Edom los jefes Timna, Alva, Jetet,
52
Aholibama, Ela, Pinón,
53
Cenaz, Temán, Mibzar,
54
Magdiel e Iram. Estos fueron los jefes de Edom.
Capítulo 2
Genealogía de Judá hasta David
1
Estos son los hijos de Israel: Rubén, Simeón, Leví, Judá, Isacar, Zabulón,
2
Dan, José, Benjamín, Neftalí, Gad y Aser.
3
Los hijos de Judá: Er, Onán y Sela. Estos tres le nacieron de la hija de Súa, cananea. Y Er, primogénito de Judá, fue malo delante de Jehová, quien lo mató.
4
Y Tamar su nuera dio a luz a Fares y a Zera. Todos los hijos de Judá fueron cinco.
5
Los hijos de Fares: Hezrón y Hamul.
6
Y los hijos de Zera: Zimri, Etán, Hemán, Calcol y Dara; por todos cinco.
7
Hijo de Carmi fue Acán, el que perturbó a Israel, porque prevaricó en el anatema.
8
Azarías fue hijo de Etán.
9
Los hijos que nacieron a Hezrón: Jerameel, Ram y Quelubai.
10
Ram engendró a Aminadab, y Aminadab engendró a Naasón, príncipe de los hijos de Judá.
11
Naasón engendró a Salmón, y Salmón engendró a Booz.
12
Booz engendró a Obed, y Obed engendró a Isaí,
13
e Isaí engendró a Eliab su primogénito, el segundo Abinadab, Simea el tercero,
14
el cuarto Natanael, el quinto Radai,
15
el sexto Ozem, el séptimo David,
16
de los cuales Sarvia y Abigail fueron hermanas. Los hijos de Sarvia fueron tres: Abisai, Joab y Asael.
17
Abigail dio a luz a Amasa, cuyo padre fue Jeter ismaelita,
18
Caleb hijo de Hezrón engendró a Jeriot de su mujer Azuba. Y los hijos de ella fueron Jeser, Sobab y Ardón.
19
Muerta Azuba, tomó Caleb por mujer a Efrata, la cual dio a luz a Hur.
20
Y Hur engendró a Uri, y Uri engendró a Bezaleel.
21
Después entró Hezrón a la hija de Maquir padre de Galaad, la cual tomó siendo él de sesenta años, y ella dio a luz a Segub.
22
Y Segub engendró a Jair, el cual tuvo veintitrés ciudades en la tierra de Galaad.
23
Pero Gesur y Aram tomaron de ellos las ciudades de Jair, con Kenat y sus aldeas, sesenta lugares. Todos éstos fueron de los hijos de Maquir padre de Galaad.
24
Muerto Hezrón en Caleb de Efrata, Abías mujer de Hezrón dio a luz a Asur padre de Tecoa.
25
Los hijos de Jerameel primogénito de Hezrón fueron Ram su primogénito, Buna, Orén, Ozem y Ahías.
26
Y tuvo Jerameel otra mujer llamada Atara, que fue madre de Onam.
27
Los hijos de Ram primogénito de Jerameel fueron Maaz, Jamín y Equer.
28
Y los hijos de Onam fueron Samai y Jada. Los hijos de Samai: Nadab y Abisur.
29
Y el nombre de la mujer de Abisur fue Abihail, la cual dio a luz a Ahbán y a Molid.
30
Los hijos de Nadab: Seled y Apaim. Y Seled murió sin hijos.
31
Isi fue hijo de Apaim, y Sesán hijo de Isi, e hijo de Sesán, Ahlai.
32
Los hijos de Jada hermano de Samai: Jeter y Jonatán. Y murió Jeter sin hijos.
33
Los hijos de Jonatán: Pelet y Zaza. Estos fueron los hijos de Jerameel.
34
Y Sesán no tuvo hijos, sino hijas; pero tenía Sesán un siervo egipcio llamado Jarha.
35
A éste Sesán dio su hija por mujer, y ella dio a luz a Atai.
36
Atai engendró a Natán, y Natán engendró a Zabad;
37
Zabad engendró a Eflal, Eflal engendró a Obed;
38
Obed engendró a Jehú, Jehú engendró a Azarías;
39
Azarías engendró a Heles, Heles engendró a Elasa;
40
Elasa engendró a Sismai, Sismai engendró a Salum;
41
Salum engendró a Jecamías, y Jecamías engendró a Elisama.
42
Los hijos de Caleb hermano de Jerameel fueron: Mesa su primogénito, que fue el padre de Zif; y los hijos de Maresa padre de Hebrón.
43
Y los hijos de Hebrón: Coré, Tapúa, Requem y Sema.
44
Sema engendró a Raham padre de Jorcoam, y Requem engendró a Samai.
45
Maón fue hijo de Samai, y Maón padre de Bet-sur.
46
Y Efa concubina de Caleb dio a luz a Harán, a Mosa y a Gazez. Y Harán engendró a Gazez.
47
Los hijos de Jahdai: Regem, Jotam, Gesam, Pelet, Efa y Saaf.
48
Maaca concubina de Caleb dio a luz a Seber y a Tirhana.
49
También dio a luz a Saaf padre de Madmana, y a Seva padre de Macbena y padre de Gibea. Y Acsa fue hija de Caleb.
50
Estos fueron los hijos de Caleb. Los hijos de Hur primogénito de Efrata: Sobal padre de Quiriat-jearim,
51
Salma padre de Belén, y Haref padre de Bet-gader.
52
Y los hijos de Sobal padre de Quiriat-jearim fueron Haroe, la mitad de los manahetitas.
53
Y las familias de Quiriat-jearim fueron los itritas, los futitas, los sumatitas y los misraítas, de los cuales salieron los zoratitas y los estaolitas.
54
Los hijos de Salma: Belén, y los netofatitas, Atrot-bet-joab, y la mitad de los manahetitas, los zoraítas.
55
Y las familias de los escribas que moraban en Jabes fueron los tirateos, los simeateos y los sucateos, los cuales son los ceneos que vinieron de Hamat padre de la casa de Recab.
Capítulo 3
Los descendientes de David
1
Estos son los hijos de David que le nacieron en Hebrón: Amnón el primogénito, de Ahinoam jezreelita; el segundo, Daniel, de Abigail la de Carmel;
2
el tercero, Absalón hijo de Maaca, hija de Talmai rey de Gesur; el cuarto, Adonías hijo de Haguit;
3
el quinto, Sefatías, de Abital; el sexto, Itream, de Egla su mujer.
4
Estos seis le nacieron en Hebrón, donde reinó siete años y seis meses; y en Jerusalén reinó treinta y tres años.
5
Estos cuatro le nacieron en Jerusalén: Simea, Sobab, Natán, y Salomón hijo de Bet-súa hija de Amiel.
6
Y otros nueve: Ibhar, Elisama, Elifelet,
7
Noga, Nefeg, Jafía,
8
Elisama, Eliada y Elifelet.
9
Todos éstos fueron los hijos de David, sin los hijos de las concubinas. Y Tamar fue hermana de ellos.
10
Hijo de Salomón fue Roboam, cuyo hijo fue Abías, del cual fue hijo Asa, cuyo hijo fue Josafat,
11
de quien fue hijo Joram, cuyo hijo fue Ocozías, hijo del cual fue Joás,
12
del cual fue hijo Amasías, cuyo hijo fue Azarías, e hijo de éste, Jotam.
13
Hijo de éste fue Acaz, del que fue hijo Ezequías, cuyo hijo fue Manasés,
14
del cual fue hijo Amón, cuyo hijo fue Josías.
15
Y los hijos de Josías: Johanán su primogénito, el segundo Joacim, el tercero Sedequías, el cuarto Salum.
16
Los hijos de Joacim: Jeconías su hijo, hijo del cual fue Sedequías.
17
Y los hijos de Jeconías: Asir, Salatiel,
18
Malquiram, Pedaías, Senazar, Jecamías, Hosama y Nedabías.
19
Los hijos de Pedaías: Zorobabel y Simei. Y los hijos de Zorobabel: Mesulam, Hananías, y Selomit su hermana;
20
y Hasuba, Ohel, Berequías, Hasadías y Jusab-hesed; cinco por todos.
21
Los hijos de Hananías: Pelatías y Jesaías; su hijo, Refaías; su hijo, Arnán; su hijo, Abdías; su hijo, Secanías.
22
Hijo de Secanías fue Semaías; y los hijos de Semaías: Hatús, Igal, Barías, Nearías y Safat, seis.
23
Los hijos de Nearías fueron estos tres: Elioenai, Ezequías y Azricam.
24
Los hijos de Elioenai fueron estos siete: Hodavías, Eliasib, Pelaías, Acub, Johanán, Dalaías y Anani.
Capítulo 4
Otros descendientes de Judá
1
Los hijos de Judá: Fares, Hezrón, Carmi, Hur y Sobal.
2
Reaía hijo de Sobal engendró a Jahat, y Jahat engendró a Ahumai y a Lahad. Estas son las familias de los zoratitas.
3
Y estas son las del padre de Etam: Jezreel, Isma e Ibdas. Y el nombre de su hermana fue Haze-lelponi.
4
Penuel fue padre de Gedor, y Ezer padre de Husa. Estos fueron los hijos de Hur primogénito de Efrata, padre de Belén.
5
Asur padre de Tecoa tuvo dos mujeres, Hela y Naara.
6
Y Naara dio a luz a Ahuzam, Hefer, Temeni y Ahastari. Estos fueron los hijos de Naara.
7
Los hijos de Hela: Zeret, Jezoar y Etnán.
8
Cos engendró a Anub, a Zobeba, y la familia de Aharhel hijo de Harum.
9
Y Jabes fue más ilustre que sus hermanos, al cual su madre llamó Jabes, diciendo: Por cuanto lo di a luz en dolor.
10
E invocó Jabes al Dios de Israel, diciendo: ¡Oh, si me dieras bendición, y ensancharas mi territorio, y si tu mano estuviera conmigo, y me libraras de mal, para que no me dañe! Y le otorgó Dios lo que pidió.
11
Quelub hermano de Súa engendró a Mehir, el cual fue padre de Estón.
12
Y Estón engendró a Bet-rafa, a Paseah, y a Tehina padre de la ciudad de Nahas; éstos son los varones de Reca.
13
Los hijos de Cenaz: Otoniel y Seraías. Los hijos de Otoniel: Hatat,
14
y Meonotai, el cual engendró a Ofra. Y Seraías engendró a Joab, padre de los habitantes del valle de Carisim, porque fueron artífices.
15
Los hijos de Caleb hijo de Jefone: Iru, Ela y Naam; e hijo de Ela fue Cenaz.
16
Los hijos de Jehalelel: Zif, Zifa, Tirías y Asareel.
17
Y los hijos de Esdras: Jeter, Mered, Efer y Jalón; también engendró a María, a Samai y a Isba padre de Estemoa.
18
Y su mujer Jehudaía dio a luz a Jered padre de Gedor, a Heber padre de Soco y a Jecutiel padre de Zanoa. Estos fueron los hijos de Bitia hija de Faraón, con la cual casó Mered.
19
Y los hijos de la mujer de Hodías, hermana de Naham, fueron el padre de Keila garmita, y Estemoa maacateo.
20
Los hijos de Simón: Amnón, Rina, Ben-hanán y Tilón. Y los hijos de Isi: Zohet y Benzohet.
21
Los hijos de Sela hijo de Judá: Er padre de Leca, y Laada padre de Maresa, y las familias de los que trabajan lino en Bet- asbea;
22
y Joacim, y los varones de Cozeba, Joás, y Saraf, los cuales dominaron en Moab y volvieron a Lehem, según registros antiguos.
23
Estos eran alfareros, y moraban en medio de plantíos y cercados; moraban allá con el rey, ocupados en su servicio.
24
Los hijos de Simeón: Nemuel, Jamín, Jarib, Zera, Saúl,
25
y Salum su hijo, Mibsam su hijo y Misma su hijo.
26
Los hijos de Misma: Hamuel su hijo, Zacur su hijo, y Simei su hijo.
27
Los hijos de Simei fueron dieciséis, y seis hijas; pero sus hermanos no tuvieron muchos hijos, ni multiplicaron toda su familia como los hijos de Judá.
28
Y habitaron en Beerseba, Molada, Hazar-sual,
29
Bilha, Ezem, Tolad,
30
Betuel, Horma, Siclag,
31
Bet-marcabot, Hazar-susim, Bet-birai y Saaraim. Estas fueron sus ciudades hasta el reinado de David.
32
Y sus aldeas fueron Etam, Aín, Rimón, Toquén y Asán; cinco pueblos,
33
y todas sus aldeas que estaban en contorno de estas ciudades hasta Baal. Esta fue su habitación, y esta su descendencia.
34
Y Mesobab, Jamlec, Josías hijo de Amasías,
35
Joel, Jehú hijo de Josibías, hijo de Seraías, hijo de Asiel,
36
Elioenai, Jaacoba, Jesohaía, Asaías, Adiel, Jesimiel, Benaía,
37
y Ziza hijo de Sifi, hijo de Alón, hijo de Jedaías, hijo de Simri, hijo de Semaías.
38
Estos, por sus nombres, son los principales entre sus familias; y las casas de sus padres fueron multiplicadas en gran manera.
39
Y llegaron hasta la entrada de Gedor hasta el oriente del valle, buscando pastos para sus ganados.
40
Y hallaron gruesos y buenos pastos, y tierra ancha y espaciosa, quieta y reposada, porque los de Cam la habitaban antes.
41
Y estos que han sido escritos por sus nombres, vinieron en días de Ezequías rey de Judá, y desbarataron sus tiendas y cabañas que allí hallaron, y los destruyeron hasta hoy, y habitaron allí en lugar de ellos; por cuanto había allí pastos para sus ganados.
42
Asimismo quinientos hombres de ellos, de los hijos de Simeón, fueron al monte de Seir, llevando por capitanes a Pelatías, Nearías, Refaías y Uziel, hijos de Isi,
43
y destruyeron a los que habían quedado de Amalec, y habitaron allí hasta hoy.
Capítulo 5
Descendientes de Rubén
1
Los hijos de Rubén primogénito de Israel (porque él era el primogénito, mas como violó el lecho de su padre, sus derechos de primogenitura fueron dados a los hijos de José, hijo de Israel, y no fue contado por primogénito;
2
bien que Judá llegó a ser el mayor sobre sus hermanos, y el príncipe de ellos; mas el derecho de primogenitura fue de José);
3
fueron, pues, los hijos de Rubén primogénito de Israel: Hanoc, Falú, Hezrón y Carmi.
4
Los hijos de Joel: Semaías su hijo, Gog su hijo, Simei su hijo,
5
Micaía su hijo, Reaía su hijo, Baal su hijo,
6
Beera su hijo, el cual fue transportado por Tiglat-pileser rey de los asirios. Este era principal de los rubenitas.
7
Y sus hermanos por sus familias, cuando eran contados en sus descendencias, tenían por príncipes a Jeiel y a Zacarías.
8
Y Bela hijo de Azaz, hijo de Sema, hijo de Joel, habitó en Aroer hasta Nebo y Baal-meón.
9
Habitó también desde el oriente hasta la entrada del desierto, desde el río Eufrates; porque tenía mucho ganado en la tierra de Galaad.
10
Y en los días de Saúl hicieron guerra contra los agarenos, los cuales cayeron en su mano; y ellos habitaron en sus tiendas en toda la región oriental de Galaad.
11
Y los hijos de Gad habitaron enfrente de ellos en la tierra de Basán hasta Salca.
12
Joel fue el principal en Basán; el segundo Safán, luego Jaanai, después Safat.
13
Y sus hermanos, según las familias de sus padres, fueron Micael, Mesulam, Seba, Jorai, Jacán, Zía y Heber; por todos siete.
14
Estos fueron los hijos de Abihail hijo de Huri, hijo de Jaroa, hijo de Galaad, hijo de Micael, hijo de Jesisai, hijo de Jahdo, hijo de Buz.
15
También Ahí hijo de Abdiel, hijo de Guni, fue principal en la casa de sus padres.
16
Y habitaron en Galaad, en Basán y en sus aldeas, y en todos los ejidos de Sarón hasta salir de ellos.
17
Todos éstos fueron contados por sus generaciones en días de Jotam rey de Judá y en días de Jeroboam rey de Israel.
18
Los hijos de Rubén y de Gad, y la media tribu de Manasés, hombres valientes, hombres que traían escudo y espada, que entesaban arco, y diestros en la guerra, eran cuarenta y cuatro mil setecientos sesenta que salían a batalla.
19
Estos tuvieron guerra contra los agarenos, y Jetur, Nafis y Nodab.
20
Y fueron ayudados contra ellos, y los agarenos y todos los que con ellos estaban se rindieron en sus manos; porque clamaron a Dios en la guerra, y les fue favorable, porque esperaron en él.
21
Y tomaron sus ganados, cincuenta mil camellos, doscientas cincuenta mil ovejas y dos mil asnos; y cien mil personas.
22
Y cayeron muchos muertos, porque la guerra era de Dios; y habitaron en sus lugares hasta el cautiverio.
23
Los hijos de la media tribu de Manasés, multiplicados en gran manera, habitaron en la tierra desde Basán hasta Baal- hermón y Senir y el monte de Hermón.
24
Y estos fueron los jefes de las casas de sus padres: Efer, Isi, Eliel, Azriel, Jeremías, Hodavías y Jahdiel, hombres valientes y esforzados, varones de nombre y jefes de las casas de sus padres.
25
Pero se rebelaron contra el Dios de sus padres, y se prostituyeron siguiendo a los dioses de los pueblos de la tierra, a los cuales Jehová había quitado de delante de ellos;
26
por lo cual el Dios de Israel excitó el espíritu de Pul rey de los asirios, y el espíritu de Tiglat-pileser rey de los asirios, el cual transportó a los rubenitas y gaditas y a la media tribu de Manasés, y los llevó a Halah, a Habor, a Hara y al río Gozán, hasta hoy.
Capítulo 6
Descendientes de Leví
1
Los hijos de Leví: Gersón, Coat y Merari.
2
Los hijos de Coat: Amram, Izhar, Hebrón y Uziel.
3
Los hijos de Amram: Aarón, Moisés y María. Los hijos de Aarón: Nadab, Abiú, Eleazar e Itamar.
4
Eleazar engendró a Finees, Finees engendró a Abisúa,
5
Abisúa engendró a Buqui, Buqui engendró a Uzi,
6
Uzi engendró a Zeraías, Zeraías engendró a Meraiot,
7
Meraiot engendró a Amarías, Amarías engendró a Ahitob,
8
Ahitob engendró a Sadoc, Sadoc engendró a Ahimaas,
9
Ahimaas engendró a Azarías, Azarías engendró a Johanán,
10
y Johanán engendró a Azarías, el que tuvo el sacerdocio en la casa que Salomón edificó en Jerusalén.
11
Azarías engendró a Amarías, Amarías engendró a Ahitob,
12
Ahitob engendró a Sadoc, Sadoc engendró a Salum,
13
Salum engendró a Hilcías, Hilcías engendró a Azarías,
14
Azarías engendró a Seraías, y Seraías engendró a Josadac,
15
y Josadac fue llevado cautivo cuando Jehová transportó a Judá y a Jerusalén por mano de Nabucodonosor.
16
Los hijos de Leví: Gersón, Coat y Merari.
17
Y estos son los nombres de los hijos de Gersón: Libni y Simei.
18
Los hijos de Coat: Amram, Izhar, Hebrón y Uziel.
19
Los hijos de Merari: Mahli y Musi. Estas son las familias de Leví, según sus descendencias.
20
Gersón: Libni su hijo, Jahat su hijo, Zima su hijo,
21
Joa su hijo, Iddo su hijo, Zera su hijo, Jeatrai su hijo.
22
Los hijos de Coat: Aminadab su hijo, Coré su hijo, Asir su hijo,
23
Elcana su hijo, Ebiasaf su hijo, Asir su hijo,
24
Tahat su hijo, Uriel su hijo, Uzías su hijo, y Saúl su hijo.
25
Los hijos de Elcana: Amasai y Ahimot;
26
Elcana su hijo, Zofai su hijo, Nahat su hijo.
27
Eliab su hijo, Jeroham su hijo, Elcana su hijo.
28
Los hijos de Samuel: el primogénito Vasni, y Abías.
29
Los hijos de Merari: Mahli, Libni su hijo, Simei su hijo, Uza su hijo,
30
Simea su hijo, Haguía su hijo, Asaías su hijo.
31
Estos son los que David puso sobre el servicio de canto en la casa de Jehová, después que el arca tuvo reposo,
32
los cuales servían delante de la tienda del tabernáculo de reunión en el canto, hasta que Salomón edificó la casa de Jehová en Jerusalén; después estuvieron en su ministerio según su costumbre.
33
Estos, pues, con sus hijos, ayudaban: de los hijos de Coat, el cantor Hemán hijo de Joel, hijo de Samuel,
34
hijo de Elcana, hijo de Jeroham, hijo de Eliel, hijo de Toa,
35
hijo de Zuf, hijo de Elcana, hijo de Mahat, hijo de Amasai,
36
hijo de Elcana, hijo de Joel, hijo de Azarías, hijo de Sofonías,
37
hijo de Tahat, hijo de Asir, hijo de Ebiasaf, hijo de Coré,
38
hijo de Izhar, hijo de Coat, hijo de Leví, hijo de Israel;
39
y su hermano Asaf, el cual estaba a su mano derecha; Asaf, hijo de Berequías, hijo de Simea,
40
hijo de Micael, hijo de Baasías, hijo de Malquías,
41
hijo de Etni, hijo de Zera, hijo de Adaía,
42
hijo de Etán, hijo de Zima, hijo de Simei,
43
hijo de Jahat, hijo de Gersón, hijo de Leví.
44
Pero a la mano izquierda estaban sus hermanos los hijos de Merari, esto es, Etán hijo de Quisi, hijo de Abdi, hijo de Maluc,
45
hijo de Hasabías, hijo de Amasías, hijo de Hilcías,
46
hijo de Amsi, hijo de Bani, hijo de Semer,
47
hijo de Mahli, hijo de Musi, hijo de Merari, hijo de Leví.
48
Y sus hermanos los levitas fueron puestos sobre todo el ministerio del tabernáculo de la casa de Dios.
49
Mas Aarón y sus hijos ofrecían sacrificios sobre el altar del holocausto, y sobre el altar del perfume quemaban incienso, y ministraban en toda la obra del lugar santísimo, y hacían las expiaciones por Israel conforme a todo lo que Moisés siervo de Dios había mandado.
50
Los hijos de Aarón son estos: Eleazar su hijo, Finees su hijo, Abisúa su hijo,
51
Buqui su hijo, Uzi su hijo, Zeraías su hijo,
52
Meraiot su hijo, Amarías su hijo, Ahitob su hijo,
53
Sadoc su hijo, Ahimaas su hijo.
54
Estas son sus habitaciones, conforme a sus domicilios y sus términos, las de los hijos de Aarón por las familias de los coatitas, porque a ellos les tocó en suerte.
55
Les dieron, pues, Hebrón en tierra de Judá, y sus ejidos alrededor de ella.
56
Pero el territorio de la ciudad y sus aldeas se dieron a Caleb, hijo de Jefone.
57
De Judá dieron a los hijos de Aarón la ciudad de refugio, esto es, Hebrón; además, Libna con sus ejidos, Jatir, Estemoa con sus ejidos,
58
Hilén con sus ejidos, Debir con sus ejidos,
59
Asán con sus ejidos y Bet-semes con sus ejidos.
60
Y de la tribu de Benjamín, Geba con sus ejidos, Alemet con sus ejidos y Anatot con sus ejidos. Todas sus ciudades fueron trece ciudades, repartidas por sus linajes.
61
A los hijos de Coat que quedaron de su parentela, dieron por suerte diez ciudades de la media tribu de Manasés.
62
A los hijos de Gersón, por sus linajes, dieron de la tribu de Isacar, de la tribu de Aser, de la tribu de Neftalí y de la tribu de Manasés en Basán, trece ciudades.
63
Y a los hijos de Merari, por sus linajes, de la tribu de Rubén, de la tribu de Gad y de la tribu de Zabulón, dieron por suerte doce ciudades.
64
Y los hijos de Israel dieron a los levitas ciudades con sus ejidos.
65
Dieron por suerte de la tribu de los hijos de Judá, de la tribu de los hijos de Simeón y de la tribu de los hijos de Benjamín, las ciudades que nombraron por sus nombres.
66
A las familias de los hijos de Coat dieron ciudades con sus ejidos de la tribu de Efraín.
67
Les dieron la ciudad de refugio, Siquem con sus ejidos en el monte de Efraín; además, Gezer con sus ejidos,
68
Jocmeam con sus ejidos, Bet-horón con sus ejidos,
69
Ajalón con sus ejidos y Gat-rimón con sus ejidos.
70
De la media tribu de Manasés, Aner con sus ejidos y Bileam con sus ejidos, para los de las familias de los hijos de Coat que habían quedado.
71
A los hijos de Gersón dieron de la media tribu de Manasés, Golán en Basán con sus ejidos y Astarot con sus ejidos.
72
De la tribu de Isacar, Cedes con sus ejidos, Daberat con sus ejidos,
73
Ramot con sus ejidos y Anem con sus ejidos.
74
De la tribu de Aser, Masal con sus ejidos, Abdón con sus ejidos,
75
Hucoc con sus ejidos y Rehob con sus ejidos.
76
De la tribu de Neftalí, Cedes en Galilea con sus ejidos, Hamón con sus ejidos y Quiriataim con sus ejidos.
77
A los hijos de Merari que habían quedado, dieron de la tribu de Zabulón, Rimón con sus ejidos y Tabor con sus ejidos.
78
Del otro lado del Jordán frente a Jericó, al oriente del Jordán, dieron de la tribu de Rubén, Beser en el desierto con sus ejidos, Jaza con sus ejidos,
79
Cademot con sus ejidos y Mefaat con sus ejidos.
80
Y de la tribu de Gad, Ramot de Galaad con sus ejidos, Mahanaim con sus ejidos,
81
Hesbón con sus ejidos y Jazer con sus ejidos.
Capítulo 7
Descendientes de Isacar
1
Los hijos de Isacar fueron cuatro: Tola, Fúa, Jasub y Simrón.
2
Los hijos de Tola: Uzi, Refaías, Jeriel, Jahmai, Jibsam y Semuel, jefes de las familias de sus padres. De Tola fueron contados por sus linajes en el tiempo de David, veintidós mil seiscientos hombres muy valerosos.
3
Hijo de Uzi fue Israhías; y los hijos de Israhías: Micael, Obadías, Joel e Isías; por todos, cinco príncipes.
4
Y había con ellos en sus linajes, por las familias de sus padres, treinta y seis mil hombres de guerra; porque tuvieron muchas mujeres e hijos.
5
Y sus hermanos por todas las familias de Isacar, contados todos por sus genealogías, eran ochenta y siete mil hombres valientes en extremo.
6
Los hijos de Benjamín fueron tres: Bela, Bequer y Jediael.
7
Los hijos de Bela: Ezbón, Uzi, Uziel, Jerimot e Iri; cinco jefes de casas paternas, hombres de gran valor, y de cuya descendencia fueron contados veintidós mil treinta y cuatro.
8
Los hijos de Bequer: Zemira, Joás, Eliezer, Elioenai, Omri, Jerimot, Abías, Anatot y Alamet; todos éstos fueron hijos de Bequer.
9
Y contados por sus descendencias, por sus linajes, los que eran jefes de familias resultaron veinte mil doscientos hombres de grande esfuerzo.
10
Hijo de Jediael fue Bilhán; y los hijos de Bilhán: Jeús, Benjamín, Aod, Quenaana, Zetán, Tarsis y Ahisahar.
11
Todos éstos fueron hijos de Jediael, jefes de familias, hombres muy valerosos, diecisiete mil doscientos que salían a combatir en la guerra.
12
Supim y Hupim fueron hijos de Hir; y Husim, hijo de Aher.
13
Los hijos de Neftalí: Jahzeel, Guni, Jezer y Salum, hijos de Bilha.
14
Los hijos de Manasés: Asriel, al cual dio a luz su concubina la siria, la cual también dio a luz a Maquir padre de Galaad.
15
Y Maquir tomó mujer de Hupim y Supim, cuya hermana tuvo por nombre Maaca; y el nombre del segundo fue Zelofehad. Y Zelofehad tuvo hijas.
16
Y Maaca mujer de Maquir dio a luz un hijo, y lo llamó Peres; y el nombre de su hermano fue Seres, cuyos hijos fueron Ulam y Requem.
17
Hijo de Ulam fue Bedán. Estos fueron los hijos de Galaad, hijo de Maquir, hijo de Manasés.
18
Y su hermana Hamolequet dio a luz a Isod, Abiezer y Mahala,
19
Y los hijos de Semida fueron Ahián, Siquem, Likhi y Aniam.
20
Los hijos de Efraín: Sutela, Bered su hijo, Tahat su hijo, Elada su hijo, Tahat su hijo,
21
Zabad su hijo, Sutela su hijo, Ezer y Elad. Mas los hijos de Gat, naturales de aquella tierra, los mataron, porque vinieron a tomarles sus ganados.
22
Y Efraín su padre hizo duelo por muchos días, y vinieron sus hermanos a consolarlo.
23
Después él se llegó a su mujer, y ella concibió y dio a luz un hijo, al cual puso por nombre Bería, por cuanto había estado en aflicción en su casa.
24
Y su hija fue Seera, la cual edificó a Bet-horón la baja y la alta, y a Uzen-seera.
25
Hijo de este Bería fue Refa, y Resef, y Telah su hijo, y Tahán su hijo,
26
Laadán su hijo, Amiud su hijo, Elisama su hijo,
27
Nun su hijo, Josué su hijo.
28
Y la heredad y habitación de ellos fue Bet-el con sus aldeas; y hacia el oriente Naarán, y a la parte del occidente Gezer y sus aldeas; asimismo Siquem con sus aldeas, hasta Gaza y sus aldeas;
29
y junto al territorio de los hijos de Manasés, Bet-seán con sus aldeas, Taanac con sus aldeas, Meguido con sus aldeas, y Dor con sus aldeas. En estos lugares habitaron los hijos de José hijo de Israel.
30
Los hijos de Aser: Imna, Isúa, Isúi, Bería, y su hermana Sera.
31
Los hijos de Bería: Heber, y Malquiel, el cual fue padre de Birzavit.
32
Y Heber engendró a Jaflet, Somer, Hotam, y Súa hermana de ellos.
33
Los hijos de Jaflet: Pasac, Bimhal y Asvat. Estos fueron los hijos de Jaflet.
34
Y los hijos de Semer: Ahí, Rohga, Jehúba y Aram.
35
Los hijos de Helem su hermano: Zofa, Imna, Seles y Amal.
36
Los hijos de Zofa: Súa, Harnefer, Súal, Beri, Imra,
37
Beser, Hod, Sama, Silsa, Itrán y Beera.
38
Los hijos de Jeter: Jefone, Pispa y Ara.
39
Y los hijos de Ula: Ara, Haniel y Rezia.
40
Todos éstos fueron hijos de Aser, cabezas de familias paternas, escogidos, esforzados, jefes de príncipes; y contados que fueron por sus linajes entre los que podían tomar las armas, el número de ellos fue veintiséis mil hombres.
Capítulo 8
Descendientes de Benjamín
1
Benjamín engendró a Bela su primogénito, Asbel el segundo, Ahara el tercero,
2
Noha el cuarto, y Rafa el quinto.
3
Y los hijos de Bela fueron Adar, Gera, Abiud,
4
Abisúa, Naamán, Ahoa,
5
Gera, Sefufán e Hiram.
6
Y estos son los hijos de Aod, estos los jefes de casas paternas que habitaron en Geba y fueron transportados a Manahat:
7
Naamán, Ahías y Gera; éste los transportó, y engendró a Uza y a Ahiud.
8
Y Saharaim engendró hijos en la provincia de Moab, después que dejó a Husim y a Baara que eran sus mujeres.
9
Engendró, pues, de Hodes su mujer a Jobab, Sibia, Mesa, Malcam,
10
Jeúz, Saquías y Mirma. Estos son sus hijos, jefes de familias.
11
Mas de Husim engendró a Abitob y a Elpaal.
12
Y los hijos de Elpaal: Heber, Misam y Semed (el cual edificó Ono, y Lod con sus aldeas),
13
Bería también, y Sema, que fueron jefes de las familias de los moradores de Ajalón, los cuales echaron a los moradores de Gat.
14
Y Ahío, Sasac, Jeremot,
15
Zebadías, Arad, Ader,
16
Micael, Ispa y Joha, hijos de Bería.
17
Y Zebadías, Mesulam, Hizqui, Heber,
18
Ismerai, Jezlías y Jobab, hijos de Elpaal.
19
Y Jaquim, Zicri, Zabdi,
20
Elienai, Ziletai, Eliel,
21
Adaías, Beraías y Simrat, hijos de Simei.
22
E Ispán, Heber, Eliel,
23
Abdón, Zicri, Hanán,
24
Hananías, Elam, Anatotías,
25
Ifdaías y Peniel, hijos de Sasac.
26
Y Samserai, Seharías, Atalías,
27
Jaresías, Elías y Zicri, hijos de Jeroham.
28
Estos fueron jefes principales de familias por sus linajes, y habitaron en Jerusalén.
29
Y en Gabaón habitaron Abigabaón, la mujer del cual se llamó Maaca,
30
y su hijo primogénito Abdón, y Zur, Cis, Baal, Nadab,
31
Gedor, Ahío y Zequer.
32
Y Miclot engendró a Simea. Estos también habitaron con sus hermanos en Jerusalén, enfrente de ellos.
33
Ner engendró a Cis, Cis engendró a Saúl, y Saúl engendró a Jonatán, Malquisúa, Abinadab y Es-baal.
34
Hijo de Jonatán fue Merib-baal, y Merib-baal engendró a Micaía.
35
Los hijos de Micaía: Pitón, Melec, Tarea y Acaz.
36
Acaz engendró a Joada, Joada engendró a Alemet, Azmavet y Zimri, y Zimri engendró a Mosa.
37
Mosa engendró a Bina, hijo del cual fue Rafa, hijo del cual fue Elasa, cuyo hijo fue Azel.
38
Los hijos de Azel fueron seis, cuyos nombres son Azricam, Bocru, Ismael, Searías, Obadías y Hanán; todos éstos fueron hijos de Azel.
39
Y los hijos de Esec su hermano: Ulam su primogénito, Jehús el segundo, Elifelet el tercero.
40
Y fueron los hijos de Ulam hombres valientes y vigorosos, flecheros diestros, los cuales tuvieron muchos hijos y nietos, ciento cincuenta. Todos éstos fueron de los hijos de Benjamín.
Capítulo 9
Jefes que volvieron del cautiverio
1
Todo Israel fue registrado por sus genealogías, fueron escritos en el libro de los reyes de Israel. Y los de Judá fueron transportados a Babilonia por su rebelión.
2
Los primeros moradores que entraron en sus posesiones en las ciudades fueron israelitas, sacerdotes, levitas y sirvientes del templo.
3
Habitaron en Jerusalén, de los hijos de Judá, de los hijos de Benjamín, de los hijos de Efraín y Manasés:
4
Utai hijo de Amiud, hijo de Omri, hijo de Imri, hijo de Bani, de los hijos de Fares hijo de Judá.
5
Y de los silonitas, Asaías el primogénito, y sus hijos.
6
De los hijos de Zera, Jeuel y sus hermanos, seiscientos noventa.
7
Y de los hijos de Benjamín: Salú hijo de Mesulam, hijo de Hodavías, hijo de Asenúa,
8
Ibneías hijo de Jeroham, Ela hijo de Uzi, hijo de Micri, y Mesulam hijo de Sefatías, hijo de Reuel, hijo de Ibnías.
9
Y sus hermanos por sus linajes fueron novecientos cincuenta y seis. Todos estos hombres fueron jefes de familia en sus casas paternas.
10
De los sacerdotes: Jedaías, Joiarib, Jaquín,
11
Azarías hijo de Hilcías, hijo de Mesulam, hijo de Sadoc, hijo de Meraiot, hijo de Ahitob, príncipe de la casa de Dios;
12
Adaía hijo de Jeroham, hijo de Pasur, hijo de Malquías; Masai hijo de Adiel, hijo de Jazera, hijo de Mesulam, hijo de Mesilemit, hijo de Imer,
13
y sus hermanos, jefes de sus casas paternas, en número de mil setecientos sesenta, hombres muy eficaces en la obra del ministerio en la casa de Dios.
14
De los levitas: Semaías hijo de Hasub, hijo de Azricam, hijo de Hasabías, de los hijos de Merari,
15
Bacbacar, Heres, Galal, Matanías hijo de Micaía, hijo de Zicri, hijo de Asaf;
16
Obadías hijo de Semaías, hijo de Galal, hijo de Jedutún; y Berequías hijo de Asa, hijo de Elcana, el cual habitó en las aldeas de los netofatitas.
17
Y los porteros: Salum, Acub, Talmón, Ahimán y sus hermanos. Salum era el jefe.
18
Hasta ahora entre las cuadrillas de los hijos de Leví han sido estos los porteros en la puerta del rey que está al oriente.
19
Salum hijo de Coré, hijo de Ebiasaf, hijo de Coré, y sus hermanos los coreítas por la casa de su padre, tuvieron a su cargo la obra del ministerio, guardando las puertas del tabernáculo, como sus padres guardaron la entrada del campamento de Jehová.
20
Y Finees hijo de Eleazar fue antes capitán sobre ellos; y Jehová estaba con él.
21
Zacarías hijo de Meselemías era portero de la puerta del tabernáculo de reunión.
22
Todos éstos, escogidos para guardas en las puertas, eran doscientos doce cuando fueron contados por el orden de sus linajes en sus villas, a los cuales constituyó en su oficio David y Samuel el vidente.
23
Así ellos y sus hijos eran porteros por sus turnos a las puertas de la casa de Jehová, y de la casa del tabernáculo.
24
Y estaban los porteros a los cuatro lados; al oriente, al occidente, al norte y al sur.
25
Y sus hermanos que estaban en sus aldeas, venían cada siete días según su turno para estar con ellos.
26
Porque cuatro principales de los porteros levitas estaban en el oficio, y tenían a su cargo las cámaras y los tesoros de la casa de Dios.
27
Estos moraban alrededor de la casa de Dios, porque tenían el cargo de guardarla, y de abrirla todas las mañanas.
28
Algunos de éstos tenían a su cargo los utensilios para el ministerio, los cuales se metían por cuenta, y por cuenta se sacaban.
29
Y otros de ellos tenían el cargo de la vajilla, y de todos los utensilios del santuario, de la harina, del vino, del aceite, del incienso y de las especias.
30
Y algunos de los hijos de los sacerdotes hacían los perfumes aromáticos.
31
Matatías, uno de los levitas, primogénito de Salum coreíta, tenía a su cargo las cosas que se hacían en sartén.
32
Y algunos de los hijos de Coat, y de sus hermanos, tenían a su cargo los panes de la proposición, los cuales ponían por orden cada día de reposo.
33
También había cantores, jefes de familias de los levitas, los cuales moraban en las cámaras del templo, exentos de otros servicios, porque de día y de noche estaban en aquella obra.
34
Estos eran jefes de familias de los levitas por sus linajes, jefes que habitaban en Jerusalén.
35
En Gabaón habitaba Jehiel padre de Gabaón, el nombre de cuya mujer era Maaca;
36
y su hijo primogénito Abdón, luego Zur, Cis, Baal, Ner, Nadab,
37
Gedor, Ahío, Zacarías y Miclot;
38
y Miclot engendró a Simeam. Estos habitaban también en Jerusalén con sus hermanos enfrente de ellos.
39
Ner engendró a Cis, Cis engendró a Saúl, y Saúl engendró a Jonatán, Malquisúa, Abinadab y Es-baal.
40
Hijo de Jonatán fue Merib-baal, y Merib-baal engendró a Micaía.
41
Y los hijos de Micaía: Pitón, Melec, Tarea y Acaz.
42
Acaz engendró a Jara, Jara engendró a Alemet, Azmavet y Zimri, y Zimri engendró a Mosa,
43
y Mosa engendró a Bina, cuyo hijo fue Refaías, del que fue hijo Elasa, cuyo hijo fue Azel.
44
Y Azel tuvo seis hijos, los nombres de los cuales son: Azricam, Bocru, Ismael, Searías, Obadías y Hanán. Estos fueron los hijos de Azel.
Capítulo 10
Muerte de Saúl y de sus hijos
1
Los filisteos pelearon contra Israel; y huyeron delante de ellos los israelitas, y cayeron heridos en el monte de Gilboa.
2
Y los filisteos siguieron a Saúl y a sus hijos, y mataron los filisteos a Jonatán, a Abinadab y a Malquisúa, hijos de Saúl.
3
Y arreciando la batalla contra Saúl, le alcanzaron los flecheros, y fue herido por los flecheros.
4
Entonces dijo Saúl a su escudero: Saca tu espada y traspásame con ella, no sea que vengan estos incircuncisos y hagan escarnio de mí; pero su escudero no quiso, porque tenía mucho miedo. Entonces Saúl tomó la espada, y se echó sobre ella.
5
Cuando su escudero vio a Saúl muerto, él también se echó sobre su espada y se mató.
6
Así murieron Saúl y sus tres hijos; y toda su casa murió juntamente con él.
7
Y viendo todos los de Israel que habitaban en el valle, que habían huido, y que Saúl y sus hijos eran muertos, dejaron sus ciudades y huyeron, y vinieron los filisteos y habitaron en ellas.
8
Sucedió al día siguiente, que al venir los filisteos a despojar a los muertos, hallaron a Saúl y a sus hijos tendidos en el monte de Gilboa.
9
Y luego que le despojaron, tomaron su cabeza y sus armas, y enviaron mensajeros por toda la tierra de los filisteos para dar las nuevas a sus ídolos y al pueblo.
10
Y pusieron sus armas en el templo de sus dioses, y colgaron la cabeza en el templo de Dagón.
11
Y oyendo todos los de Jabes de Galaad lo que los filisteos habían hecho de Saúl,
12
se levantaron todos los hombres valientes, y tomaron el cuerpo de Saúl y los cuerpos de sus hijos, y los trajeron a Jabes; y enterraron sus huesos debajo de una encina en Jabes, y ayunaron siete días.
13
Así murió Saúl por su rebelión con que prevaricó contra Jehová, contra la palabra de Jehová, la cual no guardó, y porque consultó a una adivina,
14
y no consultó a Jehová; por esta causa lo mató, y traspasó el reino a David hijo de Isaí.
Capítulo 11
David es proclamado rey de Israel
1
Entonces todo Israel se juntó a David en Hebrón, diciendo: He aquí nosotros somos tu hueso y tu carne.
2
También antes de ahora, mientras Saúl reinaba, tú eras quien sacaba a la guerra a Israel, y lo volvía a traer. También Jehová tu Dios te ha dicho: Tú apacentarás a mi pueblo Israel, y tú serás príncipe sobre Israel mi pueblo.
3
Y vinieron todos los ancianos de Israel al rey en Hebrón, y David hizo con ellos pacto delante de Jehová; y ungieron a David por rey sobre Israel, conforme a la palabra de Jehová por medio de Samuel.
4
Entonces se fue David con todo Israel a Jerusalén, la cual es Jebús; y los jebuseos habitaban en aquella tierra.
5
Y los moradores de Jebús dijeron a David: No entrarás acá. Mas David tomó la fortaleza de Sion, que es la ciudad de David.
6
Y David había dicho: El que primero derrote a los jebuseos será cabeza y jefe. Entonces Joab hijo de Sarvia subió el primero, y fue hecho jefe.
7
Y David habitó en la fortaleza, y por esto la llamaron la Ciudad de David.
8
Y edificó la ciudad alrededor, desde Milo hasta el muro; y Joab reparó el resto de la ciudad.
9
Y David iba adelantando y creciendo, y Jehová de los ejércitos estaba con él.
10
Estos son los principales de los valientes que David tuvo, y los que le ayudaron en su reino, con todo Israel, para hacerle rey sobre Israel, conforme a la palabra de Jehová.
11
Y este es el número de los valientes que David tuvo: Jasobeam hijo de Hacmoni, caudillo de los treinta, el cual blandió su lanza una vez contra trescientos, a los cuales mató.
12
Tras de éste estaba Eleazar hijo de Dodo, ahohíta, el cual era de los tres valientes.
13
Este estuvo con David en Pasdamim, estando allí juntos en batalla los filisteos; y había allí una parcela de tierra llena de cebada, y huyendo el pueblo delante de los filisteos,
14
se pusieron ellos en medio de la parcela y la defendieron, y vencieron a los filisteos, porque Jehová los favoreció con una gran victoria.
15
Y tres de los treinta principales descendieron a la peña a David, a la cueva de Adulam, estando el campamento de los filisteos en el valle de Refaim.
16
David estaba entonces en la fortaleza, y había entonces guarnición de los filisteos en Belén.
17
David deseó entonces, y dijo: ¡Quién me diera de beber de las aguas del pozo de Belén, que está a la puerta!
18
Y aquellos tres rompieron por el campamento de los filisteos, y sacaron agua del pozo de Belén, que está a la puerta, y la tomaron y la trajeron a David; mas él no la quiso beber, sino que la derramó para Jehová, y dijo:
19
Guárdeme mi Dios de hacer esto. ¿Había yo de beber la sangre y la vida de estos varones, que con peligro de sus vidas la han traído? Y no la quiso beber. Esto hicieron aquellos tres valientes.
20
Y Abisai, hermano de Joab, era jefe de los treinta, el cual blandió su lanza contra trescientos y los mató, y ganó renombre con los tres.
21
Fue el más ilustre de los treinta, y fue el jefe de ellos, pero no igualó a los tres primeros.
22
Benaía hijo de Joiada, hijo de un varón valiente de Cabseel, de grandes hechos; él venció a los dos leones de Moab; también descendió y mató a un león en medio de un foso, en tiempo de nieve.
23
El mismo venció a un egipcio, hombre de cinco codos de estatura; y el egipcio traía una lanza como un rodillo de tejedor, mas él descendió con un báculo, y arrebató al egipcio la lanza de la mano, y lo mató con su misma lanza.
24
Esto hizo Benaía hijo de Joiada, y fue nombrado con los tres valientes.
25
Y fue el más distinguido de los treinta, pero no igualó a los tres primeros. A éste puso David en su guardia personal.
26
Y los valientes de los ejércitos: Asael hermano de Joab, Elhanan hijo de Dodo de Belén,
27
Samot harodita, Heles pelonita;
28
Ira hijo de Iques tecoíta, Abiezer anatotita,
29
Sibecai husatita, Ilai ahohíta,
30
Maharai netofatita, Heled hijo de Baana netofatita,
31
Itai hijo de Ribai, de Gabaa de los hijos de Benjamín, Benaía piratonita,
32
Hurai del río Gaas, Abiel arbatita,
33
Azmavet barhumita, Eliaba saalbonita,
34
los hijos de Hasem gizonita, Jonatán hijo de Sage ararita,
35
Ahíam hijo de Sacar ararita, Elifal hijo de Ur,
36
Hefer mequeratita, Ahías pelonita,
37
Hezro carmelita, Naarai hijo de Ezbai,
38
Joel hermano de Natán, Mibhar hijo de Hagrai,
39
Selec amonita, Naharai beerotita, escudero de Joab hijo de Sarvia,
40
Ira itrita, Gareb itrita,
41
Urías heteo, Zabad hijo de Ahlai,
42
Adina hijo de Siza rubenita, príncipe de los rubenitas, y con él treinta,
43
Hanán hijo de Maaca, Josafat mitnita,
44
Uzías astarotita, Sama y Jehiel hijos de Hotam aroerita;
45
Jediael hijo de Simri, y Joha su hermano, tizita,
46
Eliel mahavita, Jerebai y Josavía hijos de Elnaam, Itma moabita,
47
Eliel, Obed, y Jaasiel mesobaíta.
Capítulo 12
Componentes de la tropa de David
1
Estos son los que vinieron a David en Siclag, estando él aún encerrado por causa de Saúl hijo de Cis, y eran de los valientes que le ayudaron en la guerra.
2
Estaban armados de arcos, y usaban de ambas manos para tirar piedras con honda y saetas con arco. De los hermanos de Saúl de Benjamín:
3
El principal Ahiezer, después Joás, hijos de Semaa gabaatita; Jeziel y Pelet hijos de Azmavet, Beraca, Jehú anatotita,
4
Ismaías gabaonita, valiente entre los treinta, y más que los treinta; Jeremías, Jahaziel, Johanán, Jozabad gederatita,
5
Eluzai, Jerimot, Bealías, Semarías, Sefatías harufita,
6
Elcana, Isías, Azareel, Joezer y Jasobeam, coreítas,
7
y Joela y Zebadías hijos de Jeroham de Gedor.
8
También de los de Gad huyeron y fueron a David, al lugar fuerte en el desierto, hombres de guerra muy valientes para pelear, diestros con escudo y pavés; sus rostros eran como rostros de leones, y eran ligeros como las gacelas sobre las montañas.
9
Ezer el primero, Obadías el segundo, Eliab el tercero,
10
Mismana el cuarto, Jeremías el quinto,
11
Atai el sexto, Eliel el séptimo,
12
Johanán el octavo, Elzabad el noveno,
13
Jeremías el décimo y Macbanai el undécimo.
14
Estos fueron capitanes del ejército de los hijos de Gad. El menor tenía cargo de cien hombres, y el mayor de mil.
15
Estos pasaron el Jordán en el mes primero, cuando se había desbordado por todas sus riberas; e hicieron huir a todos los de los valles al oriente y al poniente.
16
Asimismo algunos de los hijos de Benjamín y de Judá vinieron a David al lugar fuerte.
17
Y David salió a ellos, y les habló diciendo: Si habéis venido a mí para paz y para ayudarme, mi corazón será unido con vosotros; mas si es para entregarme a mis enemigos, sin haber iniquidad en mis manos, véalo el Dios de nuestros padres, y lo demande.
18
Entonces el Espíritu vino sobre Amasai, jefe de los treinta, y dijo: Por ti, oh David, y contigo, oh hijo de Isaí. Paz, paz contigo, y paz con tus ayudadores, pues también tu Dios te ayuda. Y David los recibió, y los puso entre los capitanes de la tropa.
19
También se pasaron a David algunos de Manasés, cuando vino con los filisteos a la batalla contra Saúl (pero David no les ayudó, porque los jefes de los filisteos, habido consejo, lo despidieron, diciendo: Con peligro de nuestras cabezas se pasará a su señor Saúl).
20
Así que viniendo él a Siclag, se pasaron a él de los de Manasés, Adnas, Jozabad, Jediaiel, Micael, Jozabad, Eliú y Ziletai, príncipes de millares de los de Manasés.
21
Estos ayudaron a David contra la banda de merodeadores, pues todos ellos eran hombres valientes, y fueron capitanes en el ejército.
22
Porque entonces todos los días venía ayuda a David, hasta hacerse un gran ejército, como ejército de Dios.
23
Y este es el número de los principales que estaban listos para la guerra, y vinieron a David en Hebrón para traspasarle el reino de Saúl, conforme a la palabra de Jehová:
24
De los hijos de Judá que traían escudo y lanza, seis mil ochocientos, listos para la guerra.
25
De los hijos de Simeón, siete mil cien hombres, valientes y esforzados para la guerra.
26
De los hijos de Leví, cuatro mil seiscientos;
27
asimismo Joiada, príncipe de los del linaje de Aarón, y con él tres mil setecientos,
28
y Sadoc, joven valiente y esforzado, con veintidós de los principales de la casa de su padre.
29
De los hijos de Benjamín hermanos de Saúl, tres mil; porque hasta entonces muchos de ellos se mantenían fieles a la casa de Saúl.
30
De los hijos de Efraín, veinte mil ochocientos, muy valientes, varones ilustres en las casas de sus padres.
31
De la media tribu de Manasés, dieciocho mil, los cuales fueron tomados por lista para venir a poner a David por rey.
32
De los hijos de Isacar, doscientos principales, entendidos en los tiempos, y que sabían lo que Israel debía hacer, cuyo dicho seguían todos sus hermanos.
33
De Zabulón cincuenta mil, que salían a campaña prontos para la guerra, con toda clase de armas de guerra, dispuestos a pelear sin doblez de corazón.
34
De Neftalí, mil capitanes, y con ellos treinta y siete mil con escudo y lanza.
35
De los de Dan, dispuestos a pelear, veintiocho mil seiscientos.
36
De Aser, dispuestos para la guerra y preparados para pelear, cuarenta mil.
37
Y del otro lado del Jordán, de los rubenitas y gaditas y de la media tribu de Manasés, ciento veinte mil con toda clase de armas de guerra.
38
Todos estos hombres de guerra, dispuestos para guerrear, vinieron con corazón perfecto a Hebrón, para poner a David por rey sobre todo Israel; asimismo todos los demás de Israel estaban de un mismo ánimo para poner a David por rey.
39
Y estuvieron allí con David tres días comiendo y bebiendo, porque sus hermanos habían preparado para ellos.
40
También los que les eran vecinos, hasta Isacar y Zabulón y Neftalí, trajeron víveres en asnos, camellos, mulos y bueyes; provisión de harina, tortas de higos, pasas, vino y aceite, y bueyes y ovejas en abundancia, porque en Israel había alegría.
Capítulo 13
Intento de llevar el arca a Jerusalén
1
Entonces David tomó consejo con los capitanes de millares y de centenas, y con todos los jefes.
2
Y dijo David a toda la asamblea de Israel: Si os parece bien y si es la voluntad de Jehová nuestro Dios, enviaremos a todas partes por nuestros hermanos que han quedado en todas las tierras de Israel, y por los sacerdotes y levitas que están con ellos en sus ciudades y ejidos, para que se reúnan con nosotros;
3
y traigamos el arca de nuestro Dios a nosotros, porque desde el tiempo de Saúl no hemos hecho caso de ella.
4
Y dijo toda la asamblea que se hiciese así, porque la cosa parecía bien a todo el pueblo.
5
Entonces David reunió a todo Israel, desde Sihor de Egipto hasta la entrada de Hamat, para que trajesen el arca de Dios de Quiriat-jearim.
6
Y subió David con todo Israel a Baala de Quiriat-jearim, que está en Judá, para pasar de allí el arca de Jehová Dios, que mora entre los querubines, sobre la cual su nombre es invocado.
7
Y llevaron el arca de Dios de la casa de Abinadab en un carro nuevo; y Uza y Ahío guiaban el carro.
8
Y David y todo Israel se regocijaban delante de Dios con todas sus fuerzas, con cánticos, arpas, salterios, tamboriles, címbalos y trompetas.
9
Pero cuando llegaron a la era de Quidón, Uza extendió su mano al arca para sostenerla, porque los bueyes tropezaban.
10
Y el furor de Jehová se encendió contra Uza, y lo hirió, porque había extendido su mano al arca; y murió allí delante de Dios.
11
Y David tuvo pesar, porque Jehová había quebrantado a Uza; por lo que llamó aquel lugar Pérez-uza, hasta hoy.
12
Y David temió a Dios aquel día, y dijo: ¿Cómo he de traer a mi casa el arca de Dios?
13
Y no trajo David el arca a su casa en la ciudad de David, sino que la llevó a casa de Obed-edom geteo.
14
Y el arca de Dios estuvo con la familia de Obed-edom, en su casa, tres meses; y bendijo Jehová la casa de Obed-edom, y todo lo que tenía.
Capítulo 14
David edifica su casa
1
Hiram rey de Tiro envió a David embajadores, y madera de cedro, y albañiles y carpinteros, para que le edificasen una casa.
2
Y entendió David que Jehová lo había confirmado como rey sobre Israel, y que había exaltado su reino sobre su pueblo Israel.
3
Entonces David tomó también mujeres en Jerusalén, y engendró David más hijos e hijas.
4
Y estos son los nombres de los que le nacieron en Jerusalén: Samúa, Sobab, Natán, Salomón,
5
Ibhar, Elisúa, Elpelet,
6
Noga, Nefeg, Jafía,
7
Elisama, Beeliada y Elifelet.
8
Oyendo los filisteos que David había sido ungido rey sobre todo Israel, subieron todos los filisteos en busca de David. Y cuando David lo oyó, salió contra ellos.
9
Y vinieron los filisteos, y se extendieron por el valle de Refaim.
10
Entonces David consultó a Dios, diciendo: ¿Subiré contra los filisteos? ¿Los entregarás en mi mano? Y Jehová le dijo: Sube, porque yo los entregaré en tus manos.
11
Subieron, pues, a Baal-perazim, y allí los derrotó David. Dijo luego David: Dios rompió mis enemigos por mi mano, como se rompen las aguas. Por esto llamaron el nombre de aquel lugar Baal-perazim.
12
Y dejaron allí sus dioses, y David dijo que los quemasen.
13
Y volviendo los filisteos a extenderse por el valle,
14
David volvió a consultar a Dios, y Dios le dijo: No subas tras ellos, sino rodéalos, para venir a ellos por delante de las balsameras.
15
Y así que oigas venir un estruendo por las copas de las balsameras, sal luego a la batalla, porque Dios saldrá delante de ti y herirá el ejército de los filisteos.
16
Hizo, pues, David como Dios le mandó, y derrotaron al ejército de los filisteos desde Gabaón hasta Gezer.
17
Y la fama de David fue divulgada por todas aquellas tierras; y Jehová puso el temor de David sobre todas las naciones.
Capítulo 15
David traslada el arca a Jerusalén
1
Hizo David también casas para sí en la ciudad de David, y arregló un lugar para el arca de Dios, y le levantó una tienda.
2
Entonces dijo David: El arca de Dios no debe ser llevada sino por los levitas; porque a ellos ha elegido Jehová para que lleven el arca de Jehová, y le sirvan perpetuamente.
3
Y congregó David a todo Israel en Jerusalén, para que pasasen el arca de Jehová a su lugar, el cual le había él preparado.
4
Reunió también David a los hijos de Aarón y a los levitas;
5
de los hijos de Coat, Uriel el principal, y sus hermanos, ciento veinte.
6
De los hijos de Merari, Asaías el principal, y sus hermanos, doscientos veinte.
7
De los hijos de Gersón, Joel el principal, y sus hermanos, ciento treinta.
8
De los hijos de Elizafán, Semaías el principal, y sus hermanos, doscientos.
9
De los hijos de Hebrón, Eliel el principal, y sus hermanos, ochenta.
10
De los hijos de Uziel, Aminadab el principal, y sus hermanos, ciento doce.
11
Y llamó David a los sacerdotes Sadoc y Abiatar, y a los levitas Uriel, Asaías, Joel, Semaías, Eliel y Aminadab,
12
y les dijo: Vosotros que sois los principales padres de las familias de los levitas, santificaos, vosotros y vuestros hermanos, y pasad el arca de Jehová Dios de Israel al lugar que le he preparado;
13
pues por no haberlo hecho así vosotros la primera vez, Jehová nuestro Dios nos quebrantó, por cuanto no le buscamos según su ordenanza.
14
Así los sacerdotes y los levitas se santificaron para traer el arca de Jehová Dios de Israel.
15
Y los hijos de los levitas trajeron el arca de Dios puesta sobre sus hombros en las barras, como lo había mandado Moisés, conforme a la palabra de Jehová.
16
Asimismo dijo David a los principales de los levitas, que designasen de sus hermanos a cantores con instrumentos de música, con salterios y arpas y címbalos, que resonasen y alzasen la voz con alegría.
17
Y los levitas designaron a Hemán hijo de Joel; y de sus hermanos, a Asaf hijo de Berequías; y de los hijos de Merari y de sus hermanos, a Etán hijo de Cusaías.
18
Y con ellos a sus hermanos del segundo orden, a Zacarías, Jaaziel, Semiramot, Jehiel, Uni, Eliab, Benaía, Maasías, Matatías, Elifelehu, Micnías, Obed-edom y Jeiel, los porteros.
19
Así Hemán, Asaf y Etán, que eran cantores, sonaban címbalos de bronce.
20
Y Zacarías, Aziel, Semiramot, Jehiel, Uni, Eliab, Maasías y Benaía, con salterios sobre Alamot.
21
Matatías, Elifelehu, Micnías, Obed-edom, Jeiel y Azazías tenían arpas afinadas en la octava para dirigir.
22
Y Quenanías, principal de los levitas en la música, fue puesto para dirigir el canto, porque era entendido en ello.
23
Berequías y Elcana eran porteros del arca.
24
Y Sebanías, Josafat, Natanael, Amasai, Zacarías, Benaía y Eliezer, sacerdotes, tocaban las trompetas delante del arca de Dios; Obed-edom y Jehías eran también porteros del arca.
25
David, pues, y los ancianos de Israel y los capitanes de millares, fueron a traer el arca del pacto de Jehová, de casa de Obed-edom, con alegría.
26
Y ayudando Dios a los levitas que llevaban el arca del pacto de Jehová, sacrificaron siete novillos y siete carneros.
27
Y David iba vestido de lino fino, y también todos los levitas que llevaban el arca, y asimismo los cantores; y Quenanías era maestro de canto entre los cantores. Llevaba también David sobre sí un efod de lino.
28
De esta manera llevaba todo Israel el arca del pacto de Jehová, con júbilo y sonido de bocinas y trompetas y címbalos, y al son de salterios y arpas.
29
Pero cuando el arca del pacto de Jehová llegó a la ciudad de David, Mical, hija de Saúl, mirando por una ventana, vio al rey David que saltaba y danzaba; y lo menospreció en su corazón.
Capítulo 16
1
Así trajeron el arca de Dios, y la pusieron en medio de la tienda que David había levantado para ella; y ofrecieron holocaustos y sacrificios de paz delante de Dios.
2
Y cuando David acabó de ofrecer el holocausto y los sacrificios de paz, bendijo al pueblo en el nombre de Jehová.
3
Y repartió a todo Israel, así a hombres como a mujeres, a cada uno una torta de pan, una pieza de carne, y una torta de pasas.
4
Y puso delante del arca de Jehová ministros de los levitas, para que recordasen y confesasen y loasen a Jehová Dios de Israel:
5
Asaf el primero; el segundo después de él, Zacarías; Jeiel, Semiramot, Jehiel, Matatías, Eliab, Benaía, Obed-edom y Jeiel, con sus instrumentos de salterios y arpas; pero Asaf sonaba los címbalos.
6
También los sacerdotes Benaía y Jahaziel sonaban continuamente las trompetas delante del arca del pacto de Dios.
7
Entonces, en aquel día, David comenzó a aclamar a Jehová por mano de Asaf y de sus hermanos:
8
Alabad a Jehová, invocad su nombre, Dad a conocer en los pueblos sus obras.
9
Cantad a él, cantadle salmos; Hablad de todas sus maravillas.
10
Gloriaos en su santo nombre; Alégrese el corazón de los que buscan a Jehová.
11
Buscad a Jehová y su poder; Buscad su rostro continuamente.
12
Haced memoria de las maravillas que ha hecho, De sus prodigios, y de los juicios de su boca,
13
Oh vosotros, hijos de Israel su siervo, Hijos de Jacob, sus escogidos.
14
Jehová, él es nuestro Dios; Sus juicios están en toda la tierra.
15
El hace memoria de su pacto perpetuamente, Y de la palabra que él mandó para mil generaciones;
16
Del pacto que concertó con Abraham, Y de su juramento a Isaac;
17
El cual confirmó a Jacob por estatuto, Y a Israel por pacto sempiterno,
18
Diciendo: A ti daré la tierra de Canaán, Porción de tu heredad.
19
Cuando ellos eran pocos en número, Pocos y forasteros en ella,
20
Y andaban de nación en nación, Y de un reino a otro pueblo,
21
No permitió que nadie los oprimiese; Antes por amor de ellos castigó a los reyes.
22
No toquéis, dijo, a mis ungidos, Ni hagáis mal a mis profetas.
23
Cantad a Jehová toda la tierra, Proclamad de día en día su salvación.
24
Cantad entre las gentes su gloria, Y en todos los pueblos sus maravillas.
25
Porque grande es Jehová, y digno de suprema alabanza, Y de ser temido sobre todos los dioses.
26
Porque todos los dioses de los pueblos son ídolos; Mas Jehová hizo los cielos.
27
Alabanza y magnificencia delante de él; Poder y alegría en su morada.
28
Tributad a Jehová, oh familias de los pueblos, Dad a Jehová gloria y poder.
29
Dad a Jehová la honra debida a su nombre; Traed ofrenda, y venid delante de él; Postraos delante de Jehová en la hermosura de la santidad.
30
Temed en su presencia, toda la tierra; El mundo será aún establecido, para que no se conmueva.
31
Alégrense los cielos, y gócese la tierra, Y digan en las naciones: Jehová reina.
32
Resuene el mar, y su plenitud; Alégrese el campo, y todo lo que contiene.
33
Entonces cantarán los árboles de los bosques delante de Jehová, Porque viene a juzgar la tierra.
34
Aclamad a Jehová, porque él es bueno; Porque su misericordia es eterna.
35
Y decid: Sálvanos, oh Dios, salvación nuestra; Recógenos, y líbranos de las naciones, Para que confesemos tu santo nombre, Y nos gloriemos en tus alabanzas.
36
Bendito sea Jehová Dios de Israel, De eternidad a eternidad. Y dijo todo el pueblo, Amén, y alabó a Jehová.
37
Y dejó allí, delante del arca del pacto de Jehová, a Asaf y a sus hermanos, para que ministrasen de continuo delante del arca, cada cosa en su día;
38
y a Obed-edom y a sus sesenta y ocho hermanos; y a Obed-edom hijo de Jedutún y a Hosa como porteros.
39
Asimismo al sacerdote Sadoc, y a los sacerdotes sus hermanos, delante del tabernáculo de Jehová en el lugar alto que estaba en Gabaón,
40
para que sacrificasen continuamente, a mañana y tarde, holocaustos a Jehová en el altar del holocausto, conforme a todo lo que está escrito en la ley de Jehová, que él prescribió a Israel;
41
y con ellos a Hemán, a Jedutún y a los otros escogidos declarados por sus nombres, para glorificar a Jehová, porque es eterna su misericordia.
42
Con ellos a Hemán y a Jedutún con trompetas y címbalos para los que tocaban, y con otros instrumentos de música de Dios; y a los hijos de Jedutún para porteros.
43
Y todo el pueblo se fue cada uno a su casa; y David se volvió para bendecir su casa.
Capítulo 17
Dios promete a David una casa estable
1
Aconteció que morando David en su casa, dijo David al profeta Natán: He aquí yo habito en casa de cedro, y el arca del pacto de Jehová debajo de cortinas.
2
Y Natán dijo a David: Haz todo lo que está en tu corazón, porque Dios está contigo.
3
En aquella misma noche vino palabra de Dios a Natán, diciendo:
4
Ve y di a David mi siervo: Así ha dicho Jehová: Tú no me edificarás casa en que habite.
5
Porque no he habitado en casa alguna desde el día que saqué a los hijos de Israel hasta hoy; antes estuve de tienda en tienda, y de tabernáculo en tabernáculo.
6
Por dondequiera que anduve con todo Israel, ¿hablé una palabra a alguno de los jueces de Israel, a los cuales mandé que apacentasen a mi pueblo, para decirles: ¿Por qué no me edificáis una casa de cedro?
7
Por tanto, ahora dirás a mi siervo David: Así ha dicho Jehová de los ejércitos: Yo te tomé del redil, de detrás de las ovejas, para que fueses príncipe sobre mi pueblo Israel;
8
y he estado contigo en todo cuanto has andado, y he cortado a todos tus enemigos de delante de ti, y te haré gran nombre, como el nombre de los grandes en la tierra.
9
Asimismo he dispuesto lugar para mi pueblo Israel, y lo he plantado para que habite en él y no sea más removido; ni los hijos de iniquidad lo consumirán más, como antes,
10
y desde el tiempo que puse los jueces sobre mi pueblo Israel; mas humillaré a todos tus enemigos. Te hago saber, además, que Jehová te edificará casa.
11
Y cuando tus días sean cumplidos para irte con tus padres, levantaré descendencia después de ti, a uno de entre tus hijos, y afirmaré su reino.
12
El me edificará casa, y yo confirmaré su trono eternamente.
13
Yo le seré por padre, y él me será por hijo; y no quitaré de él mi misericordia, como la quité de aquel que fue antes de ti;
14
sino que lo confirmaré en mi casa y en mi reino eternamente, y su trono será firme para siempre.
15
Conforme a todas estas palabras, y conforme a toda esta visión, así habló Natán a David.
16
Y entró el rey David y estuvo delante de Jehová, y dijo: Jehová Dios, ¿quién soy yo, y cuál es mi casa, para que me hayas traído hasta este lugar?
17
Y aun esto, oh Dios, te ha parecido poco, pues que has hablado de la casa de tu siervo para tiempo más lejano, y me has mirado como a un hombre excelente, oh Jehová Dios.
18
¿Qué más puede añadir David pidiendo de ti para glorificar a tu siervo? Mas tú conoces a tu siervo.
19
Oh Jehová, por amor de tu siervo y según tu corazón, has hecho toda esta grandeza, para hacer notorias todas tus grandezas.
20
Jehová, no hay semejante a ti, ni hay Dios sino tú, según todas las cosas que hemos oído con nuestros oídos.
21
¿Y qué pueblo hay en la tierra como tu pueblo Israel, cuyo Dios fuese y se redimiese un pueblo, para hacerte nombre con grandezas y maravillas, echando a las naciones de delante de tu pueblo, que tú rescataste de Egipto?
22
Tú has constituido a tu pueblo Israel por pueblo tuyo para siempre; y tú, Jehová, has venido a ser su Dios.
23
Ahora pues, Jehová, la palabra que has hablado acerca de tu siervo y de su casa, sea firme para siempre, y haz como has dicho.
24
Permanezca, pues, y sea engrandecido tu nombre para siempre, a fin de que se diga: Jehová de los ejércitos, Dios de Israel, es Dios para Israel. Y sea la casa de tu siervo David firme delante de ti.
25
Porque tú, Dios mío, revelaste al oído a tu siervo que le has de edificar casa; por eso ha hallado tu siervo motivo para orar delante de ti.
26
Ahora pues, Jehová, tú eres el Dios que has hablado de tu siervo este bien;
27
y ahora has querido bendecir la casa de tu siervo, para que permanezca perpetuamente delante de ti; porque tú, Jehová, la has bendecido, y será bendita para siempre.
Capítulo 18
Victorias militares de David
1
Después de estas cosas aconteció que David derrotó a los filisteos, y los humilló, y tomó a Gat y sus villas de mano de los filisteos.
2
También derrotó a Moab, y los moabitas fueron siervos de David, trayéndole presentes.
3
Asimismo derrotó David a Hadad-ezer rey de Soba, en Hamat, yendo éste a asegurar su dominio junto al río Eufrates.
4
Y le tomó David mil carros, siete mil de a caballo, y veinte mil hombres de a pie; y desjarretó David los caballos de todos los carros, excepto los de cien carros que dejó.
5
Y viniendo los sirios de Damasco en ayuda de Hadad-ezer rey de Soba, David hirió de ellos veintidós mil hombres.
6
Y puso David guarnición en Siria de Damasco, y los sirios fueron hechos siervos de David, trayéndole presentes; porque Jehová daba la victoria a David dondequiera que iba.
7
Tomó también David los escudos de oro que llevaban los siervos de Hadad-ezer, y los trajo a Jerusalén.
8
Asimismo de Tibhat y de Cun, ciudades de Hadad-ezer, tomó David muchísimo bronce, con el que Salomón hizo el mar de bronce, las columnas, y utensilios de bronce.
9
Y oyendo Toi rey de Hamat que David había deshecho todo el ejército de Hadad-ezer rey de Soba,
10
envió a Adoram su hijo al rey David, para saludarle y bendecirle por haber peleado con Hadad-ezer y haberle vencido; porque Toi tenía guerra contra Hadad-ezer. Le envió también toda clase de utensilios de oro, de plata y de bronce;
11
los cuales el rey David dedicó a Jehová, con la plata y el oro que había tomado de todas las naciones de Edom, de Moab, de los hijos de Amón, de los filisteos y de Amalec.
12
Además de esto, Abisai hijo de Sarvia destrozó en el valle de la Sal a dieciocho mil edomitas.
13
Y puso guarnición en Edom, y todos los edomitas fueron siervos de David; porque Jehová daba el triunfo a David dondequiera que iba.
14
Reinó David sobre todo Israel, y juzgaba con justicia a todo su pueblo.
15
Y Joab hijo de Sarvia era general del ejército, y Josafat hijo de Ahilud, canciller.
16
Sadoc hijo de Ahitob y Abimelec hijo de Abiatar eran sacerdotes, y Savsa, secretario.
17
Y Benaía hijo de Joiada estaba sobre los cereteos y peleteos; y los hijos de David eran los príncipes cerca del rey.
Capítulo 19
El rey de Amón afrenta a David
1
Después de estas cosas aconteció que murió Nahas rey de los hijos de Amón, y reinó en su lugar su hijo.
2
Y dijo David: Manifestaré misericordia con Hanún hijo de Nahas, porque también su padre me mostró misericordia. Así David envió embajadores que lo consolasen de la muerte de su padre. Pero cuando llegaron los siervos de David a la tierra de los hijos de Amón a Hanún, para consolarle,
3
los príncipes de los hijos de Amón dijeron a Hanún: ¿A tu parecer honra David a tu padre, que te ha enviado consoladores? ¿No vienen más bien sus siervos a ti para espiar, e inquirir, y reconocer la tierra?
4
Entonces Hanún tomó los siervos de David y los rapó, y les cortó los vestidos por la mitad, hasta las nalgas, y los despachó.
5
Se fueron luego, y cuando llegó a David la noticia sobre aquellos varones, él envió a recibirlos, porque estaban muy afrentados. El rey mandó que les dijeran: Estaos en Jericó hasta que os crezca la barba, y entonces volveréis.
6
Y viendo los hijos de Amón que se habían hecho odiosos a David, Hanún y los hijos de Amón enviaron mil talentos de plata para tomar a sueldo carros y gente de a caballo de Mesopotamia, de Siria, de Maaca y de Soba.
7
Y tomaron a sueldo treinta y dos mil carros, y al rey de Maaca y a su ejército, los cuales vinieron y acamparon delante de Medeba. Y se juntaron también los hijos de Amón de sus ciudades, y vinieron a la guerra.
8
Oyéndolo David, envió a Joab con todo el ejército de los hombres valientes.
9
Y los hijos de Amón salieron, y ordenaron la batalla a la entrada de la ciudad; y los reyes que habían venido estaban aparte en el campo.
10
Y viendo Joab que el ataque contra él había sido dispuesto por el frente y por la retaguardia, escogió de los más aventajados que había en Israel, y con ellos ordenó su ejército contra los sirios.
11
Puso luego el resto de la gente en mano de Abisai su hermano, y los ordenó en batalla contra los amonitas.
12
Y dijo: Si los sirios fueren más fuertes que yo, tú me ayudarás; y si los amonitas fueren más fuertes que tú, yo te ayudaré.
13
Esfuérzate, y esforcémonos por nuestro pueblo, y por las ciudades de nuestro Dios; y haga Jehová lo que bien le parezca.
14
Entonces se acercó Joab y el pueblo que tenía consigo, para pelear contra los sirios; mas ellos huyeron delante de él.
15
Y los hijos de Amón, viendo que los sirios habían huido, huyeron también ellos delante de Abisai su hermano, y entraron en la ciudad. Entonces Joab volvió a Jerusalén.
16
Viendo los sirios que habían caído delante de Israel, enviaron embajadores, y trajeron a los sirios que estaban al otro lado del Eufrates, cuyo capitán era Sofac, general del ejército de Hadad-ezer.
17
Luego que fue dado aviso a David, reunió a todo Israel, y cruzando el Jordán vino a ellos, y ordenó batalla contra ellos. Y cuando David hubo ordenado su tropa contra ellos, pelearon contra él los sirios.
18
Mas el pueblo sirio huyó delante de Israel; y mató David de los sirios a siete mil hombres de los carros, y cuarenta mil hombres de a pie; asimismo mató a Sofac general del ejército.
19
Y viendo los siervos de Hadad-ezer que habían caído delante de Israel, concertaron paz con David, y fueron sus siervos; y el pueblo sirio nunca más quiso ayudar a los hijos de Amón.
Capítulo 20
David captura a Rabat-amón
1
Aconteció a la vuelta del año, en el tiempo que suelen los reyes salir a la guerra, que Joab sacó las fuerzas del ejército, y destruyó la tierra de los hijos de Amón, y vino y sitió a Rabá. Mas David estaba en Jerusalén; y Joab batió a Rabá, y la destruyó.
2
Y tomó David la corona de encima de la cabeza del rey de Rabá, y la halló de peso de un talento de oro, y había en ella piedras preciosas; y fue puesta sobre la cabeza de David. Además de esto sacó de la ciudad muy grande botín.
3
Sacó también al pueblo que estaba en ella, y lo puso a trabajar con sierras, con trillos de hierro y con hachas. Lo mismo hizo David a todas las ciudades de los hijos de Amón. Y volvió David con todo el pueblo a Jerusalén.
4
Después de esto aconteció que se levantó guerra en Gezer contra los filisteos; y Sibecai husatita mató a Sipai, de los descendientes de los gigantes; y fueron humillados.
5
Volvió a levantarse guerra contra los filisteos; y Elhanán hijo de Jair mató a Lahmi, hermano de Goliat geteo, el asta de cuya lanza era como un rodillo de telar.
6
Y volvió a haber guerra en Gat, donde había un hombre de grande estatura, el cual tenía seis dedos en pies y manos, veinticuatro por todos; y era descendiente de los gigantes.
7
Este hombre injurió a Israel, pero lo mató Jonatán, hijo de Simea hermano de David.
8
Estos eran descendientes de los gigantes en Gat, los cuales cayeron por mano de David y de sus siervos.
Capítulo 21
Censo militar de David
1
Pero Satanás se levantó contra Israel, e incitó a David a que hiciese censo de Israel.
2
Y dijo David a Joab y a los príncipes del pueblo: Id, haced censo de Israel desde Beerseba hasta Dan, e informadme sobre el número de ellos para que yo lo sepa.
3
Y dijo Joab: Añada Jehová a su pueblo cien veces más, rey señor mío; ¿no son todos éstos siervos de mi señor? ¿Para qué procura mi señor esto, que será para pecado a Israel?
4
Mas la orden del rey pudo más que Joab. Salió, por tanto, Joab, y recorrió todo Israel, y volvió a Jerusalén y dio la cuenta del número del pueblo a David.
5
Y había en todo Israel un millón cien mil que sacaban espada, y de Judá cuatrocientos setenta mil hombres que sacaban espada.
6
Entre éstos no fueron contados los levitas, ni los hijos de Benjamín, porque la orden del rey era abominable a Joab.
7
Asimismo esto desagradó a Dios, e hirió a Israel.
8
Entonces dijo David a Dios: He pecado gravemente al hacer esto; te ruego que quites la iniquidad de tu siervo, porque he hecho muy locamente.
9
Y habló Jehová a Gad, vidente de David, diciendo:
10
Ve y habla a David, y dile: Así ha dicho Jehová: Tres cosas te propongo; escoge de ellas una que yo haga contigo.
11
Y viniendo Gad a David, le dijo: Así ha dicho Jehová:
12
Escoge para ti: o tres años de hambre, o por tres meses ser derrotado delante de tus enemigos con la espada de tus adversarios, o por tres días la espada de Jehová, esto es, la peste en la tierra, y que el ángel de Jehová haga destrucción en todos los términos de Israel. Mira, pues, qué responderé al que me ha enviado.
13
Entonces David dijo a Gad: Estoy en grande angustia. Ruego que yo caiga en la mano de Jehová, porque sus misericordias son muchas en extremo; pero que no caiga en manos de hombres.
14
Así Jehová envió una peste en Israel, y murieron de Israel setenta mil hombres.
15
Y envió Jehová el ángel a Jerusalén para destruirla; pero cuando él estaba destruyendo, miró Jehová y se arrepintió de aquel mal, y dijo al ángel que destruía: Basta ya; detén tu mano. El ángel de Jehová estaba junto a la era de Ornán jebuseo.
16
Y alzando David sus ojos, vio al ángel de Jehová, que estaba entre el cielo y la tierra, con una espada desnuda en su mano, extendida contra Jerusalén. Entonces David y los ancianos se postraron sobre sus rostros, cubiertos de cilicio.
17
Y dijo David a Dios: ¿No soy yo el que hizo contar el pueblo? Yo mismo soy el que pequé, y ciertamente he hecho mal; pero estas ovejas, ¿qué han hecho? Jehová Dios mío, sea ahora tu mano contra mi, y contra la casa de mi padre, y no venga la peste sobre tu pueblo.
18
Y el ángel de Jehová ordenó a Gad que dijese a David que subiese y construyese un altar a Jehová en la era de Ornán jebuseo.
19
Entonces David subió, conforme a la palabra que Gad le había dicho en nombre de Jehová.
20
Y volviéndose Ornán, vio al ángel, por lo que se escondieron cuatro hijos suyos que con él estaban. Y Ornán trillaba el trigo.
21
Y viniendo David a Ornán, miró Ornán, y vio a David; y saliendo de la era, se postró en tierra ante David.
22
Entonces dijo David a Ornán: Dame este lugar de la era, para que edifique un altar a Jehová; dámelo por su cabal precio, para que cese la mortandad en el pueblo.
23
Y Ornán respondió a David: Tómala para ti, y haga mi señor el rey lo que bien le parezca; y aun los bueyes daré para el holocausto, y los trillos para leña, y trigo para la ofrenda; yo lo doy todo.
24
Entonces el rey David dijo a Ornán: No, sino que efectivamente la compraré por su justo precio; porque no tomaré para Jehová lo que es tuyo, ni sacrificaré holocausto que nada me cueste.
25
Y dio David a Ornán por aquel lugar el peso de seiscientos siclos de oro.
26
Y edificó allí David un altar a Jehová, en el que ofreció holocaustos y ofrendas de paz, e invocó a Jehová, quien le respondió por fuego desde los cielos en el altar del holocausto.
27
Entonces Jehová habló al ángel, y éste volvió su espada a la vaina.
28
Viendo David que Jehová le había oído en la era de Ornán jebuseo, ofreció sacrificios allí.
29
Y el tabernáculo de Jehová que Moisés había hecho en el desierto, y el altar del holocausto, estaban entonces en el lugar alto de Gabaón;
30
pero David no pudo ir allá a consultar a Dios, porque estaba atemorizado a causa de la espada del ángel de Jehová.
Capítulo 22
Preparativos para el templo
1
Y dijo David: Aquí estará la casa de Jehová Dios, y aquí el altar del holocausto para Israel.
2
Después mandó David que se reuniese a los extranjeros que había en la tierra de Israel, y señaló de entre ellos canteros que labrasen piedras para edificar la casa de Dios.
3
Asimismo preparó David mucho hierro para la clavazón de las puertas, y para las junturas; y mucho bronce sin peso, y madera de cedro sin cuenta.
4
Porque los sidonios y tirios habían traído a David abundancia de madera de cedro.
5
Y dijo David: Salomón mi hijo es muchacho y de tierna edad, y la casa que se ha de edificar a Jehová ha de ser magnífica por excelencia, para renombre y honra en todas las tierras; ahora, pues, yo le prepararé lo necesario. Y David antes de su muerte hizo preparativos en gran abundancia.
6
Llamó entonces David a Salomón su hijo, y le mandó que edificase casa a Jehová Dios de Israel.
7
Y dijo David a Salomón: Hijo mío, en mi corazón tuve el edificar templo al nombre de Jehová mi Dios.
8
Mas vino a mí palabra de Jehová, diciendo: Tú has derramado mucha sangre, y has hecho grandes guerras; no edificarás casa a mi nombre, porque has derramado mucha sangre en la tierra delante de mí.
9
He aquí te nacerá un hijo, el cual será varón de paz, porque yo le daré paz de todos sus enemigos en derredor; por tanto, su nombre será Salomón, y yo daré paz y reposo sobre Israel en sus días.
10
El edificará casa a mi nombre, y él me será a mí por hijo, y yo le seré por padre; y afirmaré el trono de su reino sobre Israel para siempre.
11
Ahora pues, hijo mío, Jehová esté contigo, y seas prosperado, y edifiques casa a Jehová tu Dios, como él ha dicho de ti.
12
Y Jehová te dé entendimiento y prudencia, para que cuando gobiernes a Israel, guardes la ley de Jehová tu Dios.
13
Entonces serás prosperado, si cuidares de poner por obra los estatutos y decretos que Jehová mandó a Moisés para Israel. Esfuérzate, pues, y cobra ánimo; no temas, ni desmayes.
14
He aquí, yo con grandes esfuerzos he preparado para la casa de Jehová cien mil talentos de oro, y un millón de talentos de plata, y bronce y hierro sin medida, porque es mucho. Asimismo he preparado madera y piedra, a lo cual tú añadirás.
15
Tú tienes contigo muchos obreros, canteros, albañiles, carpinteros, y todo hombre experto en toda obra.
16
Del oro, de la plata, del bronce y del hierro, no hay cuenta. Levántate, y manos a la obra; y Jehová esté contigo.
17
Asimismo mandó David a todos los principales de Israel que ayudasen a Salomón su hijo, diciendo:
18
¿No está con vosotros Jehová vuestro Dios, el cual os ha dado paz por todas partes? Porque él ha entregado en mi mano a los moradores de la tierra, y la tierra ha sido sometida delante de Jehová, y delante de su pueblo.
19
Poned, pues, ahora vuestros corazones y vuestros ánimos en buscar a Jehová vuestro Dios; y levantaos, y edificad el santuario de Jehová Dios, para traer el arca del pacto de Jehová, y los utensilios consagrados a Dios, a la casa edificada al nombre de Jehová.
Capítulo 23
Levitas para las tareas del templo
1
Siendo, pues, David ya viejo y lleno de días, hizo a Salomón su hijo rey sobre Israel.
2
Y juntando a todos los principales de Israel, y a los sacerdotes y levitas,
3
fueron contados los levitas de treinta años arriba; y fue el número de ellos por sus cabezas, contados uno por uno, treinta y ocho mil.
4
De éstos, veinticuatro mil para dirigir la obra de la casa de Jehová, y seis mil para gobernadores y jueces.
5
Además, cuatro mil porteros, y cuatro mil para alabar a Jehová, dijo David, con los instrumentos que he hecho para tributar alabanzas.
6
Y los repartió David en grupos conforme a los hijos de Leví: Gersón, Coat y Merari.
7
Los hijos de Gersón: Laadán y Simei.
8
Los hijos de Laadán, tres: Jehiel el primero, después Zetam y Joel.
9
Los hijos de Simei, tres: Selomit, Haziel y Harán. Estos fueron los jefes de las familias de Laadán.
10
Y los hijos de Simei: Jahat, Zina, Jeús y Bería. Estos cuatro fueron los hijos de Simei.
11
Jahat era el primero, y Zina el segundo; pero Jeús y Bería no tuvieron muchos hijos, por lo cual fueron contados como una familia.
12
Los hijos de Coat: Amram, Izhar, Hebrón y Uziel, ellos cuatro.
13
Los hijos de Amram: Aarón y Moisés. Y Aarón fue apartado para ser dedicado a las cosas más santas, él y sus hijos para siempre, para que quemasen incienso delante de Jehová, y le ministrasen y bendijesen en su nombre, para siempre.
14
Y los hijos de Moisés varón de Dios fueron contados en la tribu de Leví.
15
Los hijos de Moisés fueron Gersón y Eliezer.
16
Hijo de Gersón fue Sebuel el jefe.
17
E hijo de Eliezer fue Rehabías el jefe. Y Eliezer no tuvo otros hijos; mas los hijos de Rehabías fueron muchos.
18
Hijo de Izhar fue Selomit el jefe.
19
Los hijos de Hebrón: Jerías el jefe, Amarías el segundo, Jahaziel el tercero, y Jecamán el cuarto.
20
Los hijos de Uziel: Micaía el jefe, e Isías el segundo.
21
Los hijos de Merari: Mahli y Musi. Los hijos de Mahli: Eleazar y Cis.
22
Y murió Eleazar sin hijos; pero tuvo hijas, y los hijos de Cis, sus parientes, las tomaron por mujeres.
23
Los hijos de Musi: Mahli, Edar y Jeremot, ellos tres.
24
Estos son los hijos de Leví en las familias de sus padres, jefes de familias según el censo de ellos, contados por sus nombres, por sus cabezas, de veinte años arriba, los cuales trabajaban en el ministerio de la casa de Jehová.
25
Porque David dijo: Jehová Dios de Israel ha dado paz a su pueblo Israel, y él habitará en Jerusalén para siempre.
26
Y también los levitas no tendrán que llevar más el tabernáculo y todos los utensilios para su ministerio.
27
Así que, conforme a las postreras palabras de David, se hizo la cuenta de los hijos de Leví de veinte años arriba.
28
Y estaban bajo las órdenes de los hijos de Aarón para ministrar en la casa de Jehová, en los atrios, en las cámaras, y en la purificación de toda cosa santificada, y en la demás obra del ministerio de la casa de Dios.
29
Asimismo para los panes de la proposición, para la flor de harina para el sacrificio, para las hojuelas sin levadura, para lo preparado en sartén, para lo tostado, y para toda medida y cuenta;
30
y para asistir cada mañana todos los días a dar gracias y tributar alabanzas a Jehová, y asimismo por la tarde;
31
y para ofrecer todos los holocaustos a Jehová los días de reposo, lunas nuevas y fiestas solemnes, según su número y de acuerdo con su rito, continuamente delante de Jehová;
32
y para que tuviesen la guarda del tabernáculo de reunión, y la guarda del santuario, bajo las órdenes de los hijos de Aarón sus hermanos, en el ministerio de la casa de Jehová.
Capítulo 24
Sacerdotes para servir en el templo
1
También los hijos de Aarón fueron distribuidos en grupos. Los hijos de Aarón: Nadab, Abiú, Eleazar e Itamar.
2
Mas como Nadab y Abiú murieron antes que su padre, y no tuvieron hijos, Eleazar e Itamar ejercieron el sacerdocio.
3
Y David, con Sadoc de los hijos de Eleazar, y Ahimelec de los hijos de Itamar, los repartió por sus turnos en el ministerio.
4
Y de los hijos de Eleazar había más varones principales que de los hijos de Itamar; y los repartieron así: De los hijos de Eleazar, dieciséis cabezas de casas paternas; y de los hijos de Itamar, por sus casas paternas, ocho.
5
Los repartieron, pues, por suerte los unos con los otros; porque de los hijos de Eleazar y de los hijos de Itamar hubo príncipes del santuario, y príncipes de la casa de Dios.
6
Y el escriba Semaías hijo de Natanael, de los levitas, escribió sus nombres en presencia del rey y de los príncipes, y delante de Sadoc el sacerdote, de Ahimelec hijo de Abiatar y de los jefes de las casas paternas de los sacerdotes y levitas, designando por suerte una casa paterna para Eleazar, y otra para Itamar.
7
La primera suerte tocó a Joiarib, la segunda a Jedaías,
8
la tercera a Harim, la cuarta a Seorim,
9
la quinta a Malquías, la sexta a Mijamín,
10
la séptima a Cos, la octava a Abías,
11
la novena a Jesúa, la décima a Secanías,
12
la undécima a Eliasib, la duodécima a Jaquim,
13
la decimatercera a Hupa, la decimacuarta a Jesebeab,
14
la decimaquinta a Bilga, la decimasexta a Imer,
15
la decimaséptima a Hezir, la decimaoctava a Afses,
16
la decimanovena a Petaías, la vigésima a Hezequiel,
17
la vigesimaprimera a Jaquín, la vigesimasegunda a Gamul,
18
la vigesimatercera a Delaía, la vigesimacuarta a Maazías.
19
Estos fueron distribuidos para su ministerio, para que entrasen en la casa de Jehová, según les fue ordenado por Aarón su padre, de la manera que le había mandado Jehová el Dios de Israel.
20
Y de los hijos de Leví que quedaron: Subael, de los hijos de Amram; y de los hijos de Subael, Jehedías.
21
Y de los hijos de Rehabías, Isías el jefe.
22
De los izharitas, Selomot; e hijo de Selomot, Jahat.
23
De los hijos de Hebrón: Jerías el jefe, el segundo Amarías, el tercero Jahaziel, el cuarto Jecamán.
24
Hijo de Uziel, Micaía; e hijo de Micaía, Samir.
25
Hermano de Micaía, Isías; e hijo de Isías, Zacarías.
26
Los hijos de Merari: Mahli y Musi; hijo de Jaazías, Beno.
27
Los hijos de Merari por Jaazías: Beno, Soham, Zacur e Ibri.
28
Y de Mahli, Eleazar, quien no tuvo hijos.
29
Hijo de Cis, Jerameel.
30
Los hijos de Musi: Mahli, Edar y Jerimot. Estos fueron los hijos de los levitas conforme a sus casas paternas.
31
Estos también echaron suertes, como sus hermanos los hijos de Aarón, delante del rey David, y de Sadoc y de Ahimelec, y de los jefes de las casas paternas de los sacerdotes y levitas; el principal de los padres igualmente que el menor de sus hermanos.
Capítulo 25
Músicos y cantores para el templo
1
Asimismo David y los jefes del ejército apartaron para el ministerio a los hijos de Asaf, de Hemán y de Jedutún, para que profetizasen con arpas, salterios y címbalos; y el número de ellos, hombres idóneos para la obra de su ministerio, fue:
2
De los hijos de Asaf: Zacur, José, Netanías y Asarela, hijos de Asaf, bajo la dirección de Asaf, el cual profetizaba bajo las órdenes del rey.
3
De los hijos de Jedutún: Gedalías, Zeri, Jesaías, Hasabías, Matatías y Simei; seis, bajo la dirección de su padre Jedutún, el cual profetizaba con arpa, para aclamar y alabar a Jehová.
4
De los hijos de Hemán: Buquías, Matanías, Uziel, Sebuel, Jeremot, Hananías, Hanani, Eliata, Gidalti, Romanti-ezer, Josbecasa, Maloti, Hotir y Mahaziot.
5
Todos éstos fueron hijos de Hemán, vidente del rey en las cosas de Dios, para exaltar su poder; y Dios dio a Hemán catorce hijos y tres hijas.
6
Y todos éstos estaban bajo la dirección de su padre en la música, en la casa de Jehová, con címbalos, salterios y arpas, para el ministerio del templo de Dios. Asaf, Jedutún y Hemán estaban por disposición del rey.
7
Y el número de ellos, con sus hermanos, instruidos en el canto para Jehová, todos los aptos, fue doscientos ochenta y ocho.
8
Y echaron suertes para servir por turnos, entrando el pequeño con el grande, lo mismo el maestro que el discípulo.
9
La primera suerte salió por Asaf, para José; la segunda para Gedalías, quien con sus hermanos e hijos fueron doce.
10
la tercera para Zacur, con sus hijos y sus hermanos, doce;
11
la cuarta para Izri, con sus hijos y sus hermanos, doce;
12
la quinta para Netanías, con sus hijos y sus hermanos, doce;
13
la sexta para Buquías, con sus hijos y sus hermanos, doce;
14
la séptima para Jesarela, con sus hijos y sus hermanos, doce;
15
la octava para Jesahías, con sus hijos y sus hermanos, doce;
16
la novena para Matanías, con sus hijos y sus hermanos, doce;
17
la décima para Simei, con sus hijos y sus hermanos, doce;
18
la undécima para Azareel, con sus hijos y sus hermanos, doce;
19
la duodécima para Hasabías, con sus hijos y sus hermanos, doce;
20
la decimatercera para Subael, con sus hijos y sus hermanos, doce;
21
la decimacuarta para Matatías, con sus hijos y sus hermanos, doce;
22
la decimaquinta para Jeremot, con sus hijos y sus hermanos, doce;
23
la decimasexta para Hananías, con sus hijos y sus hermanos, doce;
24
la decimaséptima para Josbecasa, con sus hijos y sus hermanos, doce;
25
la decimaoctava para Hanani, con sus hijos y sus hermanos, doce;
26
la decimanovena para Maloti, con sus hijos y sus hermanos, doce;
27
la vigésima para Eliata, con sus hijos y sus hermanos, doce;
28
la vigesimaprimera para Hotir, con sus hijos y sus hermanos, doce;
29
la vigesimasegunda para Gidalti, con sus hijos y sus hermanos, doce;
30
la vigesimatercera para Mahaziot, con sus hijos y sus hermanos, doce;
31
la vigesimacuarta para Romanti-ezer, con sus hijos y sus hermanos, doce.
Capítulo 26
Porteros para el templo
1
También fueron distribuidos los porteros: de los coreítas, Meselemías hijo de Coré, de los hijos de Asaf.
2
Los hijos de Meselemías: Zacarías el primogénito, Jediael el segundo, Zebadías el tercero, Jatniel el cuarto,
3
Elam el quinto, Johanán el sexto, Elioenai el séptimo.
4
Los hijos de Obed-edom: Semaías el primogénito, Jozabad el segundo, Joa el tercero, el cuarto Sacar, el quinto Natanael,
5
el sexto Amiel, el séptimo Isacar, el octavo Peultai; porque Dios había bendecido a Obed-edom.
6
También de Semaías su hijo nacieron hijos que fueron señores sobre la casa de sus padres; porque eran varones valerosos y esforzados.
7
Los hijos de Semaías: Otni, Rafael, Obed, Elzabad, y sus hermanos, hombres esforzados; asimismo Eliú y Samaquías.
8
Todos éstos de los hijos de Obed-edom; ellos con sus hijos y sus hermanos, hombres robustos y fuertes para el servicio; sesenta y dos, de Obed-edom.
9
Y los hijos de Meselemías y sus hermanos, dieciocho hombres valientes.
10
De Hosa, de los hijos de Merari: Simri el jefe (aunque no era el primogénito, mas su padre lo puso por jefe),
11
el segundo Hilcías, el tercero Tebalías, el cuarto Zacarías; todos los hijos de Hosa y sus hermanos fueron trece.
12
Entre éstos se hizo la distribución de los porteros, alternando los principales de los varones en la guardia con sus hermanos, para servir en la casa de Jehová.
13
Echaron suertes, el pequeño con el grande, según sus casas paternas, para cada puerta.
14
Y la suerte para la del oriente cayó a Selemías. Y metieron en las suertes a Zacarías su hijo, consejero entendido; y salió la suerte suya para la del norte.
15
Y para Obed-edom la puerta del sur, y a sus hijos la casa de provisiones del templo.
16
Para Supim y Hosa, la del occidente, la puerta de Salequet, en el camino de la subida, correspondiéndose guardia con guardia.
17
Al oriente seis levitas, al norte cuatro de día; al sur cuatro de día; y a la casa de provisiones de dos en dos.
18
En la cámara de los utensilios al occidente, cuatro al camino, y dos en la cámara.
19
Estas son las distribuciones de los porteros, hijos de los coreítas y de los hijos de Merari.
20
Y de los levitas, Ahías tenía cargo de los tesoros de la casa de Dios, y de los tesoros de las cosas santificadas.
21
Cuanto a los hijos de Laadán hijo de Gersón: de Laadán, los jefes de las casas paternas de Laadán gersonita fueron los jehielitas.
22
Los hijos de Jehieli, Zetam y Joel su hermano, tuvieron cargo de los tesoros de la casa de Jehová.
23
De entre los amramitas, de los izharitas, de los hebronitas y de los uzielitas,
24
Sebuel hijo de Gersón, hijo de Moisés, era jefe sobre los tesoros.
25
En cuanto a su hermano Eliezer, hijo de éste era Rehabías, hijo de éste Jesaías, hijo de éste Joram, hijo de éste Zicri, del que fue hijo Selomit.
26
Este Selomit y sus hermanos tenían a su cargo todos los tesoros de todas las cosas santificadas que había consagrado el rey David, y los jefes de las casas paternas, los capitanes de millares y de centenas, y los jefes del ejército;
27
de lo que habían consagrado de las guerras y de los botines, para reparar la casa de Jehová.
28
Asimismo todas las cosas que había consagrado el vidente Samuel, y Saúl hijo de Cis, Abner hijo de Ner y Joab hijo de Sarvia, y todo lo que cualquiera consagraba, estaba a cargo de Selomit y de sus hermanos.
29
De los izharitas, Quenanías y sus hijos eran gobernadores y jueces sobre Israel en asuntos exteriores.
30
De los hebronitas, Hasabías y sus hermanos, hombres de vigor, mil setecientos, gobernaban a Israel al otro lado del Jordán, al occidente, en toda la obra de Jehová, y en el servicio del rey.
31
De los hebronitas, Jerías era el jefe de los hebronitas repartidos en sus linajes por sus familias. En el año cuarenta del reinado de David se registraron, y fueron hallados entre ellos hombres fuertes y vigorosos en Jazer de Galaad.
32
Y sus hermanos, hombres valientes, eran dos mil setecientos, jefes de familias, los cuales el rey David constituyó sobre los rubenitas, los gaditas y la media tribu de Manasés, para todas las cosas de Dios y los negocios del rey.
Capítulo 27
Los jefes del ejército
1
Estos son los principales de los hijos de Israel, jefes de familias, jefes de millares y de centenas, y oficiales que servían al rey en todos los negocios de las divisiones que entraban y salían cada mes durante todo el año, siendo cada división de veinticuatro mil.
2
Sobre la primera división del primer mes estaba Jasobeam hijo de Zabdiel; y había en su división veinticuatro mil.
3
De los hijos de Fares, él fue jefe de todos los capitanes de las compañías del primer mes.
4
Sobre la división del segundo mes estaba Dodai ahohíta; y Miclot era jefe en su división, en la que también había veinticuatro mil.
5
El jefe de la tercera división para el tercer mes era Benaía, hijo del sumo sacerdote Joiada; y en su división había veinticuatro mil.
6
Este Benaía era valiente entre los treinta y sobre los treinta; y en su división estaba Amisabad su hijo.
7
El cuarto jefe para el cuarto mes era Asael hermano de Joab, y después de él Zebadías su hijo; y en su división había veinticuatro mil.
8
El quinto jefe para el quinto mes era Samhut izraíta; y en su división había veinticuatro mil.
9
El sexto para el sexto mes era Ira hijo de Iques, de Tecoa; y en su división veinticuatro mil.
10
El séptimo para el séptimo mes era Heles pelonita, de los hijos de Efraín; y en su división veinticuatro mil.
11
El octavo para el octavo mes era Sibecai husatita, de los zeraítas; y en su división veinticuatro mil.
12
El noveno para el noveno mes era Abiezer anatotita, de los benjamitas; y en su división veinticuatro mil.
13
El décimo para el décimo mes era Maharai netofatita, de los zeraítas; y en su división veinticuatro mil.
14
El undécimo para el undécimo mes era Benaía piratonita, de los hijos de Efraín; y en su división veinticuatro mil.
15
El duodécimo para el duodécimo mes era Heldai netofatita, de Otoniel; y en su división veinticuatro mil.
16
Asimismo sobre las tribus de Israel: el jefe de los rubenitas era Eliezer hijo de Zicri; de los simeonitas, Sefatías, hijo de Maaca.
17
De los levitas, Hasabías hijo de Kemuel; de los de Aarón, Sadoc.
18
De Judá, Eliú, uno de los hermanos de David; de los de Isacar, Omri hijo de Micael.
19
De los de Zabulón, Ismaías hijo de Abdías; de los de Neftalí, Jerimot hijo de Azriel.
20
De los hijos de Efraín, Oseas hijo de Azazías; de la media tribu de Manasés, Joel hijo de Pedaías.
21
De la otra media tribu de Manasés, en Galaad, Iddo hijo de Zacarías; de los de Benjamín, Jaasiel hijo de Abner.
22
Y de Dan, Azareel hijo de Jeroham. Estos fueron los jefes de las tribus de Israel.
23
Y no tomó David el número de los que eran de veinte años abajo, por cuanto Jehová había dicho que él multiplicaría a Israel como las estrellas del cielo.
24
Joab hijo de Sarvia había comenzado a contar; pero no acabó, pues por esto vino el castigo sobre Israel, y así el número no fue puesto en el registro de las crónicas del rey David.
25
Azmavet hijo de Adiel tenía a su cargo los tesoros del rey; y Jonatán hijo de Uzías los tesoros de los campos, de las ciudades, de las aldeas y de las torres.
26
Y de los que trabajaban en la labranza de las tierras, Ezri hijo de Quelub.
27
De las viñas, Simei ramatita; y del fruto de las viñas para las bodegas, Zabdi sifmita.
28
De los olivares e higuerales de la Sefela, Baal-hanán gederita; y de los almacenes del aceite, Joás.
29
Del ganado que pastaba en Sarón, Sitrai saronita; y del ganado que estaba en los valles, Safat hijo de Adlai.
30
De los camellos, Obil ismaelita; de las asnas, Jehedías meronotita;
31
y de las ovejas, Jaziz agareno. Todos estos eran administradores de la hacienda del rey David.
32
Y Jonatán tío de David era consejero, varón prudente y escriba; y Jehiel hijo de Hacmoni estaba con los hijos del rey.
33
También Ahitofel era consejero del rey, y Husai arquita amigo del rey.
34
Después de Ahitofel estaba Joiada hijo de Benaía, y Abiatar. Y Joab era el general del ejército del rey.
Capítulo 28
Salomón asume los planes del templo
1
Reunió David en Jerusalén a todos los principales de Israel, los jefes de las tribus, los jefes de las divisiones que servían al rey, los jefes de millares y de centenas, los administradores de toda la hacienda y posesión del rey y de sus hijos, y los oficiales y los más poderosos y valientes de sus hombres.
2
Y levantándose el rey David, puesto en pie dijo: Oídme, hermanos míos, y pueblo mío. Yo tenía el propósito de edificar una casa en la cual reposara el arca del pacto de Jehová, y para el estrado de los pies de nuestro Dios; y había ya preparado todo para edificar.
3
Mas Dios me dijo: Tú no edificarás casa a mi nombre, porque eres hombre de guerra, y has derramado mucha sangre.
4
Pero Jehová el Dios de Israel me eligió de toda la casa de mi padre, para que perpetuamente fuese rey sobre Israel; porque a Judá escogió por caudillo, y de la casa de Judá a la familia de mi padre; y de entre los hijos de mi padre se agradó de mí para ponerme por rey sobre todo Israel.
5
Y de entre todos mis hijos (porque Jehová me ha dado muchos hijos), eligió a mi hijo Salomón para que se siente en el trono del reino de Jehová sobre Israel.
6
Y me ha dicho: Salomón tu hijo, él edificará mi casa y mis atrios; porque a éste he escogido por hijo, y yo le seré a él por padre.
7
Asimismo yo confirmaré su reino para siempre, si él se esforzare a poner por obra mis mandamientos y mis decretos, como en este día.
8
Ahora, pues, ante los ojos de todo Israel, congregación de Jehová, y en oídos de nuestro Dios, guardad e inquirid todos los preceptos de Jehová vuestro Dios, para que poseáis la buena tierra, y la dejéis en herencia a vuestros hijos después de vosotros perpetuamente.
9
Y tú, Salomón, hijo mío, reconoce al Dios de tu padre, y sírvele con corazón perfecto y con ánimo voluntario; porque Jehová escudriña los corazones de todos, y entiende todo intento de los pensamientos. Si tú le buscares, lo hallarás; mas si lo dejares, él te desechará para siempre.
10
Mira, pues, ahora, que Jehová te ha elegido para que edifiques casa para el santuario; esfuérzate, y hazla.
11
Y David dio a Salomón su hijo el plano del pórtico del templo y sus casas, sus tesorerías, sus aposentos, sus cámaras y la casa del propiciatorio.
12
Asimismo el plano de todas las cosas que tenía en mente para los atrios de la casa de Jehová, para todas las cámaras alrededor, para las tesorerías de la casa de Dios, y para las tesorerías de las cosas santificadas.
13
También para los grupos de los sacerdotes y de los levitas, para toda la obra del ministerio de la casa de Jehová, y para todos los utensilios del ministerio de la casa de Jehová.
14
Y dio oro en peso para las cosas de oro, para todos los utensilios de cada servicio, y plata en peso para todas las cosas de plata, para todos los utensilios de cada servicio.
15
Oro en peso para los candeleros de oro, y para sus lámparas; en peso el oro para cada candelero y sus lámparas; y para los candeleros de plata, plata en peso para cada candelero y sus lámparas, conforme al servicio de cada candelero.
16
Asimismo dio oro en peso para las mesas de la proposición, para cada mesa; del mismo modo plata para las mesas de plata.
17
También oro puro para los garfios, para los lebrillos, para las copas y para las tazas de oro; para cada taza por peso; y para las tazas de plata, por peso para cada taza.
18
Además, oro puro en peso para el altar del incienso, y para el carro de los querubines de oro, que con las alas extendidas cubrían el arca del pacto de Jehová.
19
Todas estas cosas, dijo David, me fueron trazadas por la mano de Jehová, que me hizo entender todas las obras del diseño.
20
Dijo además David a Salomón su hijo: Anímate y esfuérzate, y manos a la obra; no temas, ni desmayes, porque Jehová Dios, mi Dios, estará contigo; él no te dejará ni te desamparará, hasta que acabes toda la obra para el servicio de la casa de Jehová.
21
He aquí los grupos de los sacerdotes y de los levitas, para todo el ministerio de la casa de Dios, estarán contigo en toda la obra; asimismo todos los voluntarios e inteligentes para toda forma de servicio, y los príncipes, y todo el pueblo para ejecutar todas tus órdenes.
Capítulo 29
La ofrenda para el templo
1
Después dijo el rey David a toda la asamblea: Solamente a Salomón mi hijo ha elegido Dios; él es joven y tierno de edad, y la obra grande; porque la casa no es para hombre, sino para Jehová Dios.
2
Yo con todas mis fuerzas he preparado para la casa de mi Dios, oro para las cosas de oro, plata para las cosas de plata, bronce para las de bronce, hierro para las de hierro, y madera para las de madera; y piedras de ónice, piedras preciosas, piedras negras, piedras de diversos colores, y toda clase de piedras preciosas, y piedras de mármol en abundancia.
3
Además de esto, por cuanto tengo mi afecto en la casa de mi Dios, yo guardo en mi tesoro particular oro y plata que, además de todas las cosas que he preparado para la casa del santuario, he dado para la casa de mi Dios:
4
tres mil talentos de oro, de oro de Ofir, y siete mil talentos de plata refinada para cubrir las paredes de las casas;
5
oro, pues, para las cosas de oro, y plata para las cosas de plata, y para toda la obra de las manos de los artífices. ¿Y quién quiere hacer hoy ofrenda voluntaria a Jehová?
6
Entonces los jefes de familia, y los príncipes de las tribus de Israel, jefes de millares y de centenas, con los administradores de la hacienda del rey, ofrecieron voluntariamente.
7
Y dieron para el servicio de la casa de Dios cinco mil talentos y diez mil dracmas de oro, diez mil talentos de plata, dieciocho mil talentos de bronce, y cinco mil talentos de hierro.
8
Y todo el que tenía piedras preciosas las dio para el tesoro de la casa de Jehová, en mano de Jehiel gersonita.
9
Y se alegró el pueblo por haber contribuido voluntariamente; porque de todo corazón ofrecieron a Jehová voluntariamente.
10
Asimismo se alegró mucho el rey David, y bendijo a Jehová delante de toda la congregación; y dijo David: Bendito seas tú, oh Jehová, Dios de Israel nuestro padre, desde el siglo y hasta el siglo.
11
Tuya es, oh Jehová, la magnificencia y el poder, la gloria, la victoria y el honor; porque todas las cosas que están en los cielos y en la tierra son tuyas. Tuyo, oh Jehová, es el reino, y tú eres excelso sobre todos.
12
Las riquezas y la gloria proceden de ti, y tú dominas sobre todo; en tu mano está la fuerza y el poder, y en tu mano el hacer grande y el dar poder a todos.
13
Ahora pues, Dios nuestro, nosotros alabamos y loamos tu glorioso nombre.
14
Porque ¿quién soy yo, y quién es mi pueblo, para que pudiésemos ofrecer voluntariamente cosas semejantes? Pues todo es tuyo, y de lo recibido de tu mano te damos.
15
Porque nosotros, extranjeros y advenedizos somos delante de ti, como todos nuestros padres; y nuestros días sobre la tierra, cual sombra que no dura.
16
Oh Jehová Dios nuestro, toda esta abundancia que hemos preparado para edificar casa a tu santo nombre, de tu mano es, y todo es tuyo.
17
Yo sé, Dios mío, que tú escudriñas los corazones, y que la rectitud te agrada; por eso yo con rectitud de mi corazón voluntariamente te he ofrecido todo esto, y ahora he visto con alegría que tu pueblo, reunido aquí ahora, ha dado para ti espontáneamente.
18
Jehová, Dios de Abraham, de Isaac y de Israel nuestros padres, conserva perpetuamente esta voluntad del corazón de tu pueblo, y encamina su corazón a ti.
19
Asimismo da a mi hijo Salomón corazón perfecto, para que guarde tus mandamientos, tus testimonios y tus estatutos, y para que haga todas las cosas, y te edifique la casa para la cual yo he hecho preparativos.
20
Después dijo David a toda la congregación: Bendecid ahora a Jehová vuestro Dios. Entonces toda la congregación bendijo a Jehová Dios de sus padres, e inclinándose adoraron delante de Jehová y del rey.
21
Y sacrificaron víctimas a Jehová, y ofrecieron a Jehová holocaustos al día siguiente; mil becerros, mil carneros, mil corderos con sus libaciones, y muchos sacrificios de parte de todo Israel.
22
Y comieron y bebieron delante de Jehová aquel día con gran gozo; y dieron por segunda vez la investidura del reino a Salomón hijo de David, y ante Jehová le ungieron por príncipe, y a Sadoc por sacerdote.
23
Y se sentó Salomón por rey en el trono de Jehová en lugar de David su padre, y fue prosperado; y le obedeció todo Israel.
24
Y todos los príncipes y poderosos, y todos los hijos del rey David, prestaron homenaje al rey Salomón.
25
Y Jehová engrandeció en extremo a Salomón a ojos de todo Israel, y le dio tal gloria en su reino, cual ningún rey la tuvo antes de él en Israel.
26
Así reinó David hijo de Isaí sobre todo Israel.
27
El tiempo que reinó sobre Israel fue cuarenta años. Siete años reinó en Hebrón, y treinta y tres reinó en Jerusalén.
28
Y murió en buena vejez, lleno de días, de riquezas y de gloria; y reinó en su lugar Salomón su hijo.
29
Y los hechos del rey David, primeros y postreros, están escritos en el libro de las crónicas de Samuel vidente, en las crónicas del profeta Natán, y en las crónicas de Gad vidente,
30
con todo lo relativo a su reinado, y su poder, y los tiempos que pasaron sobre él, y sobre Israel y sobre todos los reinos de aquellas tierras.
Segundo Libro de Crónicas
Capítulo 1
Salomón pide sabiduría para gobernar
1
Salomón hijo de David se afianzó en su reino. Jehová su Dios estaba con él y lo engrandeció sobremanera.
2
Entonces Salomón habló a todo Israel: a los jefes de millares y de centenas, a los jueces y a todos los dirigentes de todo Israel, jefes de las casas paternas.
3
Salomón, y toda la congregación con él, fue al lugar alto que había en Gabaón; porque allí se encontraba el Tabernáculo de Reunión de Dios que Moisés, siervo de Jehová, había hecho en el desierto.
4
(Aunque David había subido el arca de Dios desde Quiriat-jearim al lugar que le había preparado, porque le había erigido una tienda en Jerusalén.)
5
Y el altar de bronce que había hecho Bezaleel hijo de Uri, hijo de Hur, estaba allí delante del Tabernáculo de Jehová. Y Salomón y la congregación fueron a consultarle.
6
Salomón fue allí, ante Jehová, al altar de bronce que estaba en el Tabernáculo de Reunión, y ofreció sobre él mil holocaustos.
7
Aquella noche Dios se apareció a Salomón y le dijo: Pide lo que quieras que yo te dé.
8
Y Salomón dijo a Dios: Tú has mostrado gran misericordia a mi padre David, y a Mí me has constituido rey en su lugar.
9
Ahora, oh Jehová Dios, sea confirmada tu palabra dada a mi padre David, porque Tú me has constituido rey sobre un pueblo tan numeroso como el polvo de la tierra.
10
Ahora pues, dame sabiduría y conocimiento, para que yo pueda salir y entrar delante de este pueblo. Porque, ¿quién podrá gobernar a este tu pueblo tan grande?
11
Entonces Dios dijo a Salomón: Porque esto ha estado en tu corazón, y no has pedido riquezas, ni posesiones, ni gloria, ni la vida de los que te aborrecen, ni tampoco has pedido muchos años, sino que has pedido para ti sabiduría y conocimiento para gobernar a mi pueblo sobre el cual te he constituido rey,
12
te son dados sabiduría y conocimiento. Pero también te daré riquezas, posesiones y gloria tales como nunca sucedió con los reyes que fueron antes de ti, ni sucederá así después de ti.
13
Salomón volvió a Jerusalén desde el lugar alto que estaba en Gabaón, de delante del Tabernáculo de Reunión, y comenzó a reinar sobre Israel.
14
Salomón también acumuló carros y jinetes. Tenía mil cuatrocientos carros y doce mil jinetes, que puso en las ciudades de los carros y en Jerusalén junto al rey.
15
El rey hizo que la plata y el oro fueran tan comunes en Jerusalén como las piedras, y que el cedro fuera tan abundante como los Sicómoros que hay en la Sefela.
16
Y los mercaderes del rey adquirían por contrato caballos y lienzos finos de Egipto para Salomón.
17
Cada carro que importaban de Egipto costaba 600 piezas de plata; y cada caballo, 150 piezas. Y Así los exportaban por medio de ellos, a todos los reyes de los heteos y a los reyes de Siria.
Capítulo 2
Preparativos para el templo
1
Salomón se propuso construir una casa al nombre de Jehová, y una casa real para sí.
2
Entonces reclutó a setenta mil cargadores, a ochenta mil canteros en la región montañosa, y tres mil seiscientos supervisores.
3
Salomón también envió a decir a Hiram, rey de Tiro: Haz conmigo como hiciste con mi padre David al enviarle cedro, para que edificara para sí una casa en que habitar.
4
He aquí, yo voy a construir una casa al nombre de Jehová mi Dios, a fin de consagrársela para quemar incienso aromático delante de él, para la presentación continua de los panes, y para los holocaustos de la mañana, de la tarde, de los sábados, de las lunas nuevas y de las fiestas solemnes de Jehová nuestro Dios, lo que a Israel le corresponde ofrecer perpetuamente.
5
La casa que voy a construir será grande, porque nuestro Dios es más grande que todos los dioses.
6
Pero, ¿quién ha de ser capaz de construirle una casa, siendo que los cielos y los cielos de los cielos no le pueden contener? ¿Quién, pues, soy yo para que le construya una casa, aunque sea Sólo para quemar incienso delante de él?
7
Ahora pues, envíame un hombre hábil para trabajar en oro, en plata, en bronce, en hierro, en Púrpura, en Carmesí y en material azul, y que sea experto en tallados, para trabajar junto con los que Están conmigo en Judá y en Jerusalén, a quienes ha preparado mi padre David.
8
Envíame también del Líbano madera de cedro, de ciprés y de Sándalo; porque yo sé que tus siervos saben cortar los árboles del Líbano. He aquí que mis siervos estarán con los tuyos
9
para que me preparen mucha madera, porque el templo que voy a edificar ha de ser grande y maravilloso.
10
He Aquí que para tus siervos que cortan y labran la madera, yo doy veinte mil coros de trigo para el sustento, veinte mil coros de cebada, veinte mil batos de vino y veinte mil batos de aceite.
11
Hiram, rey de Tiro, Respondió con una carta que envió a Salomón: ¡Porque Jehová ama a su pueblo, te ha hecho rey sobre ellos!
12
E Hiram añadió: ¡Bendito sea Jehová Dios de Israel, que hizo los cielos y la tierra y que dio al rey David un hijo sabio que conoce la cordura y el entendimiento, y que ha de edificar una casa para Jehová y una casa real para Sí.
13
Yo, pues, te Envío a Hiram-abi, un hombre hábil y entendido.
14
El es hijo de una mujer de las hijas de Dan, y su padre es un hombre de Tiro. El sabe trabajar en oro, en plata, en bronce, en hierro, en piedra, en madera, en púrpura, en material azul, en lino fino y en carmesí. También sabe hacer todo tipo de tallados y todos los diseños que se le asignen. El estará con tus expertos y con los de mi señor David, tu padre.
15
Ahora pues, Envíe mi señor a sus siervos el trigo, la cebada, el aceite y el vino que ha prometido.
16
Nosotros cortaremos en el Líbano toda la madera que necesites, y te la llevaremos por mar en balsas hasta Jope; y Tú la Subirás a Jerusalén.
17
Salomón hizo un censo de todos los hombres extranjeros que estaban en la tierra de Israel, después del censo que Había hecho su padre, y se halló que eran ciento cincuenta y tres mil seiscientos.
18
De ellos designó a setenta mil cargadores, a ochenta mil canteros en la región montañosa, y a tres mil seiscientos supervisores que hiciesen trabajar a la gente.
Capítulo 3
La construcción del templo
1
Salomón comenzó a edificar la casa de Jehová en Jerusalén, en el monte Moriah, donde él se Había aparecido a su padre David, en el lugar que David Había preparado en la era de Ornán el jebuseo.
2
comenzó a edificar en el segundo Día del mes segundo del cuarto año de su reinado.
3
Estas son las medidas (de acuerdo con el Patrón de medida) que Salomón Determinó para construir la casa de Dios: Era de 60 codos de largo y de 20 codos de ancho.
4
El Pórtico, que estaba en la parte frontal del templo, Tenía 20 codos de largo, como el ancho del edificio, y 120 codos de alto. Y lo Revistió por dentro de oro puro.
5
Cubrió la sala mayor con madera de ciprés; la Recubrió de oro de buena calidad, y encima Grabó figuras de palmeras y cadenas.
6
También Revistió la sala con piedras preciosas para ornamento. Y el oro era oro de Parvaim.
7
Así que Recubrió de oro la sala, las vigas, los umbrales, sus paredes y sus puertas. Y Talló querubines sobre las paredes.
8
Hizo también la sala del lugar Santísimo; era de 20 codos de largo, Según el ancho del frente del edificio, y de 20 codos de ancho. Luego la Recubrió con unos 600 talentos de oro de buena calidad.
9
Los clavos pesaban 50 siclos de oro. También Recubrió de oro las salas superiores.
10
Hizo también en la sala del lugar Santísimo, dos querubines, obra de escultura, a los cuales Recubrió de oro.
11
Las alas de los querubines eran de 20 codos de largo. El ala del uno Tenía 5 codos y llegaba hasta una pared de la sala; y la otra ala, de 5 codos, tocaba el ala del otro Querubín.
12
El ala del otro Querubín, de 5 codos, también llegaba hasta la pared de la sala; y la otra ala, de 5 codos, tocaba el ala del otro Querubín.
13
Las alas de estos querubines estaban extendidas en un espacio de 20 codos. Ellos estaban de pie, con sus rostros hacia el centro de la sala.
14
Hizo también el velo de material azul, de Púrpura, de Carmesí y de lino fino; y en el mismo hizo bordar querubines.
15
Hizo también delante del templo dos columnas de 35 codos de alto, las cuales Tenían encima capiteles de 5 codos.
16
E hizo cadenillas, a manera de collares, y las puso en la parte superior de las columnas. Hizo cien granadas y las puso en las cadenillas.
17
Luego Erigió las columnas delante del templo, una al sur y otra al norte. A la del sur Llamó Jaquín, y a la del norte Llamó Boaz.
Capítulo 4
1
Hizo también un altar de bronce de 20 codos de largo, 20 codos de ancho y 10 codos de alto.
2
Hizo también la fuente de bronce fundido que Tenía 10 codos de borde a borde. Era circular y Tenía 5 codos de alto, y una circunferencia de 30 codos.
3
Había un motivo de bueyes debajo y alrededor del borde, diez por cada codo, dispuestos en dos hileras de bueyes alrededor de la fuente, los cuales Habían sido fundidos en una sola pieza con ella.
4
Estaba asentada sobre doce bueyes: tres miraban al norte, tres al oeste, tres al sur y tres al este. La fuente estaba sobre ellos, y todas sus partes traseras daban hacia el lado interior.
5
La fuente Tenía un palmo menor de espesor; su borde era como el borde de un Cáliz o de una flor de lirio. Tenía una capacidad de 3.000 batos.
6
Hizo también diez pilas y puso cinco de ellas al sur y cinco al norte, para que lavasen en ellas las cosas para el holocausto y las enjuagasen en ellas. Y la fuente era para que los sacerdotes se lavaran en ella.
7
Hizo también diez candelabros de oro, de acuerdo con lo establecido para ellos, y los puso en el templo, cinco al sur y cinco al norte.
8
Hizo también diez mesas y las puso en el templo, cinco al sur y cinco al norte. Hizo también cien tazones de oro para la Aspersión.
9
Hizo también el atrio de los sacerdotes, el gran atrio y las puertas del atrio, y Revistió de bronce sus puertas.
10
Colocó la fuente en el lado sur, hacia el sureste.
11
Hiram hizo también las ollas, las palas y los tazones para la Aspersión. Así Terminó Hiram de hacer la obra que hizo para el rey Salomón en la casa de Dios:
12
las dos columnas, los tazones de los capiteles que estaban en la parte superior de las dos columnas; y las dos redes que Cubrían los tazones de los capiteles que estaban en la parte superior de las columnas;
13
las 400 granadas para las dos redes (dos hileras de granadas para cada red) para cubrir los dos tazones de los capiteles que estaban en la parte superior de las columnas;
14
las diez bases y las diez pilas sobre las bases;
15
la fuente con los doce bueyes debajo de ella;
16
las ollas, las palas y los tenedores. Todos los utensilios Hiram-abi los hizo de bronce bruñido al rey Salomón, para la casa de Jehová.
17
El rey los hizo fundir en la llanura del Jordán, en tierra arcillosa, entre Sucot y Saretán.
18
Salomón hizo todos estos utensilios en tal cantidad que el peso del bronce no pudo ser determinado.
19
Salomón también hizo todos los utensilios de la casa de Dios: el altar de oro, las mesas sobre las cuales estaba el pan de la Presencia,
20
y los candelabros con sus Lámparas de oro fino, para que fuesen encendidos delante del santuario interior, conforme a lo establecido.
21
Las flores, las Lámparas y las tenazas fueron hechas de oro Purísimo.
22
Asimismo, las despabiladeras, los tazones para la Aspersión, las cucharas y los incensarios eran de oro fino. También eran de oro los goznes de las puertas del templo, tanto los de las puertas interiores del lugar Santísimo, como los de las puertas de la sala del templo.
Capítulo 5
1
Así se Terminó toda la obra que Salomón hizo para la casa de Jehová. Luego Salomón hizo traer las cosas que su padre David Había consagrado, y puso la plata, el oro y todos los utensilios en los tesoros de la casa de Dios.
2
Entonces Salomón Congregó en Jerusalén a los ancianos de Israel, a todos los jefes de las tribus y a los jefes de las casas paternas de los hijos de Israel, para hacer subir el arca del pacto de Jehová desde la Ciudad de David, que es Sion.
3
Y se congregaron ante el rey todos los hombres de Israel en la fiesta del mes séptimo.
4
Fueron todos los ancianos de Israel, y los levitas tomaron el arca.
5
Luego subieron el arca, el Tabernáculo de Reunión y todos los utensilios sagrados que estaban en el Tabernáculo; los sacerdotes levitas los subieron.
6
El rey Salomón y toda la Congregación de Israel, que se Había reunido junto a él delante del arca, sacrificaban tantas ovejas y vacas que por su gran cantidad no se Podían contar ni numerar.
7
Entonces los sacerdotes introdujeron el arca del pacto de Jehová en su lugar, en el santuario interior del templo, en el lugar Santísimo, debajo de las alas de los querubines.
8
Los querubines Extendían las alas sobre el lugar del arca, de modo que los querubines Cubrían el arca y sus varas por encima.
9
Las varas eran tan largas que los extremos de las varas se Podían ver desde el lugar santo, ante el santuario interior; pero no se Podían ver desde afuera. Y allí han quedado hasta el Día de hoy.
10
Ninguna cosa Había en el arca, excepto las dos tablas que Moisés Había puesto en Horeb, donde Jehová hizo pacto con los hijos de Israel, cuando salieron de Egipto.
11
Y Sucedió que cuando los sacerdotes salieron del santuario (porque todos los sacerdotes que se hallaban presentes se Habían santificado, sin Distinción de sus grupos);
12
cuando todos los Músicos levitas (Asaf, Hemán y Jedutún, con sus hijos y sus hermanos) vestidos de lino fino y portando Címbalos, liras y arpas, estaban de pie al este del altar, y con ellos 120 sacerdotes que tocaban las trompetas;
13
cuando los que tocaban las trompetas y los que cantaban hicieron Oír su voz al Unísono alabando y dando gracias a Jehová; cuando elevaron la voz junto con las trompetas, los Címbalos y otros instrumentos de Música; y cuando alababan a Jehová diciendo: "Porque él es bueno, porque para siempre es su misericordia", entonces la casa se Llenó con una nube, la casa de Jehová.
14
Y los sacerdotes no pudieron continuar sirviendo por causa de la nube, porque la gloria de Jehová Había llenado la casa de Dios.
Capítulo 6
Salomón dedica el templo
1
Entonces Salomón dijo: "Jehová ha dicho que él habita en la densa oscuridad.
2
Y yo te he edificado una casa sublime, una morada donde habites para siempre."
3
El rey se Volvió y bendijo a toda la Congregación de Israel. Y toda la Congregación de Israel estaba de pie.
4
Entonces dijo: "¡Bendito sea Jehová Dios de Israel, quien con su mano ha cumplido lo que con su boca Prometió a mi padre David, diciendo:
5
'Desde el Día en que saqué a mi pueblo de la tierra de Egipto, no Había elegido ninguna ciudad de todas las tribus de Israel para edificar una casa donde estuviese mi nombre, ni Había elegido un hombre que fuese el soberano sobre mi pueblo Israel.
6
Pero Elegí Jerusalén para que allí estuviera mi nombre, y Elegí a David para que estuviese al frente de mi pueblo Israel.'
7
"Estuvo en el Corazón de mi padre David el anhelo de edificar una casa al nombre de Jehová Dios de Israel.
8
Pero Jehová dijo a mi padre David: 'Por cuanto ha estado en tu Corazón el anhelo de edificar una casa a mi nombre, has hecho bien al tener esto en tu Corazón.
9
Sin embargo, Tú no Edificarás la casa, sino tu hijo que te Nacerá, él Edificará la casa a mi nombre.'
10
"Jehová ha cumplido su promesa que Había hecho, y yo me he levantado en lugar de mi padre David. Me he sentado en el trono de Israel, como Jehová Había prometido, y he edificado la casa al nombre de Jehová Dios de Israel.
11
Y he puesto allí el arca, en la cual Está el pacto de Jehová que él hizo con los hijos de Israel."
12
Entonces Salomón se puso de pie delante del altar de Jehová, frente a toda la Congregación de Israel, y Extendió sus manos.
13
(Pues Salomón Había mandado hacer una plataforma de bronce de 5 codos de largo, 5 codos de ancho y 3 codos de alto, y la Había puesto en medio del atrio. Se puso de pie sobre ella, e hincando sus rodillas ante toda la Congregación de Israel, Extendió las manos al cielo.)
14
Y dijo: "¡Oh Jehová Dios de Israel, no hay Dios como Tú, ni en el cielo ni en la tierra! Tú guardas el pacto y la misericordia para con tus siervos que caminan delante de ti con todo su Corazón.
15
Tú has cumplido con tu siervo David, mi padre, lo que le prometiste. Con tu boca lo prometiste, y con tu mano lo has cumplido, como sucede en este Día.
16
Ahora pues, oh Jehová Dios de Israel, cumple con tu siervo David, mi padre, lo que le prometiste diciendo: 'No te Faltará delante de Mí un hombre que se siente en el trono de Israel, con tal que tus hijos guarden su camino para andar en mi ley, como Tú has andado delante de Mí.'
17
Ahora pues, oh Jehová Dios de Israel, sea confirmada tu palabra que hablaste a tu siervo David.
18
"Pero, ¿es verdad que Dios ha de habitar con los hombres sobre la tierra? He Aquí, los cielos y los cielos de los cielos no te pueden contener. ¡Cuánto menos este templo que he edificado!
19
Sin embargo, oh Jehová, Dios Mío, vuélvete hacia la Oración y la plegaria de tu siervo, para Oír el clamor y la Oración que tu siervo hace delante de ti.
20
Estén abiertos tus ojos de Día y de noche hacia este templo, hacia el lugar del cual has dicho que allí Estaría tu nombre, para escuchar la Oración que tu siervo haga hacia este lugar.
21
Escucha las plegarias de tu siervo y de tu pueblo Israel, cuando oren hacia este lugar. Escucha Tú desde el lugar de tu morada, desde los cielos; escucha Tú y perdona.
22
"Si alguna persona peca contra su Prójimo, y éste le toma juramento al hacerle jurar, y él entra bajo juramento ante tu altar en este templo,
23
entonces escucha Tú desde los cielos y Actúa. Juzga a tus siervos dando la paga al injusto, haciendo recaer su conducta sobre su cabeza y justificando al justo, Dándole conforme a su justicia.
24
"Si tu pueblo Israel es derrotado delante del enemigo por haber pecado contra ti, y ellos se vuelven y confiesan tu nombre, y oran y suplican ante ti en este templo,
25
entonces escucha Tú desde los cielos, perdona el pecado de tu pueblo Israel y hazles volver a la tierra que diste a ellos y a sus padres.
26
"Cuando los cielos estén cerrados y no haya lluvia, por haber ellos pecado contra ti; si oran hacia este lugar, confiesan tu nombre y se vuelven de su pecado cuando Tú los aflijas,
27
entonces escucha Tú en los cielos y perdona el pecado de tus siervos y de tu pueblo Israel. Sí, enséñales el buen camino por el que deben andar y dales lluvia sobre tu tierra, la cual has dado a tu pueblo por heredad.
28
"Cuando en la tierra haya hambre; cuando haya peste; cuando haya Tizón, añublo, langosta o Pulgón, o cuando sus enemigos lo asedien en la tierra de sus ciudades (cualquiera que sea la plaga o la enfermedad),
29
cualquiera que sea la Oración o la plegaria que haga Algún hombre o todo tu pueblo Israel (cada uno reconociendo su plaga y su dolor, y extendiendo sus manos hacia este templo),
30
entonces escucha Tú desde los cielos, el lugar de tu morada, y perdona. Da a cada uno conforme a todos sus caminos, pues conoces su Corazón (porque Sólo Tú conoces el Corazón del hombre);
31
a fin de que te teman para andar en tus caminos todos los Días que vivan sobre la superficie de la tierra que Tú has dado a nuestros padres.
32
"Asimismo, cuando el extranjero que no sea de tu pueblo Israel venga de una tierra lejana a causa de tu gran nombre, de tu poderosa mano y de tu brazo extendido, y venga a orar hacia este templo,
33
entonces escucha Tú desde los cielos, el lugar de tu morada. Haz conforme a todo aquello por lo cual el extranjero clame a ti, a fin de que todos los pueblos de la tierra conozcan tu nombre, te teman como tu pueblo Israel y sepan que este templo que he edificado es llamado por tu nombre.
34
"Si tu pueblo sale a la batalla contra sus enemigos por el camino que los Envíes, y ellos oran a ti en Dirección a esta ciudad que Tú has elegido y a la casa que he edificado a tu nombre,
35
entonces escucha desde los cielos su Oración y su plegaria, y ampara su causa.
36
"Si pecan contra ti (pues no hay hombre que no peque), y te enojas contra ellos y los entregas ante el enemigo, y éstos los llevan como cautivos suyos a tierra lejana o cercana;
37
si ellos vuelven en Sí en la tierra a donde hayan sido llevados cautivos, y se vuelven y te suplican en la tierra de su cautividad, diciendo: 'Hemos pecado; hemos hecho iniquidad; hemos actuado Impíamente';
38
si en la tierra de su cautividad, adonde los hayan llevado cautivos, ellos se vuelven a ti con todo su Corazón y con toda su alma, y oran en Dirección a la tierra que diste a sus padres, a la ciudad que has elegido y al templo que he edificado a tu nombre,
39
entonces escucha desde los cielos, el lugar de tu morada, su Oración y sus plegarias, y ampara su causa. Perdona a tu pueblo que ha pecado contra ti.
40
"Ahora pues, oh Dios Mío, por favor, estén abiertos tus ojos y atentos tus Oídos a la Oración hecha en este lugar.
41
Y ahora, Levántate, oh Jehová Dios; ven al lugar de tu reposo, Tú y el arca de tu poder. Tus sacerdotes, oh Jehová Dios, sean revestidos de Salvación, y tus fieles Regocíjense en el bien.
42
Oh Jehová Dios, no rechaces a tu ungido. Acuérdate de tu misericordia para con tu siervo David."
Capítulo 7
1
Cuando Salomón Terminó de orar, Descendió fuego del cielo y Consumió el holocausto y los sacrificios, y la gloria de Jehová Llenó el templo.
2
Los sacerdotes no pudieron entrar en la casa de Jehová, porque la gloria de Jehová Había llenado la casa de Jehová.
3
Todos los hijos de Israel vieron descender el fuego y la gloria de Jehová sobre el templo, y se postraron con el rostro en tierra sobre el pavimento. Y adoraron y dieron gracias a Jehová diciendo: "Porque él es bueno, porque para siempre es su misericordia."
4
Entonces el rey y todo el pueblo ofrecieron sacrificios delante de Jehová.
5
El rey Salomón Ofreció en sacrificio 22.000 toros y 120.000 ovejas. Así el rey y todo el pueblo dedicaron la casa de Dios.
6
Los sacerdotes estaban de pie en sus puestos de servicio, y los levitas Tenían los instrumentos de Música de Jehová, que el rey David hiciera para dar gracias a Jehová, "porque para siempre es su misericordia", cuando David alababa con ellos. Los sacerdotes tocaban trompetas frente a ellos, y todo Israel estaba de pie.
7
Entonces Salomón Consagró la parte central del atrio que estaba delante de la casa de Jehová, pues allí Ofreció los holocaustos y los sebos de los sacrificios de paz. Porque el altar de bronce que Salomón Había hecho no Podía contener los holocaustos, las ofrendas vegetales y los sebos.
8
En aquella Ocasión Salomón y todo Israel con él, una gran Congregación desde Lebo-hamat hasta el arroyo de Egipto, hicieron fiesta durante siete Días.
9
Y al octavo Día hicieron una asamblea festiva, porque Habían celebrado la Dedicación del altar en siete Días; y celebraron la fiesta durante siete Días.
10
El Día 23 del mes séptimo, envió al pueblo a sus moradas, alegres y con el Corazón gozoso por la bondad que Jehová Había hecho a David, a Salomón y a su pueblo Israel.
11
Salomón Acabó la casa de Jehová y la casa del rey, y todo lo que Salomón se Había propuesto en su Corazón hacer en la casa de Jehová y en su propia casa Resultó bien.
12
Entonces Jehová se Apareció a Salomón de noche y le dijo: Yo he escuchado tu oración y he elegido para Mí este lugar como casa para los sacrificios.
13
Si cierro los cielos de modo que no haya lluvia, o si mando la langosta para que devore la tierra, o si Envío peste a mi pueblo;
14
si se humilla mi pueblo sobre el cual es invocado mi nombre, si oran y buscan mi rostro y se vuelven de sus malos caminos, entonces yo oiré desde los cielos, perdonaré sus pecados y sanaré su tierra.
15
"Ahora mis ojos Estarán abiertos y mis Oídos atentos a la Oración hecha en este lugar.
16
Ahora he elegido y he santificado esta casa para que esté allí mi nombre para siempre. Mis ojos y mi Corazón Estarán allí todos los Días.
17
Y en cuanto a ti, si andas delante de Mí como anduvo tu padre David, haciendo todas las cosas que te he mandado y guardando mis leyes y mis decretos,
18
entonces estableceré el trono de tu reino como Prometí a tu padre David, diciendo: No te Faltará un hombre que gobierne en Israel.
19
Pero si vosotros os volvéis y Abandonáis mis estatutos y mis mandamientos que he puesto delante de vosotros, y os vais y Servís a otros dioses y los Adoráis,
20
entonces os arrancaré de mi suelo que os he dado. Y esta casa que he santificado a mi nombre, la apartaré de mi presencia, y la convertiré en Refrán y escarnio entre todos los pueblos.
21
En cuanto a esta casa que es sublime, todo el que pase por ella se Asombrará y Preguntará: ¿Por qué ha hecho Así Jehová a esta tierra y a esta casa?
22
Y Responderán: Porque abandonaron a Jehová, Dios de sus padres, que los Sacó de la tierra de Egipto, y se aferraron a adorar y servir a otros dioses. Por eso él ha Traído sobre ellos todo este mal.
Capítulo 8
Otras obras de Salomón
1
Aconteció al cabo de veinte años, durante los cuales Salomón Había edificado la casa de Jehová y su propia casa,
2
que Salomón Reedificó las ciudades que le Había dado Hiram, y Estableció allí a los hijos de Israel.
3
Después Salomón fue a Hamat de Soba y se Apoderó de ella.
4
También Reedificó Tadmor en el desierto, y todas las ciudades almacenes que Había edificado en Hamat.
5
Después Reedificó Bet-Jorón Alta y Bet-Jorón Baja, ciudades fortificadas con murallas, puertas y cerrojos;
6
Baalat y todas las ciudades almacenes que Tenía Salomón, todas las ciudades para los carros y las ciudades para los jinetes; todo lo que Salomón se propuso edificar en Jerusalén, en el Líbano y en toda la tierra bajo su dominio.
7
A todo el pueblo que Había quedado de los heteos, amorreos, ferezeos, heveos y jebuseos (que no eran de Israel,
8
sino sus descendientes que Habían quedado después de ellos en la tierra, a quienes los hijos de Israel no destruyeron), Salomón los Sometió a tributo laboral, hasta el Día de hoy.
9
Pero a ninguno de los hijos de Israel Sometió a servidumbre para sus obras; porque ellos eran hombres de guerra, jefes de sus comandantes, jefes de sus carros y sus jinetes.
10
Estos jefes de los oficiales que Tenía el rey Salomón eran 250, los cuales mandaban sobre aquella gente.
11
Salomón también Trasladó a la hija del Faraón de la Ciudad de David a la casa que le Había edificado, porque dijo: "Ninguna mujer Mía ha de vivir en la casa de David, rey de Israel, pues aquellas habitaciones donde ha entrado el arca de Jehová son sagradas."
12
Entonces Salomón Ofreció holocaustos a Jehová sobre el altar de Jehová que Había edificado delante del Pórtico,
13
para que se ofreciese cada cosa en su Día, conforme al mandamiento de Moisés, en los Sábados, en las lunas nuevas y en las tres festividades anuales: en la fiesta de los Panes sin Levadura, en la fiesta de Pentecostés y en la fiesta de los Tabernáculos.
14
También Constituyó los grupos de los sacerdotes en sus oficios, conforme a lo establecido por su padre David. Constituyó a los levitas Según sus turnos, para alabar y servir frente a los sacerdotes, haciendo cada cosa en su Día. Lo mismo a los porteros Según sus grupos, en cada puerta, porque Así lo Había mandado David, hombre de Dios.
15
No se apartaron del mandato del rey con Relación a los sacerdotes y a los levitas en Ningún asunto, incluyendo el de los tesoros.
16
Así fue ejecutada toda la obra de Salomón desde el Día en que fueron puestos los cimientos de la casa de Jehová, hasta acabarla. Así Quedó terminada la casa de Jehová.
17
Entonces Salomón fue a Ezión-geber y a Eilat, a orillas del mar, en la tierra de Edom.
18
E Hiram le envió, por medio de sus servidores, barcos y siervos conocedores del mar. Estos fueron con los siervos de Salomón a Ofir y tomaron de allí 450 talentos de oro, y los llevaron al rey Salomón.
Capítulo 9
La reina de Saba visita a Salomón
1
La reina de Saba oyó de la fama de Salomón y vino a Jerusalén con un gran séquito, con camellos cargados de especias Aromáticas, oro en abundancia y piedras preciosas, para probar a Salomón con preguntas Difíciles. Cuando vino a Salomón, Habló con él de todo lo que Tenía en su Corazón.
2
Y Salomón Respondió a todas sus preguntas; ninguna cosa hubo tan Difícil que Salomón no le pudiese responder.
3
La reina de Saba vio la Sabiduría de Salomón, la casa que Había edificado,
4
los manjares de su mesa, las sillas de sus servidores, la Presentación y las vestiduras de sus siervos, sus coperos y sus vestiduras, y los holocaustos que él Ofrecía en la casa de Jehová; y se Quedó sin aliento.
5
Entonces dijo al rey: "¡Era verdad lo que había Oído en mi tierra de tus cosas y de tu Sabiduría!
6
Yo no Creía sus palabras, hasta que vine, y mis ojos lo han visto. Y he Aquí que no se me Había contado ni la mitad de la grandeza de tu Sabiduría. Tú superas la fama que yo Había Oído.
7
¡Dichosos tus hombres, y dichosos estos servidores tuyos que continuamente Están de pie delante de ti y escuchan tu Sabiduría!
8
¡Bendito sea Jehová tu Dios, que se agradó de ti para ponerte en su trono como rey para Jehová tu Dios! Porque tu Dios ama a Israel para hacerlo firme para siempre, te ha constituido como su rey, a fin de que practiques el derecho y la justicia."
9
Entonces ella dio al rey 120 talentos de oro, una gran cantidad de especias Aromáticas y piedras preciosas. Nunca hubo especias Aromáticas como las que la reina de Saba dio al rey Salomón.
10
También los siervos de Hiram y los siervos de Salomón, que Traían oro de Ofir, trajeron madera de Sándalo y piedras preciosas.
11
Y el rey hizo con la madera de Sándalo Graderías para la casa de Jehová y para la casa del rey, además de arpas y liras para los Músicos. Nunca antes en la tierra de Judá se Habían visto cosas semejantes.
12
El rey Salomón dio a la reina de Saba todo lo que ella quiso pedirle, Más de lo que ella Había llevado al rey. Entonces ella se Volvió y Regresó a su tierra, con sus servidores.
13
El peso del oro que le Venía a Salomón cada año era de 666 talentos de oro,
14
aparte del de los mercaderes y de los comerciantes importadores. También todos los reyes de Arabia y los gobernadores del País Traían oro y plata a Salomón.
15
El rey Salomón hizo doscientos escudos grandes de oro trabajado. En cada escudo Empleó 600 siclos de oro trabajado.
16
También hizo otros 300 escudos pequeños de oro trabajado. En cada escudo Empleó 300 siclos de oro. Y el rey los puso en la Casa del Bosque del Líbano.
17
El rey también hizo un gran trono de marfil, y lo Recubrió de oro puro.
18
El trono Tenía seis gradas y un estrado recubierto de oro fijado al trono. A ambos lados, junto al asiento, Tenía soportes para los brazos, y junto a los brazos Había dos leones de pie.
19
Había también allí doce leones de pie, uno a cada lado de las seis gradas. Jamás se hizo algo semejante para Ningún reino.
20
Todos los vasos de beber del rey Salomón eran de oro, y toda la vajilla de la Casa del Bosque del Líbano era de oro fino. En los Días de Salomón la plata no era estimada para nada.
21
Porque los barcos del rey iban a Tarsis con los siervos de Hiram; y una vez cada tres años Venían los barcos de Tarsis trayendo oro, plata, marfil, monos y pavos reales.
22
El rey Salomón superaba a todos los reyes de la tierra en riqueza y en Sabiduría.
23
Y todos los reyes de la tierra procuraban estar en la presencia de Salomón para Oír la Sabiduría que Dios Había puesto en su Corazón.
24
Año tras año cada uno de ellos le llevaba su presente: objetos de plata, objetos de oro, vestiduras, armas, perfumes, caballos y mulos.
25
Salomón Tenía 4.000 establos para los caballos y los carros. También Tenía 12.000 jinetes, a los cuales puso en las ciudades de los carros, y en Jerusalén junto al rey.
26
El gobernaba sobre todos los reyes, desde el Río hasta la tierra de los filisteos y hasta la frontera con Egipto.
27
El rey hizo que la plata fuera tan Común en Jerusalén como las piedras, y que el cedro fuera tan abundante como los Sicómoros que hay en la Sefela.
28
También importaban caballos para Salomón, de Egipto y de todos los Países.
29
Los demás hechos de Salomón, los primeros y los últimos, ¿no Están escritos en las palabras del profeta Natán, en la Profecía de Ajías de Silo y en las visiones del vidente Ido acerca de Jeroboam hijo de Nabat?
30
Salomón reinó 40 años en Jerusalén sobre todo Israel.
31
Salomón Reposó con sus padres, y lo sepultaron en la Ciudad de David, su padre. Y su hijo Roboam reinó en su lugar.
Capítulo 10
La división del reino
1
Entonces Roboam fue a Siquem, porque todo Israel Había ido a Siquem para proclamarle rey.
2
Y Sucedió que cuando lo Oyó Jeroboam hijo de Nabat (quien estaba en Egipto, adonde Había huido a causa del rey Salomón), Jeroboam Volvió de Egipto.
3
Entonces mandaron a llamarle, y Jeroboam vino con todo Israel, y hablaron a Roboam diciendo:
4
Tu padre Agravó nuestro yugo; pero ahora, alivia Tú el duro trabajo y el pesado yugo que tu padre puso sobre nosotros, y te serviremos.
5
El les dijo: Volved a Mí dentro de tres Días. El pueblo se fue.
6
Entonces el rey Roboam Consultó a los ancianos que Habían servido a su padre Salomón, cuando aún vivía, y les preguntó: ¿Cómo aconsejáis vosotros que yo responda a este pueblo?
7
Y ellos le respondieron diciendo: Si tratas bien a este pueblo, y les aceptas y les hablas buenas palabras, ellos Serán tus siervos para siempre.
8
Pero él Dejó de lado el consejo que le Habían dado los ancianos, y Consultó a los Jóvenes que se Habían criado con él y que estaban a su servicio.
9
Les Preguntó: ¿Qué Aconsejáis vosotros que respondamos a este pueblo que me ha hablado diciendo: "Alivia el yugo que tu padre puso sobre nosotros"?
10
Entonces los Jóvenes que se Habían criado con él le contestaron diciendo: Así Responderás al pueblo que ha hablado contigo, diciendo: Tu padre hizo pesado nuestro yugo; pero Tú, hazlo Más liviano sobre nosotros; Así les Dirás: Mi dedo meñique es Más grueso que los lomos de mi padre.
11
Ahora bien, mi padre Cargó sobre vosotros un pesado yugo; pero yo añadiré a vuestro yugo. Mi padre os Castigó con Látigos; pero yo, con escorpiones.
12
Al tercer Día vino Jeroboam con todo el pueblo a Roboam, como el rey Había hablado diciendo: Volved a Mí al tercer Día.
13
Entonces el rey les Respondió con dureza. El rey Roboam Dejó de lado el consejo de los ancianos,
14
y les Habló siguiendo el consejo de los Jóvenes, diciendo: Mi padre hizo pesado vuestro yugo, pero yo añadiré a vuestro yugo. Mi padre os Castigó con Látigos, pero yo, con escorpiones.
15
El rey no hizo caso del pueblo, porque esto estaba dispuesto de parte de Dios, para que Jehová cumpliera la palabra que Había hablado a Jeroboam hijo de Nabat, por medio de Ajías de Silo.
16
Y viendo todo Israel que el rey no les Había hecho caso, el pueblo Respondió al rey diciendo: ¿Qué parte tenemos nosotros con David? ¡No tenemos herencia en el hijo de Isaí! ¡Israel, cada uno a su morada! ¡Mira ahora por tu propia casa, oh David! Entonces todo Israel se fue a sus moradas,
17
pero Roboam reinó sobre los hijos de Israel que habitaban en las ciudades de Judá.
18
Después el rey Roboam envió a Adoniram, que estaba a cargo del tributo laboral; pero los hijos de Israel lo apedrearon, y Murió. Entonces el rey Roboam se Apresuró a subir en un carro para huir a Jerusalén.
19
Así se Rebeló Israel contra la casa de David, hasta el Día de hoy.
Capítulo 11
Roboam desiste de atacar a Israel
1
Entonces Roboam Llegó a Jerusalén y Reunió a los de la casa de Judá y de Benjamín, 180 mil guerreros escogidos, a fin de combatir contra Israel y devolver el reino a Roboam.
2
Pero la palabra de Jehová vino a Semaías, hombre de Dios, diciendo:
3
"Habla a Roboam hijo de Salomón, rey de Judá, y a todos los israelitas que Están en Judá y Benjamín, diciendo que
4
Así ha dicho Jehová: No Subáis ni Combatáis contra vuestros hermanos. Volveos cada uno a su casa, porque de parte Mía ha sucedido esto." Ellos escucharon las palabras de Jehová y desistieron de ir contra Jeroboam.
5
Roboam Habitó en Jerusalén y Reedificó ciudades para la defensa de Judá.
6
Reedificó Belén, Etam, Tecoa,
7
Betsur, Soco, Adulam,
8
Gat, Maresa, Zif,
9
Adoraim, Laquis, Azeca,
10
Zora, Ajalón y Hebrón, ciudades fortificadas en Judá y en Benjamín.
11
También Reforzó las fortificaciones y puso en ellas comandantes, provisiones, aceite y vino.
12
Proveyó escudos y lanzas a todas las ciudades, y las Fortificó en gran manera. Así Judá y Benjamín le estaban sujetos.
13
Los sacerdotes y los levitas que estaban en todo Israel se pasaron a Roboam desde todo su territorio.
14
Los levitas abandonaban sus campos y sus posesiones, y se iban a Judá y a Jerusalén, porque Jeroboam y sus hijos los Habían excluido de servir a Jehová como sacerdotes.
15
Más bien, Estableció sus propios sacerdotes para los lugares altos, para los demonios y para los becerros que Había hecho.
16
Tras ellos llegaron también personas de todas las tribus de Israel, que Habían decidido en su Corazón buscar a Jehová Dios de Israel. Ellos fueron a Jerusalén para ofrecer sacrificios a Jehová, Dios de sus padres.
17
Así fortalecieron el reino de Judá y apoyaron a Roboam hijo de Salomón durante tres años, porque tres años anduvieron en los caminos de David y de Salomón.
18
Roboam tomó por mujer a Majalat hija de Jerimot, hijo de David, y de Abihaíl hija de Eliab, hijo de Isaí,
19
la cual le dio a luz estos hijos: Jeús, Semarías y Zaham.
20
Después de ella tomó a Maaca hija de Absalón, la cual le dio a luz a Abías, a Atai, a Ziza y a Selomit.
21
Roboam amaba a Maaca hija de Absalón Más que a todas sus otras mujeres y concubinas; pues él tomó dieciocho mujeres y sesenta concubinas, y Engendró veintiocho hijos y sesenta hijas.
22
Roboam puso a Abías, hijo de Maaca, como jefe y Príncipe entre sus hermanos, a fin de proclamarle rey.
23
Pero con prudencia Dispersó al resto de sus hijos por todas las tierras de Judá y de Benjamín, y por todas las ciudades fortificadas, Dándoles abundantes provisiones. Y les Buscó muchas mujeres.
Capítulo 12
Roboam y la invasión de Sisac
1
Cuando se Consolidó y se Fortaleció el reino de Roboam, éste Abandonó la ley de Jehová, y todo Israel con él.
2
Y Sucedió que en el quinto año del rey Roboam, por cuanto se Habían rebelado contra Jehová, Subió Sisac, rey de Egipto, contra Jerusalén,
3
con 1.200 carros, 60 mil jinetes y gente innumerable que Venía con él de Egipto: libios, suquienos y Etíopes.
4
tomó las ciudades fortificadas de Judá y Llegó hasta Jerusalén.
5
Entonces el profeta Semaías fue a Roboam y a los gobernadores de Judá, que estaban reunidos en Jerusalén por causa de Sisac, y les dijo: Así ha dicho Jehová: "Vosotros me habéis abandonado; por tanto, yo también os he abandonado en mano de Sisac."
6
Los jefes de Israel y el rey se humillaron y dijeron: Justo es Jehová.
7
Cuando Jehová vio que se Habían humillado, vino la palabra de Jehová a Semaías, diciendo: Se han humillado; no los destruiré. Les daré alguna Liberación, y mi ira no se Derramará sobre Jerusalén por medio de Sisac.
8
No obstante, Serán sus siervos, para que sepan distinguir entre servirme a Mí y servir a los reinos de otras tierras.
9
Entonces Sisac, rey de Egipto, Subió contra Jerusalén y tomó los tesoros de la casa de Jehová y los tesoros de la casa del rey; todo lo tomó. También tomó los escudos de oro que Había hecho Salomón.
10
En lugar de ellos, el rey Roboam hizo escudos de bronce y los Entregó a la custodia de los jefes de la escolta, que guardaban la entrada de la casa del rey.
11
Y Sucedía que cuantas veces el rey entraba en la casa de Jehová, los de la escolta Venían y los llevaban, y después los Volvían a poner en la Cámara de los de la escolta.
12
Como Roboam se Había humillado, la ira de Jehová se Apartó de él para no destruirlo del todo. Además, en Judá las cosas marchaban bien.
13
El rey Roboam se hizo fuerte en Jerusalén y reinó. Roboam Tenía 41 años cuando comenzó a reinar, y reinó 17 años en Jerusalén, la ciudad que Jehová Había elegido de entre todas las tribus de Israel para poner allí su nombre. El nombre de su madre era Naama la amonita.
14
Roboam hizo lo malo, porque no dispuso su Corazón para buscar a Jehová.
15
Los hechos de Roboam, los primeros y los últimos, ¿no Están escritos en las Crónicas del profeta Semaías y del vidente Ido acerca del registro familiar? Hubo guerra constante entre Roboam y Jeroboam.
16
Roboam Reposó con sus padres y fue sepultado en la Ciudad de David. Y su hijo Abías reinó en su lugar.
Capítulo 13
Abías rey de Judá
1
En el año dieciocho del rey Jeroboam comenzó a reinar Abías sobre Judá,
2
y reinó tres años en Jerusalén. El nombre de su madre era Maaca hija de Uriel, de Gabaa. Hubo guerra entre Abías y Jeroboam.
3
Abías dispuso la batalla con un ejército de 400 mil hombres de guerra escogidos. Jeroboam Preparó la batalla contra él con 800 mil hombres escogidos y valientes.
4
Abías se Levantó sobre el monte Zemaraim, que Está en la Región montañosa de Efraín, y dijo: "Oídme, Jeroboam y todo Israel:
5
¿No sabéis vosotros que Jehová Dios de Israel dio a David el reinado sobre Israel para siempre, a él y a sus hijos, mediante un pacto de sal?
6
Pero Jeroboam hijo de Nabat, servidor de Salomón hijo de David, se Levantó y se Rebeló contra su señor.
7
Con él se agruparon hombres ociosos y perversos, que pudieron Más que Roboam hijo de Salomón, pues Roboam era joven e inmaduro de Corazón, y no se mantuvo fuerte ante ellos.
8
Y ahora vosotros Tratáis de resistir al reinado de Jehová que Está en manos de los hijos de David, porque sois muchos y tenéis con vosotros los becerros de oro que Jeroboam os hizo como dioses.
9
¿No habéis excluido a los sacerdotes de Jehová, los hijos de Aarón, y a los levitas, y os habéis hecho sacerdotes a la manera de los pueblos de otras tierras? Cualquiera que venga a consagrarse con un becerro y siete carneros se convierte en sacerdote de lo que no es Dios.
10
Pero en cuanto a nosotros, Jehová es nuestro Dios, y no le hemos abandonado. Los sacerdotes que sirven a Jehová son los hijos de Aarón, y los levitas Están en la obra.
11
Ellos ofrecen a Jehová los holocaustos cada mañana y cada tarde, queman el incienso Aromático, hacen la Presentación del pan sobre la mesa limpia y encienden el candelabro de oro con sus Lámparas, para que ardan cada noche. Nosotros guardamos la ordenanza de Jehová nuestro Dios, pero vosotros le habéis abandonado.
12
He Aquí que Dios Está con nosotros, a la cabeza, y sus sacerdotes tienen las trompetas de estrépito para tocar contra vosotros. ¡Oh hijos de Israel, no luchéis contra Jehová, Dios de vuestros padres; porque no os Irá bien!"
13
Pero Jeroboam puso una emboscada a fin de alcanzarlos por la retaguardia, de manera que estaban frente a Judá, pero Tenían la emboscada a espaldas de ellos.
14
Judá se Volvió, y he Aquí que Tenían la batalla por delante y por Detrás. Entonces clamaron a Jehová, y los sacerdotes tocaron las trompetas.
15
Los hombres de Judá gritaron con estruendo; y Sucedió que mientras gritaban los hombres de Judá, Dios Desbarató a Jeroboam y a todo Israel delante de Abías y de Judá.
16
Los hijos de Israel huyeron delante de Judá, y Dios los Entregó en su mano.
17
Abías y su gente les ocasionaron una gran derrota, y de Israel cayeron muertos 500 mil hombres escogidos.
18
Así fueron humillados los hijos de Israel en aquel tiempo, pero los hijos de Judá se hicieron fuertes, porque se apoyaban en Jehová, Dios de sus padres.
19
Abías Persiguió a Jeroboam y le tomó las ciudades de Betel con sus aldeas, Jesana con sus aldeas y Efrón con sus aldeas.
20
Jeroboam no Recuperó su Poderío en los Días de Abías. Después Jehová lo Hirió, y Murió.
21
Pero Abías se hizo fuerte. tomó para Sí catorce mujeres, y Engendró Veintidós hijos y dieciséis hijas.
22
Los demás hechos de Abías, sus caminos y sus palabras Están escritos en la historia del profeta Ido.
Capítulo 14
1
Abías Reposó con sus padres, y lo sepultaron en la Ciudad de David. Y su hijo Asa reinó en su lugar, en cuyos Días la tierra tuvo tranquilidad durante diez años.
2
Asa hizo lo bueno y lo recto ante los ojos de Jehová su Dios.
3
Quitó los altares de culto extraño y los lugares altos, Rompió las piedras rituales y Quebró los árboles rituales de Asera.
4
Mandó a los de Judá que buscaran a Jehová, Dios de sus padres, y que pusieran por obra la ley y los mandamientos.
5
Quitó los lugares altos y los altares de incienso de todas las ciudades de Judá. El reino estuvo en calma bajo él,
6
y Edificó ciudades fortificadas en Judá, porque Había tranquilidad en la tierra. En aquellos años no Había guerra contra él, porque Jehová le Había dado reposo.
7
Por tanto, dijo a Judá: "Edifiquemos estas ciudades y rodeémoslas de murallas, torres, puertas y cerrojos, mientras la tierra esté ante nosotros, porque hemos buscado a Jehová nuestro Dios. Le hemos buscado, y él nos ha dado reposo por todas partes." Entonces edificaron y fueron prosperados.
8
Asa tuvo un ejército de 300 mil de Judá, que llevaba escudos grandes y lanzas; también tuvo 280 mil de Benjamín, quienes llevaban escudos pequeños y disparaban con el arco. Todos eran hombres valientes.
9
Zéraj el Etíope Salió contra ellos con un ejército de 1 mil mil de hombres y 300 carros, y Llegó hasta Maresa.
10
Asa Salió contra él, y dispusieron la batalla en el valle de Sefata, junto a Maresa.
11
Asa Invocó a Jehová su Dios, diciendo: "¡Oh Jehová, no hay otro como Tú para ayudar tanto al poderoso como al que no tiene fuerzas! Ayúdanos, oh Jehová, Dios nuestro, porque en ti nos apoyamos y en tu nombre vamos contra esta multitud. ¡Oh Jehová, Tú eres nuestro Dios; no prevalezca contra ti el hombre!"
12
Entonces Jehová Desbarató a los Etíopes delante de Asa y de Judá, y los Etíopes huyeron.
13
Asa y la gente que estaba con él los persiguieron hasta Gerar. Cayeron tantos de los Etíopes que no quedaron sobrevivientes de ellos, porque fueron destrozados delante de Jehová y de su ejército, y les tomaron un gran Botín.
14
Atacaron también todas las ciudades de los alrededores de Gerar, porque el terror de Jehová Había Caído sobre éstas. Saquearon todas las ciudades, porque en ellas Había mucho Botín.
15
Asimismo, cayeron sobre las tiendas de los que Tenían ganado, y se llevaron muchas ovejas y camellos. Luego volvieron a Jerusalén.
Capítulo 15
Pacto de Asa con Jehová
1
Entonces el Espíritu de Dios vino sobre Azarías hijo de Oded,
2
quien Salió al encuentro de Asa y le dijo: "Oídme, Asa y todo Judá y Benjamín: Jehová Estará con vosotros cuando vosotros estéis con él. Si le Buscáis, él se Dejará hallar; pero si le Abandonáis, él os Abandonará.
3
Por mucho tiempo ha estado Israel sin el Dios verdadero, sin sacerdote que les enseñase, y sin ley.
4
Pero cuando en su Tribulación se volvieron a Jehová Dios de Israel y le buscaron, él se Dejó hallar por ellos.
5
En aquellos tiempos no Había paz ni para el que Salía, ni para el que entraba, porque Había muchas aflicciones sobre todos los habitantes de los Países.
6
Una Nación era destruida por otra Nación, y una ciudad por otra ciudad, porque Dios los turbaba con toda clase de calamidades.
7
Pero vosotros, esforzaos; no desfallezcan vuestras manos, porque vuestra obra tiene recompensa."
8
Cuando Asa Oyó estas palabras y la Profecía del profeta Oded, tomó ánimo y Quitó los ídolos abominables de toda la tierra de Judá y de Benjamín, Así como de las ciudades que él Había tomado en la Región montañosa de Efraín. También Reparó el altar de Jehová que estaba delante del Pórtico de la casa de Jehová.
9
Después Reunió a todo Judá y Benjamín, y a los que Residían con ellos de Efraín, Manasés y Simeón; pues muchos de Israel se Habían pasado a él, al ver que Jehová su Dios estaba con él.
10
Se reunieron, pues, en Jerusalén en el mes tercero del año 15 del reinado de Asa.
11
Aquel Día ofrecieron como sacrificio a Jehová, del Botín que Habían Traído, 700 vacas y 7 mil ovejas.
12
Luego hicieron un pacto prometiendo que Buscarían a Jehová, Dios de sus padres, con todo su Corazón y con toda su alma;
13
y que todo el que no buscase a Jehová Dios de Israel muriese, fuera grande o pequeño, hombre o mujer.
14
Y lo juraron a Jehová en voz alta y con Júbilo, al son de trompetas y de cornetas.
15
Todos los de Judá se alegraron por dicho juramento, porque juraron con todo su Corazón. Así buscaron a Jehová con toda su voluntad, y él se Dejó hallar por ellos. Y Jehová les dio reposo por todas partes.
16
También depuso a Maaca, madre del rey Asa, de ser reina madre, porque ella Había hecho una monstruosa imagen de Asera. Asa Destruyó la monstruosa imagen, la Desmenuzó y la Quemó junto al arroyo de Quedrón.
17
Aunque no Quitó de Israel los lugares altos, sin embargo, el Corazón de Asa fue íntegro todos sus Días.
18
El introdujo en la casa de Dios lo que Había consagrado su padre y lo que él mismo Había consagrado: plata, oro y utensilios.
19
No hubo guerra hasta el año 35 del reinado de Asa.
Capítulo 16
Pacto de Asa con Ben-hadad
1
Pero en el año treinta y seis del reinado de Asa, Baasa rey de Israel Subió contra Judá y estaba reedificando Ramá para no dejar que ninguno tuviera acceso a Asa, rey de Judá.
2
Entonces Asa Sacó plata y oro de los tesoros de la casa de Jehová y de la casa del rey, y los envió a Ben-hadad, rey de Siria, que habitaba en Damasco, diciendo:
3
"Haya alianza entre Tú y yo, como la Había entre mi padre y tu padre. He Aquí, yo te Envío plata y oro; vé y anula tu alianza con Baasa, rey de Israel, para que él se retire de Mí."
4
Ben-hadad Consintió con el rey Asa. envió contra las ciudades de Israel a los jefes de sus ejércitos, y atacaron Ijón, Dan, Abel-maim y todas las ciudades almacenes de Neftalí.
5
Cuando Baasa Oyó esto, Dejó de reedificar Ramá e hizo cesar su obra.
6
Entonces el rey Asa trajo a todo Judá, y se llevaron las piedras y la madera de Ramá, con que Baasa edificaba. Y con ellas Reedificó Geba y Mizpa.
7
En aquel tiempo el vidente Hanani fue a Asa, rey de Judá, y le dijo: "Por haberte apoyado en el rey de Siria y no haberte apoyado en Jehová tu Dios, por eso el ejército del rey de Siria se ha escapado de tu mano.
8
¿No eran los Etíopes y los libios un ejército Numerosísimo, con muchos carros y jinetes? Con todo, porque te apoyaste en Jehová, él los Entregó en tu mano.
9
Porque los ojos de Jehová recorren toda la tierra para fortalecer a los que tienen un Corazón íntegro para con él. Locamente has actuado en esto, y de ahora en adelante Habrá guerras contra ti."
10
Asa se Enojó contra el vidente y lo puso en la Cárcel, porque se Encolerizó contra él por esto. En aquel tiempo también Maltrató a algunos del pueblo.
11
He Aquí que los hechos de Asa, los primeros y los últimos, Están escritos en el libro de los reyes de Judá y de Israel.
12
En el año 39 de su reinado Asa se Enfermó de los pies. Su enfermedad fue muy grave; pero aun en su enfermedad no Consultó a Jehová, sino a los médicos.
13
Asa Reposó con sus padres y Murió en el año 41 de su reinado,
14
y lo sepultaron en el sepulcro que él había cavado para sí en la ciudad de David. Lo recostaron en un féretro, el cual llenaron de especias aromáticas y de todo tipo de ungüentos y mezclas de ungüentos, e hicieron una gran hoguera en su honor.
Capítulo 17
El rey Josafat y sus reformas
1
En lugar de Asa reinó su hijo Josafat, quien se hizo fuerte contra Israel.
2
Puso tropas en todas las ciudades fortificadas de Judá, y puso destacamentos en la tierra de Judá y en las ciudades de Efraín que su padre Asa Había tomado.
3
Jehová estuvo con Josafat, porque anduvo en los primeros caminos de su padre David, y no Acudió a los Baales.
4
Más bien, Buscó al Dios de su padre, andando Según sus mandamientos y no Según las obras de Israel.
5
Por eso Jehová Afirmó el reino en su mano. Todo Judá daba presentes a Josafat, y él tuvo riquezas y gloria en abundancia.
6
Elevó su Corazón hacia los caminos de Jehová, y Quitó otra vez de Judá los lugares altos y los árboles rituales de Asera.
7
En el tercer año de su reinado envió a sus magistradosBenjail, Abdías, Zacarías, Natanael y Micaías, para que enseñasen en las ciudades de Judá.
8
Y con ellos, a los levitas Semaías, Netanías, Zebadías, Asael, Semiramot, Jonatán, Adonías, Tobías y Tob-Adonías; y con los levitas, a los sacerdotes Elisama y Joram.
9
Ellos enseñaron en Judá, llevando consigo el libro de la Ley de Jehová. E hicieron una gira por todas las ciudades de Judá, instruyendo al pueblo.
10
El temor de Jehová Cayó sobre todos los reinos de las tierras que estaban alrededor de Judá, y no hicieron guerra contra Josafat.
11
Algunos de los filisteos Traían a Josafat presentes y tributos de plata. También los árabes le llevaban ganado: 7.700 carneros y 7.700 machos Cabríos.
12
Josafat se fue engrandeciendo Más y Más, y Edificó en Judá fortalezas y ciudades almacenes.
13
Tenía muchas provisiones en las ciudades de Judá. El Tenía en Jerusalén guerreros y hombres valientes.
14
Esta era la lista de ellos, Según sus casas paternas: Los jefes de millares de Judá: el jefe Adnas, y con él, 300 mil hombres valientes.
15
A su lado, el jefe Johanán, y con él, 280 mil.
16
A su lado, Amasías hijo de Zicri, que se Había ofrecido voluntariamente a Jehová, y con él, 200 mil hombres valientes.
17
Los de Benjamín: Eliada, un hombre valiente, y con él, 200 mil hombres armados de arco y escudo.
18
A su lado, Jozabad, y con él, 180 mil hombres listos para la guerra.
19
Estos eran servidores del rey, sin contar los que el rey Había puesto en las ciudades fortificadas, por todo Judá.
Capítulo 18
Josafat y Acab van contra los sirios
1
Josafat Tenía riquezas y gloria en abundancia, y Emparentó con Acab.
2
Después de algunos años Descendió a Samaria para visitar a Acab, por lo que Acab Mató muchas ovejas y vacas para él y para la gente que estaba con él. Y le Persuadió a que subiese con él a Ramot de Galaad.
3
Acab, rey de Israel, Preguntó a Josafat, rey de Judá: ¿Irás conmigo a Ramot de Galaad? Y él le Respondió: Yo soy como eres Tú, y mi pueblo como tu pueblo. Iremos contigo a la guerra.
4
Además, Josafat dijo al rey de Israel: Por favor, consulta hoy la palabra de Jehová.
5
Entonces el rey de Israel Reunió a los profetas, a 400 hombres, y les Preguntó: ¿Iremos a la guerra contra Ramot de Galaad, o desistiré? Ellos respondieron: Sube, porque Dios la Entregará en mano del rey.
6
Entonces Preguntó Josafat: ¿No hay Aquí Todavía Algún profeta de Jehová, para que consultemos por medio de él?
7
El rey de Israel Respondió a Josafat: Todavía hay un hombre por medio del cual Podríamos consultar a Jehová; pero yo le aborrezco, porque no me profetiza el bien, sino el mal, todos sus Días. Es Micaías hijo de Imla. Josafat Respondió: No hable Así el rey.
8
Entonces el rey de Israel Llamó a un funcionario y le dijo: Trae pronto a Micaías hijo de Imla.
9
El rey de Israel y Josafat, rey de Judá, vestidos con sus vestiduras reales, estaban sentados, cada uno en su trono, en la era a la entrada de la puerta de Samaria; y todos los profetas profetizaban delante de ellos.
10
Sedequías hijo de Quenaana se Había hecho unos cuernos de hierro y Decía: Así ha dicho Jehová: "¡Con éstos Embestirás a los sirios, hasta acabar con ellos!"
11
Y todos los profetas profetizaban de la misma manera, diciendo: Sube a Ramot de Galaad y triunfa, porque Jehová la Entregará en mano del rey.
12
El mensajero que Había ido a llamar a Micaías le Habló diciendo: He Aquí, las palabras de los profetas Unánimemente anuncian el bien al rey. Sea, pues, tu palabra como la de uno de ellos, y anuncia el bien.
13
Pero Micaías Respondió: ¡Vive Jehová, que lo que mi Dios me diga, eso hablaré! Llegó al rey,
14
y el rey le Preguntó: Micaías, ¿iremos a la guerra contra Ramot de Galaad, o desistiré? El Respondió: Subid y triunfad, porque Serán entregados en vuestra mano.
15
El rey le dijo: ¿Cuántas veces tengo que hacerte jurar que no me digas sino la verdad en el nombre de Jehová?
16
Entonces Respondió: He visto a todo Israel dispersado por los montes como ovejas que no tienen pastor. Y Jehová dijo: "Estos no tienen señor; vuélvase cada uno a su casa en paz."
17
Entonces el rey de Israel dijo a Josafat: ¿No te dije que no Profetizaría acerca de Mí el bien, sino el mal?
18
Luego dijo Micaías: Escuchad, pues, la palabra de Jehová: Yo he visto a Jehová sentado en su trono, y todo el ejército de los cielos estaba de pie a su derecha y a su izquierda.
19
Entonces Jehová Preguntó: "¿Quién Inducirá a Acab, rey de Israel, para que suba y caiga en Ramot de Galaad?" Y uno Respondía de una manera, y otro Respondía de otra manera.
20
Entonces Salió un Espíritu, se puso delante de Jehová y dijo: "Yo le induciré." Jehová le Preguntó: "¿De qué manera?"
21
Y él Respondió: "Saldré y seré Espíritu de mentira en la boca de todos sus profetas." Y Jehová dijo: "Tú lo Inducirás, y también Prevalecerás. Sal y hazlo Así."
22
Ahora pues, he Aquí que Jehová ha puesto un Espíritu de mentira en la boca de estos tus profetas, porque Jehová ha decretado el mal con respecto a ti.
23
Entonces se Acercó Sedequías hijo de Quenaana y Golpeó a Micaías en la mejilla, diciéndole: ¿Por qué camino se Apartó de Mí el Espíritu de Jehová, para hablarte a ti?
24
Y Micaías Respondió: ¡He Aquí, Tú lo Verás aquel Día, cuando te metas de cuarto en cuarto para esconderte!
25
Entonces dijo el rey de Israel: Tomad a Micaías y hacedlo volver a Amón, alcalde de la ciudad, y a Joás, hijo del rey.
26
Y diles: "El rey ha dicho Así: Poned a éste en la Cárcel y mantenedle con una escasa Ración de pan y de agua, hasta que yo vuelva en paz."
27
Y Micaías dijo: Si logras volver en paz, Jehová no ha hablado por medio de Mí. Y Añadió: ¡Oídlo, pueblos todos!
28
El rey de Israel Subió con Josafat, rey de Judá, a Ramot de Galaad.
29
El rey de Israel dijo a Josafat: Yo me disfrazaré y entraré en la batalla; pero Tú, Vístete con tus vestiduras. Entonces el rey de Israel se Disfrazó, y entraron en la batalla.
30
Ahora bien, el rey de Siria Había mandado a los jefes de los carros que Tenía, diciendo: "No luchéis contra chico ni contra grande, sino Sólo contra el rey de Israel."
31
Y Sucedió que cuando los jefes de los carros vieron a Josafat, dijeron: ¡Este es el rey de Israel! Entonces se dirigieron hacia él para atacarle; pero Josafat Gritó, y Jehová le Ayudó. Dios los Desvió de él.
32
Y Sucedió que al ver los jefes de los carros que no era el rey de Israel, se apartaron de él.
33
Entonces un hombre Tiró con su arco a la ventura e Hirió al rey de Israel por entre las junturas de la armadura y la coraza. Y él dijo al que guiaba el carro: ¡Da la vuelta y Sácame de la batalla, porque he sido herido!
34
La batalla Arreció aquel Día, y el rey de Israel fue sostenido en pie en el carro, frente a los sirios, hasta el atardecer. Y Murió al ponerse el sol.
Capítulo 19
1
Josafat, rey de Judá, volvió en paz a su casa en Jerusalén.
2
Pero el vidente Jehú hijo de Hanani le Salió al encuentro y dijo al rey Josafat: ¿Das ayuda al Impío y amas a los que aborrecen a Jehová? Por esto, la ira de Jehová Será contra ti.
3
Sin embargo, se han hallado en ti cosas buenas, porque has eliminado del País los árboles rituales de Asera y has dispuesto tu Corazón para buscar a Dios.
4
Josafat habitaba en Jerusalén, pero Volvió a salir entre el pueblo desde Beerseba hasta la Región montañosa de Efraín, y los Hacía volver a Jehová, Dios de sus padres.
5
También Estableció jueces en la tierra, de ciudad en ciudad, en todas las ciudades fortificadas de Judá.
6
Y dijo a los jueces: "Mirad lo que hacéis, porque no Juzgáis en lugar del hombre, sino en lugar de Jehová, quien Estará con vosotros en materia de juicio.
7
Ahora pues, que el temor de Jehová esté en vosotros. Actuad cuidadosamente, porque con Jehová nuestro Dios no hay maldad, ni Distinción de personas, ni Aceptación de soborno."
8
Josafat también Estableció en Jerusalén a algunos de los levitas, de los sacerdotes y de los jefes de las casas paternas, para la Administración de la justicia de Jehová y para los pleitos de los habitantes de Jerusalén.
9
Y les Mandó diciendo: Habréis de proceder con temor de Jehová, con fidelidad y con Corazón íntegro.
10
En cualquier pleito que traigan a vosotros vuestros hermanos que habitan en sus ciudades (sean delitos de sangre o cuestiones de Instrucción, mandamientos, leyes o decretos), habéis de advertirles a fin de que no pequen contra Jehová y que no haya ira contra vosotros y contra vuestros hermanos. Al obrar de este modo, no tendréis culpabilidad.
11
He Aquí que el sumo sacerdote Amarías Será quien os presida en cualquier asunto de Jehová. Zebadías hijo de Ismael, dirigente de la tribu de Judá, os Presidirá en cualquier asunto del rey. Los levitas también Actuarán delante de vosotros como oficiales. Esforzaos y actuad, y Jehová esté con el bueno.
Capítulo 20
Victoria de Josafat sobre Moab y Amón
1
Aconteció después de esto que los hijos de Moab y de Amón, y con ellos algunos de los amonitas, salieron a la guerra contra Josafat.
2
Entonces fueron e informaron a Josafat diciendo: "Una gran multitud viene contra ti de la otra orilla del mar, de Edom. Y he Aquí que Están en Hazezón-tamar, que es En-guedi."
3
Josafat tuvo temor, se propuso consultar a Jehová e hizo pregonar ayuno en todo Judá.
4
Se reunieron los de Judá para pedir socorro a Jehová, y de todas las ciudades de Judá vinieron para buscar a Jehová.
5
Entonces Josafat se puso de pie ante la Congregación de Judá y de Jerusalén, en la casa de Jehová, delante del atrio nuevo,
6
y dijo: "Oh Jehová, Dios de nuestros padres, ¿no eres Tú Dios en los cielos, que gobiernas en todos los reinos de las naciones y que tienes en tu mano fuerza y poder, de modo que nadie te pueda resistir?
7
¿No fuiste Tú, oh Dios nuestro, el que echaste a los habitantes de esta tierra de la presencia de tu pueblo Israel y la diste a la descendencia de tu amigo Abraham para siempre?
8
Ellos han habitado en ella y han edificado allí un santuario a tu nombre, diciendo:
9
Si el mal viniese sobre nosotros (espada de juicio, peste o hambre), nos presentaremos delante de este templo y delante de ti, porque tu nombre Está en este templo. A ti clamaremos en nuestra Tribulación, y Tú nos Escucharás y Librarás.
10
"Ahora pues, he Aquí que los hijos de Amón, los de Moab y los de la Región montañosa de Seír (la tierra de los cuales no quisiste que Israel atravesase cuando Venía de la tierra de Egipto, por lo que se apartaron de ellos y no los destruyeron);
11
he Aquí que ahora ellos nos pagan viniendo a expulsarnos de la heredad que Tú nos has dado en Posesión.
12
Oh Dios nuestro, ¿no los Juzgarás Tú? Porque nosotros no disponemos de fuerzas contra esta multitud tan grande que viene contra nosotros. No sabemos qué hacer, pero en ti ponemos nuestros ojos."
13
Todo Judá estaba de pie delante de Jehová, con sus pequeños, sus mujeres y sus hijos.
14
También estaba allí Yajaziel hijo de Zacarías, hijo de Benaías, hijo de Jeiel, hijo de Matanías, levita de los hijos de Asaf, sobre el cual vino el Espíritu de Jehová en medio de la Congregación,
15
y dijo: "Oíd, todo Judá y habitantes de Jerusalén, y Tú, oh rey Josafat, Así os ha dicho Jehová: No Temáis ni desmayéis delante de esta multitud tan grande, porque la batalla no Será vuestra, sino de Dios.
16
Descended mañana contra ellos. He Aquí que ellos Subirán por la cuesta de Sis, y los encontraréis en el extremo del valle, frente al desierto de Jeruel.
17
En esta Ocasión, vosotros no tendréis que luchar. Deteneos, estaos quietos y ved la victoria que Jehová Logrará para vosotros. ¡Oh Judá y Jerusalén, no Temáis ni desmayéis! ¡Salid mañana a su encuentro, y Jehová Estará con vosotros!"
18
Entonces Josafat Inclinó su rostro a tierra. Del mismo modo, todo Judá y los habitantes de Jerusalén se postraron delante de Jehová, y adoraron a Jehová.
19
Luego se levantaron los levitas de los hijos de Cohat y de los hijos de Coré, para alabar con fuerte y alta voz a Jehová Dios de Israel.
20
Se levantaron muy de mañana y salieron hacia el desierto de Tecoa. Y mientras ellos Salían, Josafat se puso de pie y dijo: "Oídme, Judá y habitantes de Jerusalén: ¡Creed en Jehová vuestro Dios, y estaréis seguros! ¡Creed a sus profetas y seréis prosperados!"
21
Después de consultar con el pueblo, Designó a algunos de ellos para que cantasen a Jehová y le alabasen en la hermosura de la santidad, mientras iban delante del ejército, diciendo: "¡Alabad a Jehová, porque para siempre es su misericordia!"
22
Cuando comenzaron el canto y la alabanza, Jehová puso emboscadas contra los hijos de Amón, los de Moab y los de la Región montañosa de Seír que Habían venido contra Judá, y fueron derrotados.
23
Los hijos de Amón y de Moab se levantaron contra los de la Región montañosa de Seír, para destruirlos por completo y aniquilarlos. Cuando Habían acabado con los de la Región montañosa de Seír, cada cual Contribuyó a la Destrucción de su campañero.
24
Cuando los de Judá llegaron a cierta altura que domina el desierto, miraron hacia la multitud; y he Aquí que ellos Yacían muertos en tierra. Ninguno Había escapado.
25
Entonces Josafat y su gente fueron para despojarlos, y entre los Cadáveres hallaron muchas riquezas, tanto vestidos como objetos preciosos, los que arrebataron para Sí en tal cantidad que les era imposible llevar. Tres Días Duró el despojo, porque era mucho.
26
Al cuarto Día se congregaron en el valle de Berajá. allí bendijeron a Jehová; por eso llamaron el nombre de aquel lugar valle de Berajá, hasta hoy.
27
Todos los hombres de Judá y de Jerusalén, con Josafat a la cabeza, partieron gozosos para regresar a Jerusalén; porque Jehová les Había dado gozo sobre sus enemigos.
28
Llegaron a Jerusalén, a la casa de Jehová, con liras, arpas y trompetas.
29
Y cuando oyeron que Jehová Había combatido contra los enemigos de Israel, el temor de Dios Cayó sobre todos los reinos de aquellas tierras.
30
Entonces el reino de Josafat tuvo tranquilidad, porque su Dios le dio reposo por todas partes.
31
Así reinó Josafat sobre Judá. Tenía 35 años cuando comenzó a reinar, y reinó 25 años en Jerusalén. El nombre de su madre era Azuba hija de Silji.
32
El anduvo en el camino de su padre Asa, sin apartarse de él, haciendo lo recto ante los ojos de Jehová.
33
Sin embargo, los lugares altos no fueron quitados, pues el pueblo Aún no Había dispuesto su Corazón hacia el Dios de sus padres.
34
Los demás hechos de Josafat, los primeros y los últimos, he Aquí que Están escritos en las Crónicas de Jehú hijo de Hanani, las cuales fueron incluidas en el libro de los reyes de Israel.
35
Pasadas estas cosas Josafat, rey de Judá, se Asoció con Ocozías, rey de Israel, quien era dado a la impiedad.
36
Josafat lo hizo su socio para hacer barcos que fueran a Tarsis, y construyeron barcos en Ezión-geber.
37
Entonces Eliezer hijo de Dodava, de Maresa, Profetizó contra Josafat diciendo: "Porque te has asociado con Ocozías, Jehová Destruirá tus obras." Y los barcos se destrozaron y no pudieron ir a Tarsis.
Capítulo 21
Joram, rey de Judá
1
Josafat Reposó con sus padres y fue sepultado con ellos en la Ciudad de David. Y su hijo Joram reinó en su lugar.
2
Joram Tenía estos hermanos, hijos de Josafat: Azarías, Yejiel, Zacarías, Azariahu, Micael y Sefatías. Todos éstos eran hijos de Josafat, rey de Judá.
3
Su padre les Había dado muchos regalos de plata, oro y cosas preciosas, junto con ciudades fortificadas en Judá; pero a Joram le Había dado el reino, porque él era el primogénito.
4
Joram Ascendió al trono de su padre, y después que se hizo fuerte, Mató a espada a todos sus hermanos y también a algunos de los jefes de Israel.
5
Joram Tenía 32 años cuando comenzó a reinar, y reinó 8 años en Jerusalén.
6
El anduvo en el camino de los reyes de Israel, como hizo la casa de Acab, porque Tenía por mujer a una hija de Acab. E hizo lo malo ante los ojos de Jehová.
7
Sin embargo, Jehová no quiso destruir la casa de David, a causa del pacto que Había hecho con David. Porque Había prometido darle una Lámpara a él, y a sus hijos, continuamente.
8
En sus Días Edom se Rebeló contra el dominio de Judá, y constituyeron un rey sobre ellos.
9
Entonces Joram fue con sus oficiales y todos sus carros con él. Y Sucedió que Levantándose de noche, atacó a los edomitas que les Habían cercado a él y a los jefes de los carros.
10
Así se Rebeló Edom contra el dominio de Judá, hasta el Día de hoy. Por aquel tiempo, también Libna se rebeló contra su dominio, porque él Había abandonado a Jehová, Dios de sus padres.
11
Además, Edificó lugares altos en los montes de Judá e hizo que los habitantes de Jerusalén se prostituyeran; y a lo mismo Empujó a Judá.
12
Entonces le Llegó una carta del profeta Elías que Decía: Así ha dicho Jehová, Dios de tu padre David: Por cuanto no has andado en los caminos de tu padre Josafat, ni en los caminos de Asa, rey de Judá,
13
sino que has andado en los caminos de los reyes de Israel y has hecho que Judá y los habitantes de Jerusalén se prostituyan, como se ha prostituido la casa de Acab, y Además has asesinado a tus hermanos, a la familia de tu padre, los cuales eran mejores que Tú,
14
he Aquí que por eso Jehová Traerá una gran plaga sobre tu pueblo, sobre tus hijos, sobre tus mujeres y sobre todos tus bienes.
15
Y a ti te herirá con muchas enfermedades. Una enfermedad de los intestinos Ocasionará que éstos se te salgan a causa de la enfermedad, día tras día.
16
Jehová Despertó contra Joram el Espíritu de los filisteos y de los árabes que estaban al lado de los Etíopes,
17
y subieron contra Judá y la invadieron. Luego tomaron todos los bienes que hallaron en el palacio real, y también a sus hijos y a sus mujeres. No le Quedó Más hijo que Ocozías, el menor de sus hijos.
18
Después de todo esto Jehová lo Hirió con una enfermedad incurable en sus intestinos.
19
Y Sucedió que con el transcurso de los Días, al final de dos años, se le salieron los intestinos a causa de su enfermedad, y Murió con graves dolores. Su pueblo no hizo una hoguera por él, como la Habían hecho por sus padres.
20
Tenía 32 años cuando comenzó a reinar, y reinó 8 años en Jerusalén; y se fue sin ser deseado. Lo sepultaron en la Ciudad de David, pero no en los sepulcros de los reyes.
Capítulo 22
Ocozías, rey de Judá
1
Los habitantes de Jerusalén proclamaron rey en su lugar a Ocozías, su hijo menor, porque una banda armada que Había venido con los árabes al campamento Había matado a todos los mayores. Por eso Asumió el reinado Ocozías hijo de Joram, rey de Judá.
2
Ocozías Tenía 22 años cuando comenzó a reinar, y reinó un año en Jerusalén. El nombre de su madre era Atalía hija de Omri.
3
El anduvo en los caminos de la casa de Acab, porque su madre le aconsejaba a que actuase Impíamente.
4
E hizo lo malo ante los ojos de Jehová, como la casa de Acab; porque después de la muerte de su padre, ellos le aconsejaban para su Perdición.
5
También Siguió sus consejos y con Joram hijo de Acab, rey de Israel, fue a la guerra contra Hazael, rey de Siria, en Ramot de Galaad. Los sirios hirieron a Joram,
6
y éste Volvió a Jezreel para curarse de las heridas que le Habían ocasionado en Ramot cuando Combatía contra Hazael, rey de Siria. Entonces Ocozías hijo de Joram, rey de Judá, Descendió a Jezreel para ver a Joram hijo de Acab, porque éste estaba enfermo.
7
La Caída de Ocozías, al visitar a Joram, Ocurrió de parte de Dios, pues cuando Llegó, Salió con Joram contra Jehú hijo de Nimsi, al cual Jehová Había ungido para que exterminase a la casa de Acab.
8
Y Sucedió que cuando Jehú ejecutaba juicio contra la casa de Acab, Encontró a los jefes de Judá y a los hijos de los hermanos de Ocozías, que Servían a Ocozías, y los Mató.
9
Después Mandó buscar a Ocozías, y lo capturaron en Samaria, donde se Había escondido; lo llevaron a Jehú y lo mataron. Y le dieron sepultura, porque dijeron: "Era hijo de Josafat, quien Buscó a Jehová con todo su Corazón." No Quedó nadie de la casa de Ocozías para retener el poder del reino.
10
Cuando Atalía, madre de Ocozías, vio que su hijo había muerto, se levantó y exterminó a toda la descendencia real de la casa de Judá.
11
Pero Josabet, hija del rey, tomó a Joás hijo de Ocozías, lo Sacó a escondidas de entre los hijos del rey a quienes estaban dando muerte, y puso a él y a su nodriza en un dormitorio. Josabet, hija del rey Joram y mujer del sacerdote Joyada (siendo ella hermana de Ocozías), lo Escondió de Atalía, para que no lo matara.
12
Y estuvo escondido con ellos en la casa de Dios seis años. Entre tanto, Atalía reinaba en el país.
Capítulo 23
Joás asciende al trono de Judá
1
Al séptimo año, Joyada cobró ánimo y trajo, para hacer un convenio con él, a jefes de centenas: Azarías hijo de Jerojam, Ismael hijo de Johanán, Azarías hijo de Obed, Maasías hijo de Adaías y Elisafat hijo de Zicri.
2
Ellos recorrieron Judá y reunieron a los levitas de todas las ciudades de Judá y a los jefes de las casas paternas de Israel, y fueron a Jerusalén.
3
Entonces toda la Congregación hizo un convenio con el rey en la casa de Dios, y Joyada les dijo: He Aquí el hijo del rey, el cual Reinará, como Jehová ha prometido acerca de los hijos de David.
4
Esto es lo que habéis de hacer: Una tercera parte de vosotros, los sacerdotes y los levitas que Entráis de turno el Sábado, estaréis de porteros.
5
Otra tercera parte Estará en la casa del rey, y la otra tercera parte Estará en la puerta del Cimiento. Todo el pueblo Estará en los atrios de la casa de Jehová,
6
pero nadie Entrará en la casa de Jehová, excepto los sacerdotes y los levitas que sirven. Estos Podrán entrar, porque Están consagrados; y todo el pueblo Guardará la ordenanza de Jehová.
7
Entonces los levitas Formarán un Círculo alrededor del rey, cada uno con sus armas en su mano. Cualquiera que entre en el templo Morirá. Estaréis con el rey cuando entre y cuando salga.
8
Los levitas y todo Judá hicieron conforme a todo lo que Había mandado el sacerdote Joyada. Tomaron cada uno a sus hombres, a los que Habían de entrar el Sábado y a los que Habían de salir el Sábado, porque el sacerdote Joyada no dio licencia a los grupos.
9
El sacerdote Joyada dio a los jefes de centenas las lanzas y los escudos pequeños y grandes que Habían sido del rey David, y que estaban en la casa de Dios.
10
Luego puso a toda la gente en su lugar, cada uno con su lanza en la mano, desde el lado sur del templo hasta el lado norte del templo, entre el altar y el templo, alrededor del rey.
11
Luego sacaron al hijo del rey, le pusieron la corona, le dieron el testimonio y le proclamaron rey. Joyada y sus hijos lo ungieron diciendo: ¡Viva el rey!
12
Cuando Atalía Oyó el bullicio de la gente que Corría y loaba al rey, se Acercó a la gente en la casa de Jehová.
13
Y cuando Miró, he Aquí que el rey estaba de pie junto a su columna, a la entrada. Los magistrados y los que tocaban las trompetas estaban junto al rey. Todo el pueblo de la tierra se regocijaba y tocaba las trompetas, y los cantores Dirigían la alabanza con instrumentos musicales. Entonces Atalía Rasgó sus vestidos y Gritó: ¡Conspiración! ¡Conspiración!
14
Luego el sacerdote Joyada Sacó a los jefes de centenas que estaban al mando del ejército, y les dijo: ¡Sacadla de entre las filas; y el que la siga sea muerto a espada! Porque el sacerdote Había dicho que no la matasen en la casa de Jehová.
15
Entonces le echaron mano, y cuando ella Llegó a la entrada de la puerta de los Caballos de la casa del rey, allí la mataron.
16
Joyada hizo un pacto entre él, todo el pueblo y el rey, de que Serían el pueblo de Jehová.
17
Después todo el pueblo Entró en el templo de Baal, y lo destruyeron. Rompieron sus altares y sus Imágenes, y delante de los altares mataron a Matán, sacerdote de Baal.
18
Luego Joyada Designó oficiales para la casa de Jehová, a cargo de los sacerdotes levitas, a quienes David Había organizado para estar a cargo de la casa de Jehová, a fin de ofrecer los holocaustos de Jehová, como Está escrito en la ley de Moisés, con Alegría y canto, conforme a lo establecido por David.
19
También puso porteros junto a las puertas de la casa de Jehová, para que no entrase ninguna persona impura por cualquier Razón.
20
Después tomó a los jefes de centenas, a los poderosos, a los que gobernaban el pueblo y a todo el pueblo de la tierra; e hizo descender al rey desde la casa de Jehová. Entraron en la casa del rey por la puerta superior, e hicieron que el rey se sentase en el trono del reino.
21
Todo el pueblo de la tierra se Regocijó, y la ciudad estaba en calma, después que a Atalía le Habían dado muerte a espada.
Capítulo 24
Joás restaura el templo
1
Joás tenía 7 años cuando comenzó a reinar, y reinó 40 años en Jerusalén. El nombre de su madre era Sibia, de Beerseba.
2
Joás hizo lo recto ante los ojos de Jehová, todo el tiempo del sacerdote Joyada.
3
Joyada tomó para el rey dos mujeres, y éste Engendró hijos e hijas.
4
Aconteció después de esto que Joás Decidió reparar la casa de Jehová.
5
Entonces Reunió a los sacerdotes y a los levitas, y les dijo: Recorred las ciudades de Judá y reunid de todo Israel el dinero para reparar de año en año la casa de vuestro Dios. Poned diligencia en este asunto. Pero los levitas no pusieron diligencia.
6
Entonces el rey Llamó a Joyada, el sumo sacerdote, y le dijo: ¿Por qué no has requerido de los levitas que traigan de Judá y de Jerusalén la Contribución que Moisés, siervo de Jehová, y la Congregación de Israel establecieron para el Tabernáculo del testimonio?
7
Pues los hijos de la malvada Atalía Habían arruinado la casa de Dios, y también Habían empleado para los Baales todas las cosas sagradas de la casa de Jehová.
8
Entonces el rey dijo que hiciesen un cofre, que pusieron fuera, junto a la puerta de la casa de Jehová.
9
Luego hicieron pregonar en Judá y en Jerusalén que trajesen a Jehová la Contribución que Moisés, siervo de Dios, Había establecido para Israel en el desierto.
10
Entonces se regocijaron todos los jefes y todo el pueblo, y Traían sus contribuciones y las echaban en el cofre, hasta llenarlo.
11
Y Sucedía que cuando llegaba el tiempo para llevar el cofre al oficial del rey por medio de los levitas, y cuando Veían que Había mucho dinero, el escriba del rey y el oficial del sumo sacerdote iban y vaciaban el cofre, y lo tomaban y lo Volvían a poner en su lugar. Así lo Hacían a diario, y Recogían mucho dinero.
12
Luego el rey y Joyada lo entregaban a los que Hacían la obra de Reparación de la casa de Jehová. Así contrataban canteros y carpinteros para que restauraran la casa de Jehová; igualmente trabajadores en hierro y en bronce, para que reparasen la casa de Jehová.
13
Los obreros trabajaban, y la obra de Restauración Progresó en sus manos. Restauraron la casa de Dios a su primer estado y la reforzaron.
14
Cuando acabaron, llevaron al rey y a Joyada lo que Quedó del dinero, y con él hicieron utensilios para la casa de Jehová: utensilios para el servicio y para ofrecer holocaustos, cucharas y utensilios de oro y de plata. Continuamente Ofrecían holocaustos en la casa de Jehová, todos los Días de Joyada.
15
Entonces Joyada Envejeció y Murió lleno de años. Tenía 130 años cuando Murió,
16
y lo sepultaron en la Ciudad de David, junto con los reyes, porque Había hecho bien en Israel para con Dios y su casa.
17
Después de la muerte de Joyada vinieron los jefes de Judá y se postraron ante el rey, y el rey los Escuchó.
18
Entonces abandonaron la casa de Jehová, Dios de sus padres, y rindieron culto a los árboles rituales de Asera y a los ídolos. Y la ira de Dios vino contra Judá y contra Jerusalén, a causa de esta culpa suya.
19
Sin embargo, les envió profetas para que los hiciesen volver a Jehová; y éstos les amonestaron, pero ellos no escucharon.
20
Entonces el Espíritu de Dios Invistió a Zacarías, hijo del sacerdote Joyada, quien se puso de pie donde estaba Más alto que el pueblo y les dijo: Así ha dicho Dios: "¿Por qué Quebrantáis los mandamientos de Jehová? No prosperaréis; porque por haber abandonado a Jehová, él también os Abandonará."
21
Pero ellos conspiraron contra él, y por mandato del rey lo apedrearon en el atrio de la casa de Jehová.
22
El rey Joás no se Acordó de la bondad que Joyada, padre de Zacarías, Había mostrado con él. Más bien, Mató a su hijo, quien dijo al morir: "¡Jehová lo vea y lo demande!"
23
Aconteció que al año siguiente Subió contra él el ejército de Siria. Vinieron a Judá y a Jerusalén, destruyeron de entre la Población a todos los magistrados del pueblo y enviaron todo su Botín al rey en Damasco.
24
Aunque el ejército de Siria Había venido con poca gente, Jehová Entregó en su mano un ejército muy numeroso, porque Habían abandonado a Jehová, Dios de sus padres. Así ejecutaron juicio contra Joás.
25
Cuando los sirios se alejaron de él, lo dejaron gravemente enfermo. Después conspiraron contra él sus servidores, a causa de la sangre del hijo del sacerdote Joyada. Lo hirieron de muerte en su cama, y Murió. Y lo sepultaron en la Ciudad de David, pero no en los sepulcros de los reyes.
26
Los que conspiraron contra él fueron Zabad, hijo de Simeat la amonita, y Jozabad, hijo de Simrit la moabita.
27
Lo referente a sus hijos, a las muchas Profecías acerca de él y a la Restauración de la casa de Jehová, he Aquí que Está escrito en la historia del libro de los reyes. Y su hijo Amasías reinó en su lugar.
Capítulo 25
Amasías, rey de Judá
1
Amasías Tenía 25 años cuando comenzó a reinar, y reinó 29 años en Jerusalén. El nombre de su madre era Joadán, de Jerusalén.
2
El hizo lo recto ante los ojos de Jehová, aunque no con un Corazón íntegro.
3
Sucedió que cuando el reino se Consolidó con él, Mató a sus servidores que Habían herido de muerte al rey, su padre.
4
Pero no dio muerte a los hijos de ellos, conforme a lo que Está escrito en la Ley, en el libro de Moisés, donde Jehová Mandó diciendo: Los padres no Morirán por culpa de los hijos, ni los hijos Morirán por culpa de los padres; sino que cada cual Morirá por su propio pecado.
5
Después Amasías Reunió a los de Judá y los Organizó por todo Judá y Benjamín, de acuerdo con sus casas paternas, bajo jefes de millares y de centenas. Luego Contó a los de 20 años para arriba y Halló que eran 300 mil escogidos para ir a la guerra, los cuales portaban lanza y escudo.
6
Además, tomó a sueldo a 100 mil hombres valientes de Israel, por 100 talentos de plata.
7
Entonces un hombre de Dios fue a él y dijo: Oh rey, que no vaya contigo el ejército de Israel; porque Jehová no Está con Israel ni con ninguno de los hijos de Efraín.
8
Aunque Tú fueras y te esforzaras en la batalla, Dios te Haría fracasar delante del enemigo. Porque en Dios hay poder para ayudar o para hacer fracasar.
9
Amasías Preguntó al hombre de Dios: ¿Qué Será, pues, de los 100 talentos de plata que he dado al ejército de Israel? El hombre de Dios Respondió: Jehová puede darte mucho Más que eso.
10
Entonces Amasías Apartó las tropas que Habían venido a él de Efraín, para que se fuesen a sus casas. Ellos se enojaron Muchísimo contra Judá y se volvieron a sus casas enfurecidos.
11
Pero Amasías se Esforzó y Guió a su pueblo; fue al valle de la Sal y Mató a 10 mil de los hijos de Seír.
12
Los hijos de Judá tomaron vivos a otros 10 mil, que llevaron a la cumbre de un peñasco y de allí los despeñaron, y todos se hicieron pedazos.
13
Pero las tropas que Amasías Había despedido para que no fuesen con él a la batalla, saquearon las ciudades de Judá desde Samaria hasta Bet-Jorón, mataron a 3 mil de ellos y se llevaron mucho despojo.
14
Pero Sucedió que después que Amasías vino de la matanza de los edomitas, trajo consigo los dioses de los hijos de Seír y los puso como dioses para Sí, y se Inclinó ante ellos y les Quemó incienso.
15
Entonces el furor de Jehová se Encendió contra Amasías, y le envió un profeta que le dijo: ¿Por qué has acudido a los dioses de ese pueblo, que no pudieron librar a su pueblo de tu mano?
16
Y Sucedió que cuando el profeta le Habló estas cosas, él le Respondió: ¿Te hemos puesto a ti por consejero del rey? ¡Cállate! ¿Por qué te han de matar? Entonces el profeta Concluyó diciendo: Yo sé que Dios ha decidido destruirte, porque has hecho esto y no has escuchado mi consejo.
17
Después de haber tomado consejo Amasías, rey de Judá, Mandó a decir a Joás hijo de Joacaz, hijo de Jehú, rey de Israel: "¡Ven, y Veámonos las caras!"
18
Y Joás, rey de Israel, Mandó a decir a Amasías, rey de Judá: "El cardo que Está en el Líbano Mandó a decir al cedro que Está en el Líbano: Da tu hija a mi hijo por mujer. Entonces Pasó una fiera salvaje del Líbano y Pisoteó el cardo.
19
Tú dices: He Aquí, he derrotado a Edom, y tu Corazón se ha envanecido, y te Glorías. Ahora pues, quédate en tu casa. ¿Por qué provocas un mal, en que puedas caer Tú y Judá contigo?"
20
Pero Amasías no quiso escuchar, porque esto estaba determinado por Dios, quien los Quería entregar en mano de sus enemigos, porque Habían acudido a los dioses de Edom.
21
Entonces Joás, rey de Israel, subió; y se enfrentaron él y Amasías, rey de Judá, en Bet-semes, que pertenece a Judá.
22
Los de Judá fueron derrotados ante Israel y huyeron, cada uno a su morada.
23
Entonces Joás, rey de Israel, prendió en Bet-semes a Amasías, rey de Judá e hijo de Joás, hijo de Ocozías; y lo llevó a Jerusalén. Y Abrió una brecha en el muro de Jerusalén, desde la puerta de Efraín hasta la puerta de la Esquina, 400 codos.
24
Luego tomó todo el oro, la plata y todos los utensilios que se hallaban en la casa de Dios con Obed-edom, y los tesoros de la casa del rey. También tomó rehenes y Regresó a Samaria.
25
Amasías hijo de Joás, rey de Judá, Vivió quince años después de la muerte de Joás hijo de Joacaz, rey de Israel.
26
Los demás hechos de Amasías, los primeros y los últimos, ¿no Están escritos en el libro de los reyes de Judá y de Israel?
27
Desde el tiempo en que Amasías se Apartó de Jehová, hicieron una Conspiración contra él en Jerusalén. El Huyó a Laquis, pero enviaron gente tras él a Laquis, y lo mataron allí.
28
Después lo llevaron sobre caballos y lo sepultaron con sus padres, en la Ciudad de David.
Capítulo 26
Uzías, rey de Judá
1
Entonces todo el pueblo de Judá tomó a Uzías, que Tenía 16 años de edad, y lo proclamaron rey en lugar de su padre Amasías.
2
El Reedificó Eilat y la Restituyó a Judá, después que el rey Reposó con sus padres.
3
Uzías Tenía 16 años cuando comenzó a reinar, y reinó 52 años en Jerusalén. El nombre de su madre era Jecolía, de Jerusalén.
4
El hizo lo recto ante los ojos de Jehová, conforme a todas las cosas que Había hecho su padre Amasías.
5
Se propuso buscar a Dios en los Días de Zacarías, entendido en las visiones de Dios; y en el tiempo en que Buscó a Jehová, Dios le Prosperó.
6
Salió y Combatió contra los filisteos, y Abrió brecha en el muro de Gat, en el muro de Yabne y en el muro de Asdod. Edificó ciudades en la zona de Asdod y entre los filisteos.
7
Dios le Ayudó contra los filisteos, contra los árabes que habitaban en Gur-baal y contra los meunitas.
8
Los amonitas dieron tributo a Uzías, y su nombre se Difundió hasta la entrada de Egipto, porque se Había hecho poderoso en extremo.
9
Uzías también Edificó torres en Jerusalén, junto a la puerta de la Esquina, junto a la puerta del Valle y junto al ángulo, y las Fortificó.
10
También Edificó torres en el desierto y Cavó muchos pozos, porque Tenía mucho ganado, tanto en la Sefela como en la costa. Tuvo también agricultores y viñadores en la Región montañosa y en los campos fértiles, porque era amante de la agricultura.
11
Uzías mantuvo un ejército entrenado para la batalla, que Salía a la campaña por divisiones, conforme al Número de su lista hecha por el escriba Jeiel y por el oficial Maasías, bajo la Dirección de Ananías, uno de los funcionarios del rey.
12
El Número total de los jefes de las casas paternas al frente de los guerreros valientes era de 2.600.
13
Bajo su mando estaba un ejército de 307.500 guerreros, una fuerza poderosa para ayudar al rey contra los enemigos.
14
Uzías Preparó para todo el ejército escudos, lanzas, cascos, cotas de malla, arcos y piedras para las hondas.
15
En Jerusalén hizo Máquinas, ingeniosamente diseñadas por técnicos, para que estuviesen en las torres y en las esquinas, a fin de lanzar dardos y grandes piedras. Su fama se Difundió muy lejos, porque Halló ayuda de manera sorprendente, hasta que se hizo fuerte.
16
Cuando Uzías se hizo fuerte, su Corazón se Enalteció hasta corromperse. El Actuó con infidelidad contra Jehová su Dios y Entró en la casa de Jehová para quemar incienso en el altar del incienso.
17
El sacerdote Azarías Entró tras él, y ochenta sacerdotes de Jehová con él, hombres valientes.
18
Estos se pusieron contra el rey Uzías y le dijeron: ¡No te corresponde a ti, oh Uzías, quemar incienso a Jehová, sino a los sacerdotes hijos de Aarón, que han sido consagrados para ello! ¡Sal del santuario, porque has actuado mal! ¡Esto no te Servirá de gloria delante de Jehová Dios!
19
Pero Uzías, quien Tenía en su mano un incensario para quemar incienso, se Llenó de ira. Y al airarse contra los sacerdotes, Brotó lepra en su frente, en presencia de los sacerdotes, en la casa de Jehová, junto al altar del incienso.
20
El sumo sacerdote Azarías y todos los sacerdotes lo vieron, y he Aquí que él Tenía leprosa la frente. Entonces le hicieron salir aprisa de allí. El mismo se Apresuró a salir, porque Jehová lo Había herido.
21
El rey Uzías Quedó leproso hasta el Día de su muerte. Siendo leproso Habitó aislado en una casa, porque Había sido excluido de la casa de Jehová. Su hijo Jotam tenía a su cargo la casa del rey y gobernaba al pueblo de la tierra.
22
Los demás hechos de Uzías, los primeros y los últimos, los ha escrito el profeta Isaías hijo de Amoz.
23
Uzías Reposó con sus padres, y lo sepultaron con sus padres en el campo de sepultura de los reyes, aunque dijeron: "El es leproso." Y su hijo Jotam reinó en su lugar.
Capítulo 27
Jotam, rey de Judá
1
Jotam Tenía 25 años cuando comenzó a reinar, y reinó 16 años en Jerusalén. El nombre de su madre era Jerusa hija de Sadoc.
2
El hizo lo recto ante los ojos de Jehová, conforme a todas las cosas que Había hecho su padre Uzías, salvo que no Entró en el templo de Jehová. Sin embargo, el pueblo continuaba corrompiéndose.
3
Jotam Edificó la puerta superior de la casa de Jehová e hizo muchas edificaciones en la muralla del Ofel.
4
Edificó ciudades en la Región montañosa de Judá, y fortalezas y torres en los bosques.
5
También hizo guerra contra el rey de los hijos de Amón, a los cuales Venció. Aquel año los hijos de Amón le dieron 100 talentos de plata, 10 mil coros de trigo y 10 mil coros de cebada. Esto mismo le dieron los hijos de Amón el segundo y el tercer año.
6
Jotam se hizo fuerte, porque dispuso sus caminos delante de Jehová su Dios.
7
Los demás hechos de Jotam, todas sus guerras y sus actividades, he Aquí que Están escritos en el libro de los reyes de Israel y de Judá.
8
tenía 25 años cuando comenzó a reinar, y reinó dieciséis años en Jerusalén.
9
Jotam Reposó con sus padres, y lo sepultaron en la ciudad de David. Y su hijo Acaz reinó en su lugar.
Capítulo 28
Acaz, rey de Judá
1
Acaz Tenía 20 años cuando comenzó a reinar, y Reinó 16 años en Jerusalén. El no hizo lo recto ante los ojos de Jehová, en contraste con su padre David.
2
Anduvo en los caminos de los reyes de Israel, y aun hizo de metal fundido Imágenes de los Baales.
3
Quemó incienso en el valle de Ben-hinom e hizo pasar por fuego a sus hijos, conforme a las Prácticas abominables de las naciones que Jehová Había echado de delante de los hijos de Israel.
4
Asimismo, Ofreció sacrificios y Quemó incienso en los lugares altos, sobre las colinas y debajo de todo árbol frondoso.
5
Entonces Jehová su Dios lo Entregó en mano del rey de Siria; ellos lo derrotaron y le tomaron muchos cautivos, a los cuales llevaron a Damasco. También fue entregado en mano del rey de Israel, el cual le Ocasionó una gran derrota.
6
Pécaj hijo de Remalías Mató en Judá a 120 mil en un solo Día, todos hombres valientes, porque Habían abandonado a Jehová, Dios de sus padres.
7
También Zicri, un hombre poderoso de Efraín, Mató a Maasías, hijo del rey, a Azricam, encargado del palacio, y a Elcana que era segundo después del rey.
8
Los hijos de Israel también tomaron cautivos a 200 mil de sus hermanos: mujeres, hijos e hijas. Además, tomaron de ellos un gran Botín y se lo llevaron a Samaria.
9
Había allí un profeta de Jehová que se llamaba Oded, el cual Salió al encuentro del ejército, cuando llegaba a Samaria, y les dijo: He Aquí, fue debido a que Jehová, Dios de vuestros padres, estaba airado contra Judá, que la Entregó en vuestra mano. Pero vosotros los habéis matado con tal saña que ha llegado hasta el cielo.
10
Y ahora habéis determinado someter a los hijos de Judá y de Jerusalén como vuestros siervos y siervas. ¿No sois vosotros los verdaderos culpables ante Jehová vuestro Dios?
11
Ahora pues, escuchadme y haced volver a los cautivos que habéis tomado de vuestros hermanos, porque el furor de la ira de Jehová Está sobre vosotros.
12
Entonces se levantaron contra los que Venían de la guerra algunos hombres de los jefes de los hijos de Efraín (Azarías hijo de Johanán, Berequías hijo de Mesilemot, Ezequías hijo de Salum y Amasa hijo de Hadlai),
13
y les dijeron: No Traigáis Acá a los cautivos, porque esto nos Hará culpables delante de Jehová. Vosotros Tratáis de añadir sobre nuestros pecados y sobre nuestra culpa, a pesar de que ya es grande nuestra culpa y de que el furor de su ira Está sobre Israel.
14
Entonces el ejército Abandonó a los cautivos y el Botín delante de los jefes y de toda la Congregación.
15
Unos hombres que fueron designados por nombre se levantaron, tomaron a los cautivos y vistieron del Botín a todos los que entre ellos estaban desnudos. Los vistieron, los calzaron y les dieron de comer y de beber. Los ungieron, condujeron en asnos a todos los débiles, y los llevaron hasta Jericó, la ciudad de las palmeras, junto a sus hermanos. Después regresaron a Samaria.
16
En aquel tiempo el rey Acaz envió a pedir ayuda al rey de Asiria,
17
porque otra vez Habían venido los edomitas y Habían atacado a los de Judá, Llevándose cautivos.
18
Asimismo, los filisteos Habían hecho una Incursión en las ciudades de la Sefela y del Néguev de Judá, y Habían tomado Bet-semes, Ajalón, Gederot, Soco con sus aldeas, Timna con sus aldeas y Gimzo con sus aldeas; y habitaron en ellas.
19
Ciertamente Jehová Humilló a Judá por causa de Acaz, rey de Judá, porque él Había permitido la Corrupción en Judá y Había actuado gravemente contra Jehová.
20
Tiglat-pileser, rey de Asiria, vino a él, pero lo redujo a estrechez en lugar de fortalecerlo.
21
A pesar de que Acaz Había despojado la casa de Jehová, la casa del rey y las casas de los gobernadores, para darlo al rey de Asiria, éste no le Prestó ayuda.
22
En el tiempo de su Aflicción el rey Acaz Persistió en su infidelidad a Jehová,
23
porque Ofreció sacrificios a los dioses de Damasco que le Habían derrotado. Y dijo: "Puesto que los dioses de los reyes de Siria les ayudan, yo también les ofreceré sacrificios, para que me ayuden a Mí." Pero ellos fueron los que lo hicieron fracasar a él y a todo Israel.
24
Además de esto, Acaz Recogió los utensilios de la casa de Dios. Destrozó los utensilios de la casa de Dios, y Cerró las puertas de la casa de Jehová. Se hizo altares en todos los rincones de Jerusalén.
25
E hizo lugares altos en todas las ciudades de Judá, para quemar incienso a otros dioses, provocando a ira a Jehová, Dios de sus padres.
26
Los demás hechos de Acaz, todos su caminos, los primeros y los últimos, he Aquí que Están escritos en el libro de los reyes de Judá y de Israel.
27
Acaz Reposó con sus padres, y lo sepultaron en la ciudad de Jerusalén, pero no lo pusieron en los sepulcros de los reyes de Israel. Y su hijo Ezequías Reinó en su lugar.
Capítulo 29
Ezequías y el retorno a Jehová
1
Ezequías comenzó a reinar cuando tenía 25 años, y reinó 29 años en Jerusalén. El nombre de su madre era Abía hija de Zacarías.
2
El hizo lo recto ante los ojos de Jehová, conforme a todas las cosas que Había hecho su padre David.
3
En el mes primero del primer año de su reinado, Abrió las puertas de la casa de Jehová y las Reparó.
4
Hizo venir a los sacerdotes y a los levitas, los Reunió en la plaza oriental
5
y les dijo: Oídme, oh levitas: Purificaos ahora, y purificad luego la casa de Jehová, Dios de vuestros padres, sacando del santuario la inmundicia.
6
Porque nuestros padres han sido infieles y han hecho lo malo ante los ojos de Jehová, nuestro Dios. Ellos le han abandonado, han apartado sus rostros del Tabernáculo de Jehová, y le han vuelto las espaldas.
7
Incluso han cerrado las puertas del Pórtico y han apagado las Lámparas. No han quemado incienso ni han ofrecido holocaustos en el santuario al Dios de Israel.
8
Por eso la ira de Jehová ha venido sobre Judá y Jerusalén, y los ha entregado a Turbación, horror y escarnio, como lo veis con vuestros propios ojos.
9
He Aquí que por esto nuestros padres han Caído a espada, y nuestros hijos, nuestras hijas y nuestras mujeres Están cautivos.
10
Ahora pues, yo he decidido hacer un pacto con Jehová Dios de Israel, para que aparte de nosotros el furor de su ira.
11
Ahora pues, hijos Míos, no Seáis negligentes, porque Jehová os ha escogido a fin de que estéis delante de él y le Sirváis, para que Seáis sus servidores y le queméis incienso."
12
Entonces se levantaron los levitas Majat hijo de Amasai y Joel hijo de Azarías, de los hijos de Cohat; Quis hijo de Abdi y Azarías hijo de Jehalelel, de los hijos de Merari; Jóaj hijo de Zima y Edén hijo de Jóaj, de los hijos de Gersón;
13
Simri y Jeiel, de los hijos de Elizafán; Zacarías y Matanías, de los hijos de Asaf;
14
Yejiel y Simi, de los hijos de Hemán: Semaías y Uziel, de los hijos de Jedutún.
15
Estos reunieron a sus hermanos, se purificaron y entraron para limpiar la casa de Jehová, conforme al mandato del rey, basado en la palabra de Jehová.
16
Los sacerdotes entraron en la parte interior de la casa de Jehová para limpiarla. Sacaron al atrio de la casa de Jehová toda la inmundicia que hallaron en el templo de Jehová, y los levitas la tomaron para sacarla fuera, al arroyo de Quedrón.
17
Comenzaron a purificarlo el primero del mes primero. El octavo Día del mismo mes entraron en el Pórtico de Jehová y purificaron la casa de Jehová en ocho Días. Y acabaron el Día 16 del mes primero.
18
Luego pasaron adentro, ante el rey Ezequías, y le dijeron: Ya hemos limpiado toda la casa de Jehová, el altar del holocausto y todos sus utensilios; igualmente, la mesa de la Presentación y todos sus utensilios.
19
Asimismo, hemos preparado y consagrado todos los utensilios que en su infidelidad Había puesto de lado el rey Acaz mientras reinaba. He Aquí, ellos Están delante del altar de Jehová.
20
El rey Ezequías se Levantó muy de mañana, Reunió a los dirigentes de la ciudad y Subió a la casa de Jehová.
21
Llevaron siete toros, siete carneros, siete corderos y siete machos Cabríos para hacer un sacrificio por el pecado a favor del reino, del santuario y de Judá. Y Mandó a los sacerdotes hijos de Aarón que los ofreciesen como holocausto sobre el altar de Jehová.
22
Entonces mataron los toros, y los sacerdotes tomaron la sangre y la esparcieron sobre el altar. Mataron luego los carneros y esparcieron la sangre sobre el altar. Asimismo, mataron los corderos y esparcieron la sangre sobre el altar.
23
Después hicieron acercar ante el rey y la multitud los machos Cabríos de la ofrenda por el pecado, y pusieron sus manos sobre ellos.
24
Entonces los sacerdotes los degollaron y con su sangre hicieron un sacrificio por el pecado en el altar, para hacer Expiación por todo Israel. Porque el rey Había ordenado el holocausto y el sacrificio por el pecado, por todo Israel.
25
También puso a los levitas en la casa de Jehová, con Címbalos, liras y arpas, conforme al mandato de David, de Gad, vidente del rey, y del profeta Natán; porque éste fue el mandamiento de Jehová por medio de sus profetas.
26
Así que los levitas estuvieron de pie con los instrumentos de David, y los sacerdotes con las trompetas.
27
Entonces Ezequías Mandó que se ofreciera el holocausto sobre el altar. Y cuando el holocausto Empezó a ser ofrecido, comenzó el canto a Jehová con las trompetas y los instrumentos de David, rey de Israel.
28
Toda la Congregación adoraba mientras resonaba el canto y sonaban las trompetas, todo hasta acabarse el holocausto.
29
Cuando acabaron de ofrecer el holocausto, el rey y todos los que estaban con él se arrodillaron y adoraron.
30
Entonces el rey Ezequías y los dirigentes mandaron a los levitas que alabasen a Jehová con las palabras de David y del vidente Asaf. Y ellos alabaron con grande gozo, y se inclinaron y adoraron.
31
Luego Ezequías tomó la palabra y dijo: Ahora vosotros os habéis consagrado a Jehová. Acercaos y presentad sacrificios y ofrendas de Acción de gracias en la casa de Jehová. Entonces la multitud Presentó sacrificios y ofrendas de Acción de gracias, y todos los de Corazón generoso ofrecieron holocaustos.
32
El Número de los holocaustos que trajo la asamblea fue de 70 toros, 100 carneros y 200 corderos; todos éstos fueron para el holocausto a Jehová.
33
Las ofrendas consagradas fueron de 600 toros y 3 mil ovejas.
34
Sin embargo, los sacerdotes eran pocos y no bastaban para desollar todos los holocaustos, de modo que sus hermanos los levitas les ayudaron, hasta que acabaron la obra y hasta que los sacerdotes se purificaron. Porque los levitas Habían sido Más concienzudos que los sacerdotes en purificarse.
35
Así, pues, hubo una gran cantidad de holocaustos, con los sebos de los sacrificios de paz y con las libaciones de cada holocausto. Así Quedó restablecido el servicio de la casa de Jehová.
36
Ezequías y todo el pueblo se alegraron por lo que Dios Había realizado a favor del pueblo, porque la cosa se Había hecho con rapidez.
Capítulo 30
Ezequías celebra la Pascua
1
Ezequías envió mensajeros por todo Israel y Judá, y también Escribió cartas a los de Efraín y Manasés para que acudieran a Jerusalén, a la casa de Jehová, para celebrar la Pascua de Jehová Dios de Israel.
2
El rey Había tomado el acuerdo, junto con sus magistrados y con toda la Congregación en Jerusalén, de celebrar la Pascua en el mes segundo.
3
No la Habían podido celebrar a su debido tiempo, porque los sacerdotes no se Habían purificado en Número suficiente, ni el pueblo se Había reunido en Jerusalén.
4
Esto les Pareció bien al rey y a toda la asamblea,
5
y determinaron pasar una proclama por todo Israel, desde Beerseba hasta Dan, para que acudieran a celebrar la Pascua a Jehová Dios de Israel, en Jerusalén. Porque Hacía mucho tiempo que no la Habían celebrado Según estaba escrito.
6
Fueron, pues, los mensajeros por todo Israel y Judá, con cartas de parte del rey y de sus magistrados, como el rey lo Había mandado, que Decían: Oh hijos de Israel, volveos a Jehová, Dios de Abraham, de Isaac y de Israel, para que él se vuelva a los que han escapado y sobrevivido de mano de los reyes de Asiria.
7
No Seáis como vuestros padres y como vuestros hermanos, que actuaron con infidelidad a Jehová, Dios de sus padres, por lo cual él los Entregó a la Desolación, como vosotros veis.
8
Ahora pues, no Endurezcáis vuestra cerviz como vuestros padres. Someteos a Jehová, y venid a su santuario que él ha santificado para siempre. Servid a Jehová vuestro Dios, y el furor de su ira se Apartará de vosotros.
9
Porque si os volvéis a Jehová, vuestros hermanos y vuestros hijos Hallarán misericordia delante de quienes los llevaron cautivos, y Volverán a esta tierra. Porque Jehová vuestro Dios es clemente y misericordioso, y si vosotros os volvéis a él, no Esconderá de vosotros su rostro.
10
Los mensajeros pasaron de ciudad en ciudad por la tierra de Efraín y de Manasés, y hasta Zabulón; pero se Reían de ellos y los ridiculizaban.
11
Solamente algunos hombres de Aser, de Manasés y de Zabulón se humillaron y fueron a Jerusalén.
12
También en Judá se Manifestó la mano de Dios, Dándoles un solo Corazón para cumplir el mandato del rey y de los magistrados, conforme a las palabras de Jehová.
13
En el mes segundo se Reunió en Jerusalén mucha gente, una gran Congregación, para celebrar la fiesta de los panes sin levadura.
14
Luego se levantaron y quitaron los altares que Había en Jerusalén. También quitaron los altares de incienso, y los echaron al arroyo de Quedrón.
15
Entonces sacrificaron la Víctima de la Pascua el 14 del mes segundo. Los sacerdotes y los levitas estaban avergonzados y se purificaron, y llevaron holocaustos a la casa de Jehová.
16
Tomaron su respectivo lugar conforme a lo establecido en la ley de Moisés, hombre de Dios, y los sacerdotes Esparcían la sangre que Recibían de mano de los levitas.
17
Puesto que Había muchos en la Congregación que no estaban purificados, los levitas estuvieron a cargo del sacrificio de las Víctimas de la Pascua, por todos los que no se Habían purificado, a fin de consagrarlas a Jehová.
18
La Mayoría de la gente, muchos de Efraín, de Manasés, de Isacar y de Zabulón, no se Había purificado; pero comieron la Víctima de la Pascua, aunque no de acuerdo con lo prescrito. Pero Ezequías Oró por ellos diciendo: "Jehová, que es bueno, perdone a todo aquel que ha preparado su Corazón para buscar a Dios,
19
a Jehová, Dios de sus padres, aunque no sea de acuerdo con la Purificación ritual."
20
Y Jehová Escuchó a Ezequías y Sanó al pueblo.
21
Así los hijos de Israel que se hallaban en Jerusalén celebraron la fiesta de los Panes sin Levadura, durante siete Días, con gran gozo. Los levitas y los sacerdotes alababan a Jehová Día tras Día, cantando a Jehová con instrumentos resonantes.
22
Ezequías Habló al Corazón de todos los levitas que demostraban tener buen conocimiento de Jehová, y durante siete Días comieron la Porción asignada, ofreciendo sacrificios de paz y dando gracias a Jehová, Dios de sus padres.
23
Entonces toda la Congregación Determinó que se celebrase otros siete Días. Y celebraron otros siete Días con Alegría.
24
Porque Ezequías, rey de Judá, Había dado para la Congregación 1 mil toros y 7 mil ovejas; y también los magistrados Habían dado para la Congregación 1 mil toros y 10 mil ovejas, y muchos sacerdotes ya se Habían purificado.
25
Toda la Congregación de Judá se Regocijó, como también los sacerdotes, los levitas y toda la Congregación que Había venido de Israel. Asimismo los forasteros que Habían venido de la tierra de Israel y los que habitaban en Judá.
26
Hubo gran Alegría en Jerusalén, porque no Había habido cosa semejante en Jerusalén desde los Días de Salomón hijo de David, rey de Israel.
27
Después los sacerdotes y los levitas se levantaron y bendijeron al pueblo. Y su voz fue Oída, y su Oración Llegó a su santa morada, al mismo cielo.
Capítulo 31
1
Cuando se Acabó todo esto, todos los de Israel que Habían estado presentes fueron por las ciudades de Judá; rompieron las piedras rituales, cortaron los árboles rituales de Asera y derribaron los lugares altos y los altares en todo Judá y Benjamín, y también en Efraín y Manasés, hasta acabar con ellos. Después todos los hijos de Israel regresaron a sus ciudades, cada uno a su Posesión.
2
Ezequías Constituyó los grupos de los sacerdotes y de los levitas, conforme a sus grupos, y cada uno Según su oficio (tanto los sacerdotes como los levitas), para los holocaustos y los sacrificios de paz; a fin de que sirviesen, diesen gracias y alabasen en las puertas de la morada de Jehová.
3
El rey Contribuyó con una parte de su patrimonio para los holocaustos: para los holocaustos de la mañana y de la tarde, y para los holocaustos de los Sábados, de las lunas nuevas y de las fiestas solemnes, como Está escrito en la ley de Jehová.
4
También Mandó al pueblo que habitaba en Jerusalén que diesen a los sacerdotes y a los levitas la Porción que les Correspondía, para que se mantuviesen dedicados a la ley de Jehová.
5
Cuando fue divulgada esta orden, los hijos de Israel dieron muchas primicias de grano, vino nuevo, aceite, miel y de todos los frutos de la tierra. Asimismo, trajeron en abundancia los diezmos de todas las cosas.
6
También los hijos de Israel y de Judá que habitaban en las ciudades de Judá trajeron los diezmos de las vacas y de las ovejas, y los diezmos de las cosas consagradas a Jehová su Dios, y lo acumularon en montones.
7
Comenzaron a hacer aquellos montones en el mes tercero, y acabaron en el mes séptimo.
8
Ezequías y los magistrados fueron a ver los montones, y bendijeron a Jehová y a su pueblo Israel.
9
Ezequías Preguntó a los sacerdotes y a los levitas acerca de los montones.
10
Y Azarías, sumo sacerdote de la casa de Sadoc, le Respondió: "Desde que comenzaron a traer la ofrenda a la casa de Jehová, hemos comido y nos hemos saciado, y ha sobrado mucho. Porque Jehová ha bendecido a su pueblo, y ha sobrado esta gran cantidad."
11
Entonces Ezequías Mandó que preparasen unas Cámaras en la casa de Jehová. Las prepararon
12
y pusieron fielmente en ellas las ofrendas, los diezmos y las cosas consagradas. A cargo de ello estaban el oficial Conanías, levita, y su hermano Simei, segundo en rango.
13
Yejiel, Azazías, Najat, Asael, Jerimot, Jozabad, Eliel, Ismaquías, Majat y Benaías eran supervisores bajo el mando de Conanías y de su hermano Simei, por Disposición del rey Ezequías y de Azarías, director de la casa de Dios.
14
El levita Coré hijo de Imna, guardia de la puerta oriental, estaba encargado de las ofrendas voluntarias hechas a Dios, de la Distribución de las contribuciones a Jehová y de las cosas Más sagradas.
15
Bajo su mando estaban Edén, Miniamín, Jesúa, Semaías, Amarías y Secanías en las ciudades de los sacerdotes encargados de distribuir con fidelidad a sus hermanos sus porciones, conforme a sus grupos, desde el mayor hasta el menor;
16
a los varones, de acuerdo con sus Genealogías, de tres años para arriba, todos los que entraban en la casa de Jehová, para realizar su tarea diaria, Según su servicio, en sus deberes y de acuerdo con sus grupos.
17
Lo mismo a los sacerdotes inscritos en las Genealogías, Según sus casas paternas, y a los levitas de 20 años para arriba, conforme a sus deberes y a sus grupos.
18
Ellos estaban inscritos en el registro con todos sus bebés, sus mujeres, sus hijos e hijas, de toda la asamblea, porque con fidelidad se consagraban a las cosas sagradas.
19
Además, para los hijos de Aarón, los sacerdotes, que estaban en los campos alrededor de sus ciudades, Había hombres designados por nombre en cada una de las ciudades, para que dieran porciones a cada Varón entre los sacerdotes y a todos los levitas registrados en las Genealogías.
20
De esta manera hizo Ezequías en todo Judá. El hizo lo bueno, lo recto y lo verdadero delante de Jehová su Dios.
21
El Buscó a su Dios en toda obra que Emprendió en el servicio de la casa de Dios y en la ley y los mandamientos. Lo hizo de todo Corazón y fue prosperado.
Capítulo 32
Ezequías y la invasión de Senaquerib
1
Después de estas cosas y de esta fidelidad, vino Senaquerib, rey de Asiria; e Invadió Judá y Acampó contra las ciudades fortificadas, con la Intención de conquistarlas.
2
Al ver que Había venido Senaquerib y que su Propósito era combatir contra Jerusalén, Ezequías
3
tomó consejo con sus generales y sus valientes para cegar los manantiales de aguas que estaban fuera de la ciudad; y ellos le apoyaron.
4
Se Reunió mucha gente, y cegaron todos los manantiales y el arroyo que Corría a través del territorio, diciendo: "¿Por qué han de hallar tanta agua los reyes de Asiria, cuando vengan?"
5
Ezequías se Animó y Reconstruyó toda la muralla que Tenía brechas, y sobre ella Levantó torres y Edificó por fuera otra muralla. Fortificó el Milo en la Ciudad de David, e hizo muchas lanzas y muchos escudos.
6
También Designó comandantes de guerra sobre el pueblo; y los hizo reunir ante él en la plaza de la puerta de la ciudad, y les Habló al Corazón diciendo:
7
"Esforzaos y sed valientes; no Temáis ni desmayéis ante el rey de Asiria, ni ante toda la multitud que viene con él; porque Más poderoso es el que Está con nosotros que el que Está con él.
8
Con él Está un brazo de carne; pero con nosotros Está Jehová, nuestro Dios, para ayudarnos y para llevar a cabo nuestras batallas." Y el pueblo tuvo confianza en las palabras de Ezequías, rey de Judá.
9
Después de esto Senaquerib, rey de Asiria, que estaba sitiando Laquis con todas sus fuerzas, envió sus servidores a Jerusalén para decir a Ezequías, rey de Judá, y a todos los de Judá que estaban en Jerusalén:
10
"Así ha dicho Senaquerib, rey de Asiria: ¿En qué Confiáis vosotros que permanecéis sitiados en Jerusalén?
11
¿No os engaña Ezequías, para entregaros a morir de hambre y de sed, diciendo: Jehová nuestro Dios nos Librará de mano del rey de Asiria?
12
¿No es éste aquel cuyos lugares altos y cuyos altares ha quitado Ezequías, y ha dicho a Judá y a Jerusalén: Delante de un solo altar adoraréis, y sobre él quemaréis incienso?
13
¿No sabéis lo que yo y mis padres hemos hecho a todos los pueblos de aquellas tierras? ¿Pudieron los dioses de las naciones de aquellas tierras librar sus tierras de mi mano?
14
¿Cuál de todos los dioses de aquellas naciones que mis padres destruyeron por completo pudo salvar a su pueblo de mi mano, para que vuestro dios pueda libraros de mi mano?
15
Ahora pues, ¡no os engañe Ezequías, ni os haga errar de esta manera! ¡No le Creáis! Porque Ningún dios de ninguna Nación ni reino ha podido librar a su pueblo de mi mano ni de la mano de mis padres. ¡Cuánto menos vuestro dios os Podrá librar de mi mano!"
16
Estas y otras cosas hablaron sus servidores contra Jehová Dios y contra su siervo Ezequías.
17
Además, Escribió cartas en las que afrentaba a Jehová Dios de Israel, y hablaba contra él diciendo: "Como los dioses de las naciones de otras tierras no pudieron librar a sus pueblos de mi mano, tampoco el dios de Ezequías Librará a su pueblo de mi mano."
18
Entonces gritaron a gran voz en hebreo al pueblo de Jerusalén que estaba sobre la muralla, para atemorizarlos e infundirles miedo, a fin de poder tomar la ciudad.
19
Hablaron del Dios de Jerusalén como de los dioses de los pueblos de la tierra, que son obra de manos de hombres.
20
Entonces el rey Ezequías y el profeta Isaías hijo de Amoz oraron acerca de esto y clamaron a los cielos.
21
Y Jehová envió un ángel, el cual Hirió a todos los guerreros esforzados, a los oficiales y a los jefes en el campamento del rey de Asiria. Senaquerib se Volvió a su tierra con el rostro avergonzado. Y cuando Entró en el templo de su dios, algunos de sus propios hijos lo mataron allí a espada.
22
Así Libró Jehová a Ezequías y a los habitantes de Jerusalén de mano de Senaquerib, rey de Asiria, y de mano de todos. Y les dio reposo en derredor.
23
Muchos Traían a Jerusalén ofrendas para Jehová, y preciosos regalos para Ezequías, rey de Judá. Y después de esto fue engrandecido ante todas las naciones.
24
En aquellos Días Ezequías Cayó enfermo de muerte y Oró a Jehová. El le Respondió y le dio una señal milagrosa.
25
Pero Ezequías no Correspondió al bien que le Había sido hecho; antes bien, se Enalteció su Corazón, y el furor de Dios vino contra él, contra Judá y contra Jerusalén.
26
Pero después que se Enalteció su Corazón, Ezequías se Humilló, junto con los habitantes de Jerusalén; y el furor de Jehová Dejó de venir sobre ellos en los Días de Ezequías.
27
Ezequías tuvo Muchísimas riquezas y gloria. Adquirió tesoros de plata y oro, piedras preciosas, especias Aromáticas, escudos y toda clase de objetos valiosos.
28
También tuvo Depósitos para los productos del grano, del vino nuevo y del aceite, establos para toda clase de ganado y rediles para los rebaños.
29
Adquirió ciudades, rebaños de ovejas y vacas en gran abundancia, porque Dios le dio Muchísimas posesiones.
30
El mismo Ezequías Cegó la salida de las aguas de Guijón Alto, y las condujo directamente hacia abajo, hacia el oeste, a la Ciudad de David. Ezequías tuvo éxito en todo lo que hizo,
31
excepto en el asunto de los intermediarios de los jefes de Babilonia, que fueron enviados a él para investigar el prodigio que Había acontecido en el País. Dios lo Abandonó para probarlo, a fin de conocer todo lo que estaba en su Corazón.
32
Los demás hechos de Ezequías y sus obras piadosas, he Aquí que Están escritos en la Visión del profeta Isaías hijo de Amoz y en el libro de los reyes de Judá y de Israel.
33
Ezequías Reposó con sus padres, y lo sepultaron en la subida de los sepulcros de los hijos de David. Todo Judá y los habitantes de Jerusalén le honraron en su muerte. Y su hijo Manasés Reinó en su lugar.
Capítulo 33
Manasés, rey de Judá
1
Manasés Tenía 12 años cuando comenzó a reinar, y Reinó 55 años en Jerusalén.
2
El hizo lo malo ante los ojos de Jehová, conforme a las Prácticas abominables de las naciones que Jehová Había echado de delante de los hijos de Israel.
3
Volvió a edificar los lugares altos que su padre Ezequías Había destruido. Erigió altares a los Baales, hizo árboles rituales de Asera, y se Postró ante todo el ejército de los cielos y les Rindió culto.
4
También Edificó altares en la casa de Jehová, de la cual Jehová Había dicho: "En Jerusalén Estará mi nombre para siempre."
5
Edificó altares a todo el ejército de los cielos en los dos atrios de la casa de Jehová.
6
Hizo pasar por fuego a sus hijos en el valle de Ben-hinom; Practicó la magia, la Adivinación y la Hechicería; Evocó a los muertos y Practicó el espiritismo. Abundó en hacer lo malo ante los ojos de Jehová, Provocándole a ira.
7
La imagen tallada del ídolo que Había hecho, él la puso en la casa de Dios, de la cual Dios Había dicho a David y a su hijo Salomón: "En esta casa y en Jerusalén, que he elegido entre todas las tribus de Israel, pondré mi nombre para siempre.
8
No volveré a quitar los pies de Israel de la tierra que yo he establecido para vuestros padres, con tal de que procuren hacer todas las cosas que les he mandado: toda la ley, los estatutos y los decretos, dados por medio de Moisés."
9
Manasés hizo que Judá y los habitantes de Jerusalén se desviaran; e hicieron lo malo, Más que las naciones que Jehová Había destruido ante los hijos de Israel.
10
Jehová Habló a Manasés y a su pueblo, pero no escucharon.
11
Por ello Jehová trajo contra ellos a los jefes del ejército del rey de Asiria, quienes aprisionaron con ganchos a Manasés, y lo llevaron a Babilonia atado con cadenas de bronce.
12
Sin embargo, cuando fue puesto en angustia, Imploró el favor de Jehová su Dios y se Humilló mucho delante del Dios de sus padres.
13
El Oró a Dios, quien Aceptó su Oración y Escuchó su Súplica, y lo hizo volver a Jerusalén y a su reino. Entonces Manasés Reconoció que Jehová es Dios.
14
Después de esto Edificó la muralla exterior de la Ciudad de David, al oeste de Guijón, en el valle, hasta la entrada de la puerta del Pescado, y Cercó el Ofel, Elevándola mucho. También puso oficiales del ejército en todas las ciudades fortificadas de Judá.
15
Quitó de la casa de Jehová los dioses extraños y el ídolo, asimismo todos los altares que Había edificado en el monte de la casa de Jehová y en Jerusalén; y los Echó fuera de la ciudad.
16
Luego Restauró el altar de Jehová, y sobre él Ofreció sacrificios de paz y de Acción de gracias, y Mandó a los de Judá que sirviesen a Jehová Dios de Israel.
17
Sin embargo, el pueblo Seguía ofreciendo sacrificios en los lugares altos, aunque Sólo a Jehová su Dios.
18
Los demás hechos de Manasés, su Oración a su Dios y las palabras de los videntes que le hablaron en nombre de Jehová Dios de Israel, he Aquí que Están escritos en las Crónicas de los reyes de Israel.
19
Asimismo, su Oración y Cómo fue escuchado, todo su pecado e infidelidad, los sitios donde Edificó lugares altos y puso árboles rituales de Asera e Imágenes, antes de que se humillase, he Aquí que Están escritos en las Crónicas de los videntes.
20
Manasés Reposó con sus padres, y lo sepultaron en su casa. Y su hijo Amón Reinó en su lugar.
21
Amón Tenía 22 años cuando comenzó a reinar, y Reinó 2 años en Jerusalén.
22
El hizo lo malo ante los ojos de Jehová, como Había hecho su padre Manasés. Amón ofrecía sacrificios y rendía culto a todos los ídolos que había hecho su padre Manasés.
23
Pero nunca se humilló delante de Jehová, como se Humilló su padre. Al contrario, Amón Añadió Más a su culpa.
24
Sus servidores conspiraron contra él y lo mataron en su casa.
25
Pero el pueblo de la tierra mató a todos los que Habían conspirado contra el rey Amón. Luego, en su lugar, el pueblo de la tierra proclamó rey a su hijo Josías.
Capítulo 34
El rey Josías y sus reformas
1
Josías tenía ocho años cuando comenzó a reinar, y reinó treinta y un años en Jerusalén.
2
El hizo lo recto ante los ojos de Jehová, y anduvo en los caminos de su padre David, sin apartarse ni a la derecha ni a la izquierda.
3
A los ocho años de su reinado, siendo Aún muchacho, comenzó a buscar al Dios de su padre David. Y a los doce años comenzó a limpiar Judá y Jerusalén de los lugares altos, de los árboles rituales de Asera, de las Imágenes talladas y de las Imágenes de Fundición.
4
Delante de él derribaron los altares de los Baales; Destrozó los altares de incienso que estaban puestos encima y Quebró los árboles rituales de Asera. Redujo a polvo las Imágenes talladas y las Imágenes de Fundición, y Esparció el polvo sobre los sepulcros de los que les Habían ofrecido sacrificios.
5
Quemó sobre sus altares los huesos de los sacerdotes, y Limpió a Judá y a Jerusalén.
6
Lo mismo hizo en las ciudades de Manasés, Efraín, Simeón y hasta en Neftalí y en sus ruinas alrededor.
7
Derribó, pues, los altares y Quebró los árboles rituales de Asera y los ídolos hasta hacerlos polvo, y Destrozó los altares de incienso en toda la tierra de Israel. Después Regresó a Jerusalén.
8
En el año 18 de su reinado, cuando Acabó de purificar la tierra y el templo, envió a Safán hijo de Azalías, a Maasías el alcalde de la ciudad y al cronista Jóaj hijo de Joacaz, para que reparasen la casa de Jehová su Dios.
9
Estos fueron al sumo sacerdote Hilquías y le dieron el dinero que Había sido Traído a la casa de Dios, dinero que los levitas que guardaban la puerta Habían recogido de los de Manasés y Efraín, y de todo el remanente de Israel, de todo Judá y de Benjamín y de los habitantes de Jerusalén.
10
Ellos lo entregaron en manos de los que Hacían la obra, los que estaban encargados de la casa de Jehová; y éstos lo entregaron a los que Hacían la obra y trabajaban en la casa de Jehová, para reparar y restaurar la casa.
11
Lo entregaron a los carpinteros y constructores, a fin de comprar piedra labrada y madera para las uniones, y para poner vigas a los edificios que los reyes de Judá Habían dejado arruinar.
12
Estos hombres Procedían con fidelidad en la obra. Los que estaban encargados de ellos para dirigirlos eran Yajat y Abdías, levitas de los hijos de Merari, y Zacarías y Mesulam, de los hijos de Cohat, y todos los levitas expertos en los instrumentos de Música.
13
También estaban encargados de los cargadores y Dirigían a todos los que se ocupaban en diversos aspectos de la obra. Entre los levitas también Había escribas, oficiales y porteros.
14
Al sacar el dinero que Había sido Traído a la casa de Jehová, el sacerdote Hilquías Halló el libro de la Ley de Jehová, dada por medio de Moisés.
15
Entonces Hilquías Habló al escriba Safán diciendo: He hallado el libro de la Ley en la casa de Jehová. E Hilquías Entregó el libro a Safán.
16
Entonces Safán llevó el libro al rey, y Además le dio informes diciendo: Tus siervos han cumplido todo lo que les fue encargado.
17
Ellos han vaciado el dinero que se Halló en la casa de Jehová, y lo han entregado en manos de los que Están encargados, en manos de los que hacen la obra.
18
Asimismo, el escriba Safán Declaró al rey diciendo: El sacerdote Hilquías me ha dado un libro. Safán Leyó en él delante del rey.
19
Y Sucedió que cuando el rey Escuchó las palabras de la Ley, Rasgó sus vestiduras.
20
Luego el rey Mandó a Hilquías, a Ajicam hijo de Safán, a Abdón hijo de Micaías, al escriba Safán y a Asaías el siervo del rey, diciendo:
21
Id y consultad a Jehová por Mí y por los sobrevivientes de Israel y de Judá, respecto a las palabras del libro que ha sido hallado. Porque grande es la ira de Jehová que ha sido derramada sobre nosotros, por cuanto nuestros padres no guardaron el mandamiento de Jehová de hacer conforme a todo lo que Está escrito en este libro.
22
Entonces Hilquías y los hombres del rey fueron a la profetisa Hulda, esposa de Salum hijo de Ticva, hijo de Jarjas, guarda de las vestiduras, la cual Vivía en el Segundo Barrio de Jerusalén; y hablaron con ella de este asunto.
23
Y ella les dijo: Así ha dicho Jehová Dios de Israel: "Decid al hombre que os ha enviado a Mí, que Así ha dicho Jehová:
24
He Aquí yo traeré el mal sobre este lugar y sobre sus habitantes, es decir, todas las maldiciones que Están escritas en el libro que han Leído delante del rey de Judá.
25
Porque me han abandonado y han quemado incienso a otros dioses, Provocándome a ira con todas las obras de sus manos. Por eso se Derramará mi ira sobre este lugar, y no Será apagada."
26
Así diréis al rey de Judá que os ha enviado para consultar a Jehová: "Así ha dicho Jehová Dios de Israel con respecto a las palabras que has escuchado:
27
Por cuanto tu Corazón se ha enternecido y te has humillado delante de Dios, cuando escuchaste sus palabras contra este lugar y contra sus habitantes; por cuanto te humillaste delante de Mí y rasgaste tus vestiduras y lloraste en mi presencia, yo también te he escuchado, dice Jehová.
28
He Aquí que yo te reuniré con tus padres, y Serás reunido en tu sepulcro en paz. Tus ojos no Verán todo el mal que traeré sobre este lugar y sobre sus habitantes." Y ellos dieron la respuesta al rey.
29
Entonces el rey Mandó reunir a todos los ancianos de Judá y de Jerusalén.
30
Luego el rey Subió a la casa de Jehová con todos los hombres de Judá, los habitantes de Jerusalén, los sacerdotes, los levitas y todo el pueblo, desde el Más grande hasta el Más pequeño. Y Leyó a Oídos de ellos todas las palabras del libro del pacto que había sido hallado en la casa de Jehová.
31
El rey se puso de pie en su lugar e hizo pacto delante de Jehová, de andar en pos de Jehová y de guardar sus mandamientos, sus testimonios y sus estatutos con todo su Corazón y con toda su alma; para poner por obra las palabras del pacto escritas en este libro.
32
Entonces hizo que se comprometieran todos los que estaban en Jerusalén y en Benjamín. Y los habitantes de Jerusalén hicieron conforme al pacto de Dios, el Dios de sus padres.
33
Después Josías Quitó todas las abominaciones de todas las tierras que Tenían los hijos de Israel, e hizo que todos los que se hallaban en Israel sirvieran a Jehová su Dios. No se apartaron de ir en pos de Jehová, el Dios de sus padres, todo el tiempo que Josías vivió.
Capítulo 35
Josías y la celebración de la Pascua
1
Josías Celebró la Pascua de Jehová en Jerusalén. Sacrificaron la Víctima de la Pascua el 14 del mes primero,
2
y él puso a los sacerdotes en sus cargos y los Alentó al servicio de la casa de Jehová.
3
Dijo a los levitas que enseñaban a todo Israel y que estaban consagrados a Jehová: "Poned el arca sagrada en el templo que Edificó Salomón hijo de David, rey de Israel, para que no Tengáis que llevarla Más sobre los hombros. Ahora serviréis a Jehová, vuestro Dios, y a su pueblo Israel.
4
Preparaos Según vuestras casas paternas y por vuestros grupos, conforme a lo prescrito por David, rey de Israel, y por el documento de su hijo Salomón.
5
Permaneced en el santuario Según la Distribución de las casas paternas de vuestros hermanos los hijos del pueblo, y del grupo de las casas paternas de los levitas.
6
Sacrificad la Víctima de la Pascua, purificaos y preparadla para vuestros hermanos, a fin de que hagan conforme a la palabra de Jehová, dada por medio de Moisés."
7
Luego el rey Josías dio a los hijos del pueblo para los sacrificios de la Pascua, para todos los que se hallaban presentes, rebaños de corderos y cabritos en Número de 30 mil, y 3 mil cabezas de ganado vacuno. Esto Procedía del patrimonio del rey.
8
También sus magistrados dieron con liberalidad al pueblo, a los sacerdotes y a los levitas. Hilquías, Zacarías y Yejiel, oficiales de la casa de Dios, dieron a los sacerdotes 2.600 ovejas y 300 cabezas de ganado vacuno para los sacrificios de la Pascua.
9
Y Conanías, Semaías y Natanael, sus hermanos, y Hasabías, Jeiel y Josabad, jefes de los levitas, dieron a los levitas 5 mil ovejas y 500 cabezas de ganado vacuno para los sacrificios de la Pascua.
10
Preparado Así el servicio, los sacerdotes se colocaron de pie en sus puestos, y los levitas Según sus grupos, conforme al mandato del rey.
11
Entonces sacrificaron la víctima de la Pascua; y los levitas la desollaban, mientras los sacerdotes esparcían la sangre recibida de mano de ellos.
12
Luego quitaron el holocausto para darlo a las divisiones, Según las casas paternas de los hijos del pueblo, para que lo ofreciesen a Jehová Según Está escrito en el libro de Moisés. Lo mismo hicieron con las cabezas de ganado vacuno.
13
Asaron al fuego la carne de la Víctima de la Pascua, Según lo establecido; pero lo que Había sido santificado lo cocieron en ollas, calderos y sartenes, y lo llevaron Rápidamente a todos los hijos del pueblo.
14
Después prepararon para Sí y para los sacerdotes, porque los sacerdotes hijos de Aarón estuvieron ocupados hasta la noche en ofrecer los holocaustos y los sebos. Por eso los levitas prepararon para ellos mismos y para los sacerdotes hijos de Aarón.
15
También los cantores, hijos de Asaf, estaban en su puesto conforme al mandato de David, de Asaf, de Hemán y de Jedutún, vidente del rey. También los porteros estaban en cada puerta. No era necesario que se apartasen de su servicio, porque sus hermanos los levitas preparaban para ellos.
16
Así fue organizado aquel Día todo el servicio de Jehová, para hacer el sacrificio de la Pascua y para ofrecer los holocaustos sobre el altar de Jehová, conforme al mandato del rey Josías.
17
En aquel tiempo los hijos de Israel que se hallaban presentes celebraron el sacrificio de la Pascua y la fiesta de los Panes sin Levadura, durante siete Días.
18
No Había sido celebrada en Israel una Pascua como ésta desde el tiempo del profeta Samuel, ni ninguno de los reyes de Israel Celebró una Pascua como la que Celebró Josías, con los sacerdotes, los levitas y todo Judá e Israel que se hallaron allí, junto con los habitantes de Jerusalén.
19
Esta Pascua fue celebrada en el año 18 del reinado de Josías.
20
Después de todas estas cosas, cuando Josías Había reparado el templo, Necao, rey de Egipto, Subió a combatir en Carquemis, junto al Eufrates, y Josías le Salió al encuentro.
21
Necao le envió mensajeros diciendo: "¿Qué tenemos Tú y yo, oh rey de Judá? Yo no he venido ahora contra ti, sino contra el pueblo que me hace la guerra. Dios me ha dicho que me apresure. Por tu bien, deja de resistir a Dios, porque él Está conmigo; no sea que él te destruya."
22
Pero Josías no se Apartó de él; se Disfrazó para combatir contra él, y no hizo caso a las palabras de Necao, que en realidad Procedían de la boca de Dios. Josías fue para combatir en el valle de Meguido,
23
pero los arqueros tiraron contra el rey Josías. Entonces el rey dijo a sus servidores: "¡Retiradme, porque estoy gravemente herido!"
24
Sus servidores lo retiraron del carro y lo pusieron en otro carro que él tenía. Lo llevaron a Jerusalén, pero Murió; y lo sepultaron en los sepulcros de sus padres. Todo Judá y Jerusalén hicieron duelo por Josías.
25
Jeremías compuso un lamento por Josías, y todos los cantores, hombres y mujeres, mencionan a Josías en sus lamentaciones, hasta el día de hoy, pues lo pusieron como un precepto en Israel. He Aquí que Está escrito entre las lamentaciones.
26
Los demás hechos de Josías y sus obras piadosas conforme a lo escrito en la ley de Jehová,
27
sus hechos, los primeros y los últimos, he Aquí que Están escritos en el libro de los reyes de Israel y de Judá.
Capítulo 36
Joacaz, rey de Judá
1
Luego el pueblo de la tierra tomó a Joacaz hijo de Josías, y le Proclamó rey en Jerusalén, en lugar de su padre.
2
Joacaz Tenía 23 años cuando comenzó a reinar, y reinó tres meses en Jerusalén.
3
Pero el rey de Egipto lo depuso en Jerusalén, e impuso al País una multa de 100 talentos de plata y un talento de oro.
4
El rey de Egipto Proclamó a Eliaquim, hermano de Joacaz, rey sobre Judá y Jerusalén, pero le Cambió su nombre por el de Joacim. Y a Joacaz, su hermano, Necao lo tomó y lo llevó a Egipto.
5
Joacim Tenía 25 años cuando comenzó a reinar, y reinó 11 años en Jerusalén. El hizo lo malo ante los ojos de Jehová su Dios.
6
Entonces Nabucodonosor, rey de Babilonia, Subió contra él y lo Ató con cadenas de bronce para llevarlo a Babilonia.
7
Nabucodonosor también llevó a Babilonia algunos utensilios de la casa de Jehová, y los puso en su palacio en Babilonia.
8
Los demás hechos de Joacim, las abominaciones que hizo y lo que se Halló en su contra, he Aquí que Están escritos en el libro de los reyes de Israel y de Judá. Y su hijo Joaquín reinó en su lugar.
9
Joaquín Tenía 18 años cuando comenzó a reinar, y reinó tres meses y diez Días en Jerusalén. El hizo lo malo ante los ojos de Jehová,
10
y al año siguiente el rey Nabucodonosor Mandó llevarle a Babilonia, junto con los utensilios preciosos de la casa de Jehová. En lugar de él Proclamó rey sobre Judá y Jerusalén a Sedequías, hermano de su padre.
11
Sedequías Tenía 21 años cuando comenzó a reinar, y reinó 11 años en Jerusalén.
12
El hizo lo malo ante los ojos de Jehová, su Dios, y no se Humilló delante del profeta Jeremías que le hablaba por mandato de Jehová.
13
Asimismo, se Rebeló contra el rey Nabucodonosor, quien le Había hecho jurar por Dios. Endureció su cerviz y obstinó su Corazón para no volver a Jehová Dios de Israel.
14
También todos los jefes de los sacerdotes y el pueblo multiplicaron sus infidelidades, siguiendo todas las abominaciones de las naciones y contaminando la casa de Jehová, que él Había santificado en Jerusalén.
15
Jehová, Dios de sus padres, les envió sus mensajeros persistentemente, porque Tenía misericordia de su pueblo y de su morada.
16
Pero ellos se burlaban de los mensajeros de Dios, despreciaban sus palabras y Hacían escarnio de sus profetas, hasta que la ira de Jehová Estalló contra su pueblo, y ya no hubo remedio.
17
Así trajo contra ellos al rey de los caldeos, quien Mató a espada a sus Jóvenes en su mismo santuario, sin perdonar la vida de los Jóvenes ni de las Jóvenes, de los ancianos ni de los decrépitos. A todos los Entregó en su mano.
18
Asimismo, todos los utensilios de la casa de Dios, grandes y pequeños, los tesoros de la casa de Jehová y los tesoros del rey y de sus magistrados, todo lo llevó a Babilonia.
19
Luego incendiaron la casa de Dios y derribaron la muralla de Jerusalén. Incendiaron todos sus palacios y destruyeron todos sus objetos preciosos.
20
A los sobrevivientes de la espada, los llevó cautivos a Babilonia, y fueron hechos esclavos del rey y de sus hijos hasta el establecimiento del reino de Persia,
21
para que se cumpliese la palabra de Jehová por boca de Jeremías, hasta que la tierra hubiera disfrutado de su reposo. Todo el tiempo de su Desolación Reposó, hasta que se cumplieron los setenta años.
22
En el primer año de Ciro, rey de Persia, y para que se cumpliese la palabra de Jehová por boca de Jeremías, Jehová Despertó el Espíritu de Ciro, rey de Persia, quien hizo pregonar por todo su reino, oralmente y por escrito, diciendo:
23
Así ha dicho Ciro, rey de Persia: Jehová, Dios de los cielos, me ha dado todos los reinos de la tierra y me ha comisionado para que le edifique un templo en Jerusalén, que Está en Judá. Quien haya entre vosotros de todo su pueblo, que Jehová su Dios sea con él, y suba.
Esdras
Capítulo 1
Ciro decreta reconstruir el templo
1
En el primer año de Ciro rey de Persia, para que se cumpliese la palabra de Jehová por boca de Jeremías, despertó Jehová el espíritu de Ciro rey de Persia, el cual hizo pregonar de palabra y también por escrito por todo su reino, diciendo:
2
Así ha dicho Ciro rey de Persia: Jehová el Dios de los cielos me ha dado todos los reinos de la tierra, y me ha mandado que le edifique casa en Jerusalén, que está en Judá.
3
Quien haya entre vosotros de su pueblo, sea Dios con él, y suba a Jerusalén que está en Judá, y edifique la casa a Jehová Dios de Israel (él es el Dios), la cual está en Jerusalén.
4
Y a todo el que haya quedado, en cualquier lugar donde more, ayúdenle los hombres de su lugar con plata, oro, bienes y ganados, además de ofrendas voluntarias para la casa de Dios, la cual está en Jerusalén.
5
Entonces se levantaron los jefes de las casas paternas de Judá y de Benjamín, y los sacerdotes y levitas, todos aquellos cuyo espíritu despertó Dios para subir a edificar la casa de Jehová, la cual está en Jerusalén.
6
Y todos los que estaban en sus alrededores les ayudaron con plata y oro, con bienes y ganado, y con cosas preciosas, además de todo lo que se ofreció voluntariamente.
7
Y el rey Ciro sacó los utensilios de la casa de Jehová, que Nabucodonosor había sacado de Jerusalén, y los había puesto en la casa de sus dioses.
8
Los sacó, pues, Ciro rey de Persia, por mano de Mitrídates tesorero, el cual los dio por cuenta a Sesbasar príncipe de Judá.
9
Y esta es la cuenta de ellos: treinta tazones de oro, mil tazones de plata, veintinueve cuchillos,
10
treinta tazas de oro, otras cuatrocientas diez tazas de plata, y otros mil utensilios.
11
Todos los utensilios de oro y de plata eran cinco mil cuatrocientos. Todos los hizo llevar Sesbasar con los que subieron del cautiverio de Babilonia a Jerusalén.
Capítulo 2
Los que volvieron con Zorobabel
1
Estos son los hijos de la provincia que subieron del cautiverio, de aquellos que Nabucodonosor rey de Babilonia había llevado cautivos a Babilonia, y que volvieron a Jerusalén y a Judá, cada uno a su ciudad;
2
los cuales vinieron con Zorobabel, Jesúa, Nehemías, Seraías, Reelaías, Mardoqueo, Bilsán, Mispar, Bigvai, Rehum y Baana. El número de los varones del pueblo de Israel:
3
Los hijos de Paros, dos mil ciento setenta y dos.
4
Los hijos de Sefatías, trescientos setenta y dos.
5
Los hijos de Ara, setecientos setenta y cinco.
6
Los hijos de Pahat-moab, de los hijos de Jesúa y de Joab, dos mil ochocientos doce.
7
Los hijos de Elam, mil doscientos cincuenta y cuatro.
8
Los hijos de Zatu, novecientos cuarenta y cinco.
9
Los hijos de Zacai, setecientos sesenta.
10
Los hijos de Bani, seiscientos cuarenta y dos.
11
Los hijos de Bebai, seiscientos veintitrés.
12
Los hijos de Azgad, mil doscientos veintidós.
13
Los hijos de Adonicam, seiscientos sesenta y seis.
14
Los hijos de Bigvai, dos mil cincuenta y seis.
15
Los hijos de Adín, cuatrocientos cincuenta y cuatro.
16
Los hijos de Ater, de Ezequías, noventa y ocho.
17
Los hijos de Bezai, trescientos veintitrés.
18
Los hijos de Jora, ciento doce.
19
Los hijos de Hasum, doscientos veintitrés.
20
Los hijos de Gibar, noventa y cinco.
21
Los hijos de Belén, ciento veintitrés.
22
Los varones de Netofa, cincuenta y seis.
23
Los varones de Anatot, ciento veintiocho.
24
Los hijos de Azmavet, cuarenta y dos.
25
Los hijos de Quiriat-jearim, Cafira y Beerot, setecientos cuarenta y tres.
26
Los hijos de Ramá y Geba, seiscientos veintiuno.
27
Los varones de Micmas, ciento veintidós.
28
Los varones de Bet-el y Hai, doscientos veintitrés.
29
Los hijos de Nebo, cincuenta y dos.
30
Los hijos de Magbis, ciento cincuenta y seis.
31
Los hijos del otro Elam, mil doscientos cincuenta y cuatro.
32
Los hijos de Harim, trescientos veinte.
33
Los hijos de Lod, Hadid y Ono, setecientos veinticinco.
34
Los hijos de Jericó, trescientos cuarenta y cinco.
35
Los hijos de Senaa, tres mil seiscientos treinta.
36
Los sacerdotes: los hijos de Jedaías, de la casa de Jesúa, novecientos setenta y tres.
37
Los hijos de Imer, mil cincuenta y dos.
38
Los hijos de Pasur, mil doscientos cuarenta y siete.
39
Los hijos de Harim, mil diecisiete.
40
Los levitas: los hijos de Jesúa y de Cadmiel, de los hijos de Hodavías, setenta y cuatro.
41
Los cantores: los hijos de Asaf, ciento veintiocho.
42
Los hijos de los porteros: los hijos de Salum, los hijos de Ater, los hijos de Talmón, los hijos de Acub, los hijos de Hatita, los hijos de Sobai; por todos, ciento treinta y nueve.
43
Los sirvientes del templo: los hijos de Ziha, los hijos de Hasufa, los hijos de Tabaot,
44
los hijos de Queros, los hijos de Siaha, los hijos de Padón,
45
los hijos de Lebana, los hijos de Hagaba, los hijos de Acub,
46
los hijos de Hagab, los hijos de Salmai, los hijos de Hanán,
47
los hijos de Gidel, los hijos de Gahar, los hijos de Reaía,
48
los hijos de Rezín, los hijos de Necoda, los hijos de Gazam,
49
los hijos de Uza, los hijos de Paseah, los hijos de Besai,
50
los hijos de Asena, los hijos de Meunim, los hijos de Nefusim,
51
los hijos de Bacbuc, los hijos de Hacufa, los hijos de Harhur,
52
los hijos de Bazlut, los hijos de Mehída, los hijos de Harsa,
53
los hijos de Barcos, los hijos de Sísara, los hijos de Tema,
54
los hijos de Nezía, los hijos de Hatifa.
55
Los hijos de los siervos de Salomón: los hijos de Sotai, los hijos de Soferet, los hijos de Peruda,
56
los hijos de Jaala, los hijos de Darcón, los hijos de Gidel,
57
los hijos de Sefatías, los hijos de Hatil, los hijos de Poqueret-hazebaim, los hijos de Ami.
58
Todos los sirvientes del templo, e hijos de los siervos de Salomón, trescientos noventa y dos.
59
Estos fueron los que subieron de Tel-mela, Tel-harsa, Querub, Addán e Imer que no pudieron demostrar la casa de sus padres, ni su linaje, si eran de Israel:
60
los hijos de Delaía, los hijos de Tobías, los hijos de Necoda, seiscientos cincuenta y dos.
61
Y de los hijos de los sacerdotes: los hijos de Habaía, los hijos de Cos, los hijos de Barzilai, el cual tomó mujer de las hijas de Barzilai galaadita, y fue llamado por el nombre de ellas.
62
Estos buscaron su registro de genealogías, y no fue hallado; y fueron excluidos del sacerdocio,
63
y el gobernador les dijo que no comiesen de las cosas más santas, hasta que hubiese sacerdote para consultar con Urim y Tumim.
64
Toda la congregación, unida como un solo hombre, era de cuarenta y dos mil trescientos sesenta,
65
sin contar sus siervos y siervas, los cuales eran siete mil trescientos treinta y siete; y tenían doscientos cantores y cantoras.
66
Sus caballos eran setecientos treinta y seis; sus mulas, doscientas cuarenta y cinco;
67
sus camellos, cuatrocientos treinta y cinco; asnos, seis mil setecientos veinte.
68
Y algunos de los jefes de casas paternas, cuando vinieron a la casa de Jehová que estaba en Jerusalén, hicieron ofrendas voluntarias para la casa de Dios, para reedificarla en su sitio.
69
Según sus fuerzas dieron al tesorero de la obra sesenta y un mil dracmas de oro, cinco mil libras de plata, y cien túnicas sacerdotales.
70
Y habitaron los sacerdotes, los levitas, los del pueblo, los cantores, los porteros y los sirvientes del templo en sus ciudades; y todo Israel en sus ciudades.
Capítulo 3
Restauración del altar y del culto
1
Cuando llegó el mes séptimo, y estando los hijos de Israel ya establecidos en las ciudades, se juntó el pueblo como un solo hombre en Jerusalén.
2
Entonces se levantaron Jesúa hijo de Josadac y sus hermanos los sacerdotes, y Zorobabel hijo de Salatiel y sus hermanos, y edificaron el altar del Dios de Israel, para ofrecer sobre él holocaustos, como está escrito en la ley de Moisés varón de Dios.
3
Y colocaron el altar sobre su base, porque tenían miedo de los pueblos de las tierras, y ofrecieron sobre él holocaustos a Jehová, holocaustos por la mañana y por la tarde.
4
Celebraron asimismo la fiesta solemne de los tabernáculos, como está escrito, y holocaustos cada día por orden conforme al rito, cada cosa en su día;
5
además de esto, el holocausto continuo, las nuevas lunas, y todas las fiestas solemnes de Jehová, y todo sacrificio espontáneo, toda ofrenda voluntaria a Jehová.
6
Desde el primer día del mes séptimo comenzaron a ofrecer holocaustos a Jehová; pero los cimientos del templo de Jehová no se habían echado todavía.
7
Y dieron dinero a los albañiles y carpinteros; asimismo comida, bebida y aceite a los sidonios y tirios para que trajesen madera de cedro desde el Líbano por mar a Jope, conforme a la voluntad de Ciro rey de Persia acerca de esto.
8
En el año segundo de su venida a la casa de Dios en Jerusalén, en el mes segundo, comenzaron Zorobabel hijo de Salatiel, Jesúa hijo de Josadac y los otros sus hermanos, los sacerdotes y los levitas, y todos los que habían venido de la cautividad a Jerusalén; y pusieron a los levitas de veinte años arriba para que activasen la obra de la casa de Jehová.
9
Jesúa también, sus hijos y sus hermanos, Cadmiel y sus hijos, hijos de Judá, como un solo hombre asistían para activar a los que hacían la obra en la casa de Dios, junto con los hijos de Henadad, sus hijos y sus hermanos, levitas.
10
Y cuando los albañiles del templo de Jehová echaban los cimientos, pusieron a los sacerdotes vestidos de sus ropas y con trompetas, y a los levitas hijos de Asaf con címbalos, para que alabasen a Jehová, según la ordenanza de David rey de Israel.
11
Y cantaban, alabando y dando gracias a Jehová, y diciendo: Porque él es bueno, porque para siempre es su misericordia sobre Israel. Y todo el pueblo aclamaba con gran júbilo, alabando a Jehová porque se echaban los cimientos de la casa de Jehová.
12
Y muchos de los sacerdotes, de los levitas y de los jefes de casas paternas, ancianos que habían visto la casa primera, viendo echar los cimientos de esta casa, lloraban en alta voz, mientras muchos otros daban grandes gritos de alegría.
13
Y no podía distinguir el pueblo el clamor de los gritos de alegría, de la voz del lloro; porque clamaba el pueblo con gran júbilo, y se oía el ruido hasta de lejos.
Capítulo 4
Los samaritanos obstruyen la obra
1
Oyendo los enemigos de Judá y de Benjamín que los venidos de la cautividad edificaban el templo de Jehová Dios de Israel,
2
vinieron a Zorobabel y a los jefes de casas paternas, y les dijeron: Edificaremos con vosotros, porque como vosotros buscamos a vuestro Dios, y a él ofrecemos sacrificios desde los días de Esar-hadón rey de Asiria, que nos hizo venir aquí.
3
Zorobabel, Jesúa, y los demás jefes de casas paternas de Israel dijeron: No nos conviene edificar con vosotros casa a nuestro Dios, sino que nosotros solos la edificaremos a Jehová Dios de Israel, como nos mandó el rey Ciro, rey de Persia.
4
Pero el pueblo de la tierra intimidó al pueblo de Judá, y lo atemorizó para que no edificara.
5
Sobornaron además contra ellos a los consejeros para frustrar sus propósitos, todo el tiempo de Ciro rey de Persia y hasta el reinado de Darío rey de Persia.
6
Y en el reinado de Asuero, en el principio de su reinado, escribieron acusaciones contra los habitantes de Judá y de Jerusalén.
7
También en días de Artajerjes escribieron Bislam, Mitrídates, Tabeel y los demás compañeros suyos, a Artajerjes rey de Persia; y la escritura y el lenguaje de la carta eran en arameo.
8
Rehum canciller y Simsai secretario escribieron una carta contra Jerusalén al rey Artajerjes.
9
En tal fecha escribieron Rehum canciller y Simsai secretario, y los demás compañeros suyos los jueces, gobernadores y oficiales, y los de Persia, de Erec, de Babilonia, de Susa, esto es, los elamitas,
10
y los demás pueblos que el grande y glorioso Asnapar transportó e hizo habitar en las ciudades de Samaria y las demás provincias del otro lado del río.
11
Y esta es la copia de la carta que enviaron: Al rey Artajerjes: Tus siervos del otro lado del río te saludan.
12
Sea notorio al rey, que los judíos que subieron de ti a nosotros vinieron a Jerusalén; y edifican la ciudad rebelde y mala, y levantan los muros y reparan los fundamentos.
13
Ahora sea notorio al rey, que si aquella ciudad fuere reedificada, y los muros fueren levantados, no pagarán tributo, impuesto y rentas, y el erario de los reyes será menoscabado.
14
Siendo que nos mantienen del palacio, no nos es justo ver el menosprecio del rey, por lo cual hemos enviado a hacerlo saber al rey,
15
para que se busque en el libro de las memorias de tus padres. Hallarás en el libro de las memorias, y sabrás que esta ciudad es ciudad rebelde, y perjudicial a los reyes y a las provincias, y que de tiempo antiguo forman en medio de ella rebeliones, por lo que esta ciudad fue destruida.
16
Hacemos saber al rey que si esta ciudad fuere reedificada, y levantados sus muros, la región de más allá del río no será tuya.
17
El rey envió esta respuesta: A Rehum canciller, a Simsai secretario, a los demás compañeros suyos que habitan en Samaria, y a los demás del otro lado del río: Salud y paz.
18
La carta que nos enviasteis fue leída claramente delante de mí.
19
Y por mí fue dada orden y buscaron; y hallaron que aquella ciudad de tiempo antiguo se levanta contra los reyes y se rebela, y se forma en ella sedición;
20
y que hubo en Jerusalén reyes fuertes que dominaron en todo lo que hay más allá del río, y que se les pagaba tributo, impuesto y rentas.
21
Ahora, pues, dad orden que cesen aquellos hombres, y no sea esa ciudad reedificada hasta que por mí sea dada nueva orden.
22
Y mirad que no seáis negligentes en esto; ¿por qué habrá de crecer el daño en perjuicio de los reyes?
23
Entonces, cuando la copia de la carta del rey Artajerjes fue leída delante de Rehum, y de Simsai secretario y sus compañeros, fueron apresuradamente a Jerusalén a los judíos, y les hicieron cesar con poder y violencia.
24
Entonces cesó la obra de la casa de Dios que estaba en Jerusalén, y quedó suspendida hasta el año segundo del reinado de Darío rey de Persia.
Capítulo 5
Se reanuda la obra del templo
1
Profetizaron Hageo y Zacarías hijo de Iddo, ambos profetas, a los judíos que estaban en Judá y en Jerusalén en el nombre del Dios de Israel quien estaba sobre ellos.
2
Entonces se levantaron Zorobabel hijo de Salatiel y Jesúa hijo de Josadac, y comenzaron a reedificar la casa de Dios que estaba en Jerusalén; y con ellos los profetas de Dios que les ayudaban.
3
En aquel tiempo vino a ellos Tatnai gobernador del otro lado del río, y Setar-boznai y sus compañeros, y les dijeron así: ¿Quién os ha dado orden para edificar esta casa y levantar estos muros?
4
Ellos también preguntaron: ¿Cuáles son los nombres de los hombres que hacen este edificio?
5
Mas los ojos de Dios estaban sobre los ancianos de los judíos, y no les hicieron cesar hasta que el asunto fuese llevado a Darío; y entonces respondieron por carta sobre esto.
6
Copia de la carta que Tatnai gobernador del otro lado del río, y Setar-boznai, y sus compañeros los gobernadores que estaban al otro lado del río, enviaron al rey Darío.
7
Le enviaron carta, y así estaba escrito en ella: Al rey Darío toda paz.
8
Sea notorio al rey, que fuimos a la provincia de Judea, a la casa del gran Dios, la cual se edifica con piedras grandes; y ya los maderos están puestos en las paredes, y la obra se hace de prisa, y prospera en sus manos.
9
Entonces preguntamos a los ancianos, diciéndoles así: ¿Quién os dio orden para edificar esta casa y para levantar estos muros?
10
Y también les preguntamos sus nombres para hacértelo saber, para escribirte los nombres de los hombres que estaban a la cabeza de ellos.
11
Y nos respondieron diciendo así: Nosotros somos siervos del Dios del cielo y de la tierra, y reedificamos la casa que ya muchos años antes había sido edificada, la cual edificó y terminó el gran rey de Israel.
12
Mas después que nuestros padres provocaron a ira al Dios de los cielos, él los entregó en mano de Nabucodonosor rey de Babilonia, caldeo, el cual destruyó esta casa y llevó cautivo al pueblo a Babilonia.
13
Pero en el año primero de Ciro rey de Babilonia, el mismo rey Ciro dio orden para que esta casa de Dios fuese reedificada.
14
También los utensilios de oro y de plata de la casa de Dios, que Nabucodonosor había sacado del templo que estaba en Jerusalén y los había llevado al templo de Babilonia, el rey Ciro los sacó del templo de Babilonia, y fueron entregados a Sesbasar, a quien había puesto por gobernador;
15
y le dijo: Toma estos utensilios, ve, y llévalos al templo que está en Jerusalén; y sea reedificada la casa de Dios en su lugar.
16
Entonces este Sesbasar vino y puso los cimientos de la casa de Dios, la cual está en Jerusalén, y desde entonces hasta ahora se edifica, y aún no está concluida.
17
Y ahora, si al rey parece bien, búsquese en la casa de los tesoros del rey que está allí en Babilonia, si es así que por el rey Ciro había sido dada la orden para reedificar esta casa de Dios en Jerusalén, y se nos envíe a decir la voluntad del rey sobre esto.
Capítulo 6
Darío confirma el decreto de Ciro
1
Entonces el rey Darío dio la orden de buscar en la casa de los archivos, donde guardaban los tesoros allí en Babilonia.
2
Y fue hallado en Acmeta, en el palacio que está en la provincia de Media, un libro en el cual estaba escrito así: Memoria:
3
En el año primero del rey Ciro, el mismo rey Ciro dio orden acerca de la casa de Dios, la cual estaba en Jerusalén, para que fuese la casa reedificada como lugar para ofrecer sacrificios, y que sus paredes fuesen firmes; su altura de sesenta codos, y de sesenta codos su anchura;
4
y tres hileras de piedras grandes, y una de madera nueva; y que el gasto sea pagado por el tesoro del rey.
5
Y también los utensilios de oro y de plata de la casa de Dios, los cuales Nabucodonosor sacó del templo que estaba en Jerusalén y los pasó a Babilonia, sean devueltos y vayan a su lugar, al templo que está en Jerusalén, y sean puestos en la casa de Dios.
6
Ahora, pues, Tatnai gobernador del otro lado del río, Setar- boznai, y vuestros compañeros los gobernadores que estáis al otro lado del río, alejaos de allí.
7
Dejad que se haga la obra de esa casa de Dios; que el gobernador de los judíos y sus ancianos reedifiquen esa casa de Dios en su lugar.
8
Y por mí es dada orden de lo que habéis de hacer con esos ancianos de los judíos, para reedificar esa casa de Dios; que de la hacienda del rey, que tiene del tributo del otro lado del río, sean dados puntualmente a esos varones los gastos, para que no cese la obra.
9
Y lo que fuere necesario, becerros, carneros y corderos para holocaustos al Dios del cielo, trigo, sal, vino y aceite, conforme a lo que dijeren los sacerdotes que están en Jerusalén, les sea dado día por día sin obstáculo alguno,
10
para que ofrezcan sacrificios agradables al Dios del cielo, y oren por la vida del rey y por sus hijos.
11
También por mí es dada orden, que cualquiera que altere este decreto, se le arranque un madero de su casa, y alzado, sea colgado en él, y su casa sea hecha muladar por esto.
12
Y el Dios que hizo habitar allí su nombre, destruya a todo rey y pueblo que pusiere su mano para cambiar o destruir esa casa de Dios, la cual está en Jerusalén. Yo Darío he dado el decreto; sea cumplido prontamente.
13
Entonces Tatnai gobernador del otro lado del río, y Setar-boznai y sus compañeros, hicieron puntualmente según el rey Darío había ordenado.
14
Y los ancianos de los judíos edificaban y prosperaban, conforme a la profecía del profeta Hageo y de Zacarías hijo de Iddo. Edificaron, pues, y terminaron, por orden del Dios de Israel, y por mandato de Ciro, de Darío, y de Artajerjes rey de Persia.
15
Esta casa fue terminada el tercer día del mes de Adar, que era el sexto año del reinado del rey Darío.
16
Entonces los hijos de Israel, los sacerdotes, los levitas y los demás que habían venido de la cautividad, hicieron la dedicación de esta casa de Dios con gozo.
17
Y ofrecieron en la dedicación de esta casa de Dios cien becerros, doscientos carneros y cuatrocientos corderos; y doce machos cabríos en expiación por todo Israel, conforme al número de las tribus de Israel.
18
Y pusieron a los sacerdotes en sus turnos, y a los levitas en sus clases, para el servicio de Dios en Jerusalén, conforme a lo escrito en el libro de Moisés.
19
También los hijos de la cautividad celebraron la pascua a los catorce días del mes primero.
20
Porque los sacerdotes y los levitas se habían purificado a una; todos estaban limpios, y sacrificaron la pascua por todos los hijos de la cautividad, y por sus hermanos los sacerdotes, y por sí mismos.
21
Comieron los hijos de Israel que habían vuelto del cautiverio, con todos aquellos que se habían apartado de las inmundicias de las gentes de la tierra para buscar a Jehová Dios de Israel.
22
Y celebraron con regocijo la fiesta solemne de los panes sin levadura siete días, por cuanto Jehová los había alegrado, y había vuelto el corazón del rey de Asiria hacia ellos, para fortalecer sus manos en la obra de la casa de Dios, del Dios de Israel.
Capítulo 7
Esdras sube a Jerusalén
1
Pasadas estas cosas, en el reinado de Artajerjes rey de Persia, Esdras hijo de Seraías, hijo de Azarías, hijo de Hilcías,
2
hijo de Salum, hijo de Sadoc, hijo de Ahitob,
3
hijo de Amarías, hijo de Azarías, hijo de Meraiot,
4
hijo de Zeraías, hijo de Uzi, hijo de Buqui,
5
hijo de Abisúa, hijo de Finees, hijo de Eleazar, hijo de Aarón, primer sacerdote,
6
este Esdras subió de Babilonia. Era escriba diligente en la ley de Moisés, que Jehová Dios de Israel había dado; y le concedió el rey todo lo que pidió, porque la mano de Jehová su Dios estaba sobre Esdras.
7
Y con él subieron a Jerusalén algunos de los hijos de Israel, y de los sacerdotes, levitas, cantores, porteros y sirvientes del templo, en el séptimo año del rey Artajerjes.
8
Y llegó a Jerusalén en el mes quinto del año séptimo del rey.
9
Porque el día primero del primer mes fue el principio de la partida de Babilonia, y al primero del mes quinto llegó a Jerusalén, estando con él la buena mano de Dios.
10
Porque Esdras había preparado su corazón para inquirir la ley de Jehová y para cumplirla, y para enseñar en Israel sus estatutos y decretos.
11
Esta es la copia de la carta que dio el rey Artajerjes al sacerdote Esdras, escriba versado en los mandamientos de Jehová y en sus estatutos a Israel:
12
Artajerjes rey de reyes, a Esdras, sacerdote y escriba erudito en la ley del Dios del cielo: Paz.
13
Por mí es dada orden que todo aquel en mi reino, del pueblo de Israel y de sus sacerdotes y levitas, que quiera ir contigo a Jerusalén, vaya.
14
Porque de parte del rey y de sus siete consejeros eres enviado a visitar a Judea y a Jerusalén, conforme a la ley de tu Dios que está en tu mano;
15
y a llevar la plata y el oro que el rey y sus consejeros voluntariamente ofrecen al Dios de Israel, cuya morada está en Jerusalén,
16
y toda la plata y el oro que halles en toda la provincia de Babilonia, con las ofrendas voluntarias del pueblo y de los sacerdotes, que voluntariamente ofrecieren para la casa de su Dios, la cual está en Jerusalén.
17
Comprarás, pues, diligentemente con este dinero becerros, carneros y corderos, con sus ofrendas y sus libaciones, y los ofrecerás sobre el altar de la casa de vuestro Dios, la cual está en Jerusalén.
18
Y lo que a ti y a tus hermanos os parezca hacer de la otra plata y oro, hacedlo conforme a la voluntad de vuestro Dios.
19
Los utensilios que te son entregados para el servicio de la casa de tu Dios, los restituirás delante de Dios en Jerusalén.
20
Y todo lo que se requiere para la casa de tu Dios, que te sea necesario dar, lo darás de la casa de los tesoros del rey.
21
Y por mí, Artajerjes rey, es dada orden a todos los tesoreros que están al otro lado del río, que todo lo que os pida el sacerdote Esdras, escriba de la ley del Dios del cielo, se le conceda prontamente,
22
hasta cien talentos de plata, cien coros de trigo, cien batos de vino, y cien batos de aceite; y sal sin medida.
23
Todo lo que es mandado por el Dios del cielo, sea hecho prontamente para la casa del Dios del cielo; pues, ¿por qué habría de ser su ira contra el reino del rey y de sus hijos?
24
Y a vosotros os hacemos saber que a todos los sacerdotes y levitas, cantores, porteros, sirvientes del templo y ministros de la casa de Dios, ninguno podrá imponerles tributo, contribución ni renta.
25
Y tú, Esdras, conforme a la sabiduría que tienes de tu Dios, pon jueces y gobernadores que gobiernen a todo el pueblo que está al otro lado del río, a todos los que conocen las leyes de tu Dios; y al que no las conoce, le enseñarás.
26
Y cualquiera que no cumpliere la ley de tu Dios, y la ley del rey, sea juzgado prontamente, sea a muerte, a destierro, a pena de multa, o prisión.
27
Bendito Jehová Dios de nuestros padres, que puso tal cosa en el corazón del rey, para honrar la casa de Jehová que está en Jerusalén,
28
e inclinó hacia mí su misericordia delante del rey y de sus consejeros, y de todos los príncipes poderosos del rey. Y yo, fortalecido por la mano de mi Dios sobre mí, reuní a los principales de Israel para que subiesen conmigo.
Capítulo 8
Dirigentes que vinieron con Esdras
1
Estos son los jefes de casas paternas, y la genealogía de aquellos que subieron conmigo de Babilonia, reinando el rey Artajerjes:
2
De los hijos de Finees, Gersón; de los hijos de Itamar, Daniel; de los hijos de David, Hatús.
3
De los hijos de Secanías y de los hijos de Paros, Zacarías, y con él, en la línea de varones, ciento cincuenta.
4
De los hijos de Pahat-moab, Elioenai hijo de Zeraías, y con él doscientos varones.
5
De los hijos de Secanías, el hijo de Jahaziel, y con él trescientos varones.
6
De los hijos de Adín, Ebed hijo de Jonatán, y con él cincuenta varones.
7
De los hijos de Elam, Jesaías hijo de Atalías, y con él setenta varones.
8
De los hijos de Sefatías, Zebadías hijo de Micael, y con él ochenta varones.
9
De los hijos de Joab, Obadías hijo de Jehiel, y con él doscientos dieciocho varones.
10
De los hijos de Selomit, el hijo de Josifías, y con él ciento sesenta varones.
11
De los hijos de Bebai, Zacarías hijo de Bebai, y con él veintiocho varones.
12
De los hijos de Azgad, Johanán hijo de Hacatán, y con él ciento diez varones;
13
De los hijos de Adonicam, los postreros, cuyos nombres son estos: Elifelet, Jeiel y Semaías, y con ellos sesenta varones.
14
Y de los hijos de Bigvai, Utai y Zabud, y con ellos sesenta varones.
15
Los reuní junto al río que viene a Ahava, y acampamos allí tres días; y habiendo buscado entre el pueblo y entre los sacerdotes, no hallé allí de los hijos de Leví.
16
Entonces despaché a Eliezer, Ariel, Semaías, Elnatán, Jarib, Elnatán, Natán, Zacarías y Mesulam, hombres principales, asimismo a Joiarib y a Elnatán, hombres doctos;
17
y los envié a Iddo, jefe en el lugar llamado Casifia, y puse en boca de ellos las palabras que habían de hablar a Iddo, y a sus hermanos los sirvientes del templo en el lugar llamado Casifia, para que nos trajesen ministros para la casa de nuestro Dios.
18
Y nos trajeron según la buena mano de nuestro Dios sobre nosotros, un varón entendido, de los hijos de Mahli hijo de Leví, hijo de Israel; a Serebías con sus hijos y sus hermanos, dieciocho;
19
a Hasabías, y con él a Jesaías de los hijos de Merari, a sus hermanos y a sus hijos, veinte;
20
y de los sirvientes del templo, a quienes David con los príncipes puso para el ministerio de los levitas, doscientos veinte sirvientes del templo, todos los cuales fueron designados por sus nombres.
21
Y publiqué ayuno allí junto al río Ahava, para afligirnos delante de nuestro Dios, para solicitar de él camino derecho para nosotros, y para nuestros niños, y para todos nuestros bienes.
22
Porque tuve vergüenza de pedir al rey tropa y gente de a caballo que nos defendiesen del enemigo en el camino; porque habíamos hablado al rey, diciendo: La mano de nuestro Dios es para bien sobre todos los que le buscan; mas su poder y su furor contra todos los que le abandonan.
23
Ayunamos, pues, y pedimos a nuestro Dios sobre esto, y él nos fue propicio.
24
Aparté luego a doce de los principales de los sacerdotes, a Serebías y a Hasabías, y con ellos diez de sus hermanos;
25
y les pesé la plata, el oro y los utensilios, ofrenda que para la casa de nuestro Dios habían ofrecido el rey y sus consejeros y sus príncipes, y todo Israel allí presente.
26
Pesé, pues, en manos de ellos seiscientos cincuenta talentos de plata, y utensilios de plata por cien talentos, y cien talentos de oro;
27
además, veinte tazones de oro de mil dracmas, y dos vasos de bronce bruñido muy bueno, preciados como el oro.
28
Y les dije: Vosotros estáis consagrados a Jehová, y son santos los utensilios, y la plata y el oro, ofrenda voluntaria a Jehová Dios de nuestros padres.
29
Vigilad y guardadlos, hasta que los peséis delante de los príncipes de los sacerdotes y levitas, y de los jefes de las casas paternas de Israel en Jerusalén, en los aposentos de la casa de Jehová.
30
Los sacerdotes y los levitas recibieron el peso de la plata y del oro y de los utensilios, para traerlo a Jerusalén a la casa de nuestro Dios.
31
Y partimos del río Ahava el doce del mes primero, para ir a Jerusalén; y la mano de nuestro Dios estaba sobre nosotros, y nos libró de mano del enemigo y del acechador en el camino.
32
Y llegamos a Jerusalén, y reposamos allí tres días.
33
Al cuarto día fue luego pesada la plata, el oro y los utensilios, en la casa de nuestro Dios, por mano del sacerdote Meremot hijo de Urías, y con él Eleazar hijo de Finees; y con ellos Jozabad hijo de Jesúa y Noadías hijo de Binúi, levitas.
34
Por cuenta y por peso se entregó todo, y se apuntó todo aquel peso en aquel tiempo.
35
Los hijos de la cautividad, los que habían venido del cautiverio, ofrecieron holocaustos al Dios de Israel, doce becerros por todo Israel, noventa y seis carneros, setenta y siete corderos, y doce machos cabríos por expiación, todo en holocausto a Jehová.
36
Y entregaron los despachos del rey a sus sátrapas y capitanes del otro lado del río, los cuales ayudaron al pueblo y a la casa de Dios.
Capítulo 9
Problema de los matrimonios mixtos
1
Acabadas estas cosas, los príncipes vinieron a mí, diciendo: El pueblo de Israel y los sacerdotes y levitas no se han separado de los pueblos de las tierras, de los cananeos, heteos, ferezeos, jebuseos, amonitas, moabitas, egipcios y amorreos, y hacen conforme a sus abominaciones.
2
Porque han tomado de las hijas de ellos para sí y para sus hijos, y el linaje santo ha sido mezclado con los pueblos de las tierras; y la mano de los príncipes y de los gobernadores ha sido la primera en cometer este pecado.
3
Cuando oí esto, rasgué mi vestido y mi manto, y arranqué pelo de mi cabeza y de mi barba, y me senté angustiado en extremo.
4
Y se me juntaron todos los que temían las palabras del Dios de Israel, a causa de la prevaricación de los del cautiverio; mas yo estuve muy angustiado hasta la hora del sacrificio de la tarde.
5
Y a la hora del sacrificio de la tarde me levanté de mi aflicción, y habiendo rasgado mi vestido y mi manto, me postré de rodillas, y extendí mis manos a Jehová mi Dios,
6
y dije: Dios mío, confuso y avergonzado estoy para levantar, oh Dios mío, mi rostro a ti, porque nuestras iniquidades se han multiplicado sobre nuestra cabeza, y nuestros delitos han crecido hasta el cielo.
7
Desde los días de nuestros padres hasta este día hemos vivido en gran pecado; y por nuestras iniquidades nosotros, nuestros reyes y nuestros sacerdotes hemos sido entregados en manos de los reyes de las tierras, a espada, a cautiverio, a robo, y a vergüenza que cubre nuestro rostro, como hoy día.
8
Y ahora por un breve momento ha habido misericordia de parte de Jehová nuestro Dios, para hacer que nos quedase un remanente libre, y para darnos un lugar seguro en su santuario, a fin de alumbrar nuestro Dios nuestros ojos y darnos un poco de vida en nuestra servidumbre.
9
Porque siervos somos; mas en nuestra servidumbre no nos ha desamparado nuestro Dios, sino que inclinó sobre nosotros su misericordia delante de los reyes de Persia, para que se nos diese vida para levantar la casa de nuestro Dios y restaurar sus ruinas, y darnos protección en Judá y en Jerusalén.
10
Pero ahora, ¿qué diremos, oh Dios nuestro, después de esto? Porque nosotros hemos dejado tus mandamientos,
11
que prescribiste por medio de tus siervos los profetas, diciendo: La tierra a la cual entráis para poseerla, tierra inmunda es a causa de la inmundicia de los pueblos de aquellas regiones, por las abominaciones de que la han llenado de uno a otro extremo con su inmundicia.
12
Ahora, pues, no daréis vuestras hijas a los hijos de ellos, ni sus hijas tomaréis para vuestros hijos, ni procuraréis jamás su paz ni su prosperidad; para que seáis fuertes y comáis el bien de la tierra, y la dejéis por heredad a vuestros hijos para siempre.
13
Mas después de todo lo que nos ha sobrevenido a causa de nuestras malas obras, y a causa de nuestro gran pecado, ya que tú, Dios nuestro, no nos has castigado de acuerdo con nuestras iniquidades, y nos diste un remanente como este,
14
¿hemos de volver a infringir tus mandamientos, y a emparentar con pueblos que cometen estas abominaciones? ¿No te indignarías contra nosotros hasta consumirnos, sin que quedara remanente ni quien escape?
15
Oh Jehová Dios de Israel, tú eres justo, puesto que hemos quedado un remanente que ha escapado, como en este día. Henos aquí delante de ti en nuestros delitos; porque no es posible estar en tu presencia a causa de esto.
Capítulo 10
Medidas contra los matrimonios mixtos
1
Mientras oraba Esdras y hacía confesión, llorando y postrándose delante de la casa de Dios, se juntó a él una muy grande multitud de Israel, hombres, mujeres y niños; y lloraba el pueblo amargamente.
2
Entonces respondió Secanías hijo de Jehiel, de los hijos de Elam, y dijo a Esdras: Nosotros hemos pecado contra nuestro Dios, pues tomamos mujeres extranjeras de los pueblos de la tierra; mas a pesar de esto, aún hay esperanza para Israel.
3
Ahora, pues, hagamos pacto con nuestro Dios, que despediremos a todas las mujeres y los nacidos de ellas, según el consejo de mi señor y de los que temen el mandamiento de nuestro Dios; y hágase conforme a la ley.
4
Levántate, porque esta es tu obligación, y nosotros estaremos contigo; esfuérzate, y pon mano a la obra.
5
Entonces se levantó Esdras y juramentó a los príncipes de los sacerdotes y de los levitas, y a todo Israel, que harían conforme a esto; y ellos juraron.
6
Se levantó luego Esdras de delante de la casa de Dios, y se fue a la cámara de Johanán hijo de Eliasib; e ido allá, no comió pan ni bebió agua, porque se entristeció a causa del pecado de los del cautiverio.
7
E hicieron pregonar en Judá y en Jerusalén que todos los hijos del cautiverio se reuniesen en Jerusalén;
8
y que el que no viniera dentro de tres días, conforme al acuerdo de los príncipes y de los ancianos, perdiese toda su hacienda, y el tal fuese excluido de la congregación de los del cautiverio.
9
Así todos los hombres de Judá y de Benjamín se reunieron en Jerusalén dentro de los tres días, a los veinte días del mes, que era el mes noveno; y se sentó todo el pueblo en la plaza de la casa de Dios, temblando con motivo de aquel asunto, y a causa de la lluvia.
10
Y se levantó el sacerdote Esdras y les dijo: Vosotros habéis pecado, por cuanto tomasteis mujeres extranjeras, añadiendo así sobre el pecado de Israel.
11
Ahora, pues, dad gloria a Jehová Dios de vuestros padres, y haced su voluntad, y apartaos de los pueblos de las tierras, y de las mujeres extranjeras.
12
Y respondió toda la asamblea, y dijeron en alta voz: Así se haga conforme a tu palabra.
13
Pero el pueblo es mucho, y el tiempo lluvioso, y no podemos estar en la calle; ni la obra es de un día ni de dos, porque somos muchos los que hemos pecado en esto.
14
Sean nuestros príncipes los que se queden en lugar de toda la congregación, y todos aquellos que en nuestras ciudades hayan tomado mujeres extranjeras, vengan en tiempos determinados, y con ellos los ancianos de cada ciudad, y los jueces de ellas, hasta que apartemos de nosotros el ardor de la ira de nuestro Dios sobre esto.
15
Solamente Jonatán hijo de Asael y Jahazías hijo de Ticva se opusieron a esto, y los levitas Mesulam y Sabetai les ayudaron.
16
Así hicieron los hijos del cautiverio. Y fueron apartados el sacerdote Esdras, y ciertos varones jefes de casas paternas según sus casas paternas; todos ellos por sus nombres se sentaron el primer día del mes décimo para inquirir sobre el asunto.
17
Y terminaron el juicio de todos aquellos que habían tomado mujeres extranjeras, el primer día del mes primero.
18
De los hijos de los sacerdotes que habían tomado mujeres extranjeras, fueron hallados estos: De los hijos de Jesúa hijo de Josadac, y de sus hermanos: Maasías, Eliezer, Jarib y Gedalías.
19
Y dieron su mano en promesa de que despedirían sus mujeres, y ofrecieron como ofrenda por su pecado un carnero de los rebaños por su delito.
20
De los hijos de Imer: Hanani y Zebadías.
21
De los hijos de Harim: Maasías, Elías, Semaías, Jehiel y Uzías.
22
De los hijos de Pasur: Elioenai, Maasías, Ismael, Natanael, Jozabad y Elasa.
23
De los hijos de los levitas: Jozabad, Simei, Kelaía (éste es Kelita), Petaías, Judá y Eliezer.
24
De los cantores: Eliasib; y de los porteros: Salum, Telem y Uri.
25
Asimismo de Israel: De los hijos de Paros: Ramía, Jezías, Malquías, Mijamín, Eleazar, Malquías y Benaía.
26
De los hijos de Elam: Matanías, Zacarías, Jehiel, Abdi, Jeremot y Elías.
27
De los hijos de Zatu: Elioenai, Eliasib, Matanías, Jeremot, Zabad y Aziza.
28
De los hijos de Bebai: Johanán, Hananías, Zabai y Atlai.
29
De los hijos de Bani: Mesulam, Maluc, Adaía, Jasub, Seal y Ramot.
30
De los hijos de Pahat-moab: Adna, Quelal, Benaía, Maasías, Matanías, Bezaleel, Binúi y Manasés.
31
De los hijos de Harim: Eliezer, Isías, Malquías, Semaías, Simeón,
32
Benjamín, Maluc y Semarías.
33
De los hijos de Hasum: Matenai, Matata, Zabad, Elifelet, Jeremai, Manasés y Simei.
34
De los hijos de Bani: Madai, Amram, Uel,
35
Benaía, Bedías, Quelúhi,
36
Vanías, Meremot, Eliasib,
37
Matanías, Matenai, Jaasai,
38
Bani, Binúi, Simei,
39
Selemías, Natán, Adaía,
40
Macnadebai, Sasai, Sarai,
41
Azareel, Selemías, Semarías,
42
Salum, Amarías y José.
43
Y de los hijos de Nebo: Jeiel, Matatías, Zabad, Zebina, Jadau, Joel y Benaía.
44
Todos estos habían tomado mujeres extranjeras; y había mujeres de ellos que habían dado a luz hijos.
Nehemías
Capítulo 1
Las tristes noticias de Judá
1
Palabras de Nehemías hijo de Hacalías. Aconteció en el mes de Quisleu, en el año veinte, estando yo en Susa, capital del reino,
2
que vino Hanani, uno de mis hermanos, con algunos varones de Judá, y les pregunté por los judíos que habían escapado, que habían quedado de la cautividad, y por Jerusalén.
3
Y me dijeron: El remanente, los que quedaron de la cautividad, allí en la provincia, están en gran mal y afrenta, y el muro de Jerusalén derribado, y sus puertas quemadas a fuego.
4
Cuando oí estas palabras me senté y lloré, e hice duelo por algunos días, y ayuné y oré delante del Dios de los cielos.
5
Y dije: Te ruego, oh Jehová, Dios de los cielos, fuerte, grande y temible, que guarda el pacto y la misericordia a los que le aman y guardan sus mandamientos;
6
esté ahora atento tu oído y abiertos tus ojos para oír la oración de tu siervo, que hago ahora delante de ti día y noche, por los hijos de Israel tus siervos; y confieso los pecados de los hijos de Israel que hemos cometido contra ti; sí, yo y la casa de mi padre hemos pecado.
7
En extremo nos hemos corrompido contra ti, y no hemos guardado los mandamientos, estatutos y preceptos que diste a Moisés tu siervo.
8
Acuérdate ahora de la palabra que diste a Moisés tu siervo, diciendo: Si vosotros pecareis, yo os dispersaré por los pueblos;
9
pero si os volviereis a mí, y guardareis mis mandamientos, y los pusiereis por obra, aunque vuestra dispersión fuere hasta el extremo de los cielos, de allí os recogeré, y os traeré al lugar que escogí para hacer habitar allí mi nombre.
10
Ellos, pues, son tus siervos y tu pueblo, los cuales redimiste con tu gran poder, y con tu mano poderosa.
11
Te ruego, oh Jehová, esté ahora atento tu oído a la oración de tu siervo, y a la oración de tus siervos, quienes desean reverenciar tu nombre; concede ahora buen éxito a tu siervo, y dale gracia delante de aquel varón. Porque yo servía de copero al rey.
Capítulo 2
Artajerjes envía a Nehemías a Judá
1
Sucedió en el mes de Nisán, en el año veinte del rey Artajerjes, que estando ya el vino delante de él, tomé el vino y lo serví al rey. Y como yo no había estado antes triste en su presencia,
2
me dijo el rey: ¿Por qué está triste tu rostro? pues no estás enfermo. No es esto sino quebranto de corazón. Entonces temí en gran manera.
3
Y dije al rey: Para siempre viva el rey. ¿Cómo no estará triste mi rostro, cuando la ciudad, casa de los sepulcros de mis padres, está desierta, y sus puertas consumidas por el fuego?
4
Me dijo el rey: ¿Qué cosa pides? Entonces oré al Dios de los cielos,
5
y dije al rey: Si le place al rey, y tu siervo ha hallado gracia delante de ti, envíame a Judá, a la ciudad de los sepulcros de mis padres, y la reedificaré.
6
Entonces el rey me dijo (y la reina estaba sentada junto a él): ¿Cuánto durará tu viaje, y cuándo volverás? Y agradó al rey enviarme, después que yo le señalé tiempo.
7
Además dije al rey: Si le place al rey, que se me den cartas para los gobernadores al otro lado del río, para que me franqueen el paso hasta que llegue a Judá;
8
y carta para Asaf guarda del bosque del rey, para que me dé madera para enmaderar las puertas del palacio de la casa, y para el muro de la ciudad, y la casa en que yo estaré. Y me lo concedió el rey, según la benéfica mano de mi Dios sobre mí.
9
Vine luego a los gobernadores del otro lado del río, y les di las cartas del rey. Y el rey envió conmigo capitanes del ejército y gente de a caballo.
10
Pero oyéndolo Sanbalat horonita y Tobías el siervo amonita, les disgustó en extremo que viniese alguno para procurar el bien de los hijos de Israel.
11
Llegué, pues, a Jerusalén, y después de estar allí tres días,
12
me levanté de noche, yo y unos pocos varones conmigo, y no declaré a hombre alguno lo que Dios había puesto en mi corazón que hiciese en Jerusalén; ni había cabalgadura conmigo, excepto la única en que yo cabalgaba.
13
Y salí de noche por la puerta del Valle hacia la fuente del Dragón y a la puerta del Muladar; y observé los muros de Jerusalén que estaban derribados, y sus puertas que estaban consumidas por el fuego.
14
Pasé luego a la puerta de la Fuente, y al estanque del Rey; pero no había lugar por donde pasase la cabalgadura en que iba.
15
Y subí de noche por el torrente y observé el muro, y di la vuelta y entré por la puerta del Valle, y me volví.
16
Y no sabían los oficiales a dónde yo había ido, ni qué había hecho; ni hasta entonces lo había declarado yo a los judíos y sacerdotes, ni a los nobles y oficiales, ni a los demás que hacían la obra.
17
Les dije, pues: Vosotros veis el mal en que estamos, que Jerusalén está desierta, y sus puertas consumidas por el fuego; venid, y edifiquemos el muro de Jerusalén, y no estemos más en oprobio.
18
Entonces les declaré cómo la mano de mi Dios había sido buena sobre mí, y asimismo las palabras que el rey me había dicho. Y dijeron: Levantémonos y edifiquemos. Así esforzaron sus manos para bien.
19
Pero cuanto lo oyeron Sanbalat horonita, Tobías el siervo amonita, y Gesem el árabe, hicieron escarnio de nosotros, y nos despreciaron, diciendo: ¿Qué es esto que hacéis vosotros? ¿Os rebeláis contra el rey?
20
Y en respuesta les dije: El Dios de los cielos, él nos prosperará, y nosotros sus siervos nos levantaremos y edificaremos, porque vosotros no tenéis parte ni derecho ni memoria en Jerusalén.
Capítulo 3
Tramos restaurados de la muralla
1
Entonces se levantó el sumo sacerdote Eliasib con sus hermanos los sacerdotes, y edificaron la puerta de las Ovejas. Ellos arreglaron y levantaron sus puertas hasta la torre de Hamea, y edificaron hasta la torre de Hananeel.
2
Junto a ella edificaron los varones de Jericó, y luego edificó Zacur hijo de Imri.
3
Los hijos de Senaa edificaron la puerta del Pescado; ellos la enmaderaron, y levantaron sus puertas, con sus cerraduras y sus cerrojos.
4
Junto a ellos restauró Meremot hijo de Urías, hijo de Cos, y al lado de ellos restauró Mesulam hijo de Berequías, hijo de Mesezabeel. Junto a ellos restauró Sadoc hijo de Baana.
5
E inmediato a ellos restauraron los tecoítas; pero sus grandes no se prestaron para ayudar a la obra de su Señor.
6
La puerta Vieja fue restaurada por Joiada hijo de Paseah y Mesulam hijo de Besodías; ellos la enmaderaron, y levantaron sus puertas, con sus cerraduras y cerrojos.
7
Junto a ellos restauró Melatías gabaonita y Jadón meronotita, varones de Gabaón y de Mizpa, que estaban bajo el dominio del gobernador del otro lado del río.
8
Junto a ellos restauró Uziel hijo de Harhaía, de los plateros; junto al cual restauró también Hananías, hijo de un perfumero. Así dejaron reparada a Jerusalén hasta el muro ancho.
9
Junto a ellos restauró también Refaías hijo de Hur, gobernador de la mitad de la región de Jerusalén.
10
Asimismo restauró junto a ellos, y frente a su casa, Jedaías hijo de Harumaf; y junto a él restauró Hatús hijo de Hasabnías.
11
Malquías hijo de Harim y Hasub hijo de Pahat-moab restauraron otro tramo, y la torre de los Hornos.
12
Junto a ellos restauró Salum hijo de Halohes, gobernador de la mitad de la región de Jerusalén, él con sus hijas.
13
La puerta del Valle la restauró Hanún con los moradores de Zanoa; ellos la reedificaron, y levantaron sus puertas, con sus cerraduras y sus cerrojos, y mil codos del muro, hasta la puerta del Muladar.
14
Reedificó la puerta del Muladar Malquías hijo de Recab, gobernador de la provincia de Bet-haquerem; él la reedificó, y levantó sus puertas, sus cerraduras y sus cerrojos.
15
Salum hijo de Colhoze, gobernador de la región de Mizpa, restauró la puerta de la Fuente; él la reedificó, la enmaderó y levantó sus puertas, sus cerraduras y sus cerrojos, y el muro del estanque de Siloé hacia el huerto del rey, y hasta las gradas que descienden de la ciudad de David.
16
Después de él restauró Nehemías hijo de Azbuc, gobernador de la mitad de la región de Bet-sur, hasta delante de los sepulcros de David, y hasta el estanque labrado, y hasta la casa de los Valientes.
17
Tras él restauraron los levitas; Rehum hijo de Bani, y junto a él restauró Hasabías, gobernador de la mitad de la región de Keila, por su región.
18
Después de él restauraron sus hermanos, Bavai hijo de Henadad, gobernador de la mitad de la región de Keila.
19
Junto a él restauró Ezer hijo de Jesúa, gobernador de Mizpa, otro tramo frente a la subida de la armería de la esquina.
20
Después de él Baruc hijo de Zabai con todo fervor restauró otro tramo, desde la esquina hasta la puerta de la casa de Eliasib sumo sacerdote.
21
Tras él restauró Meremot hijo de Urías hijo de Cos otro tramo, desde la entrada de la casa de Eliasib hasta el extremo de la casa de Eliasib.
22
Después de él restauraron los sacerdotes, los varones de la llanura.
23
Después de ellos restauraron Benjamín y Hasub, frente a su casa; y después de éstos restauró Azarías hijo de Maasías, hijo de Ananías, cerca de su casa.
24
Después de él restauró Binúi hijo de Henadad otro tramo, desde la casa de Azarías hasta el ángulo entrante del muro, y hasta la esquina.
25
Palal hijo de Uzai, enfrente de la esquina y la torre alta que sale de la casa del rey, que está en el patio de la cárcel. Después de él, Pedaías hijo de Faros.
26
Y los sirvientes del templo que habitaban en Ofel restauraron hasta enfrente de la puerta de las Aguas al oriente, y la torre que sobresalía.
27
Después de ellos restauraron los tecoítas otro tramo, enfrente de la gran torre que sobresale, hasta el muro de Ofel.
28
Desde la puerta de los Caballos restauraron los sacerdotes, cada uno enfrente de su casa.
29
Después de ellos restauró Sadoc hijo de Imer, enfrente de su casa; y después de él restauró Semaías hijo de Secanías, guarda de la puerta Oriental.
30
Tras él, Hananías hijo de Selemías y Hanún hijo sexto de Salaf restauraron otro tramo. Después de ellos restauró Mesulam hijo de Berequías, enfrente de su cámara.
31
Después de él restauró Malquías hijo del platero, hasta la casa de los sirvientes del templo y de los comerciantes, enfrente de la puerta del Juicio, y hasta la sala de la esquina.
32
Y entre la sala de la esquina y la puerta de las Ovejas, restauraron los plateros y los comerciantes.
Capítulo 4
Edificando el circunstancias adversas
1
Cuando oyó Sanbalat que nosotros edificábamos el muro, se enojó y se enfureció en gran manera, e hizo escarnio de los judíos.
2
Y habló delante de sus hermanos y del ejército de Samaria, y dijo: ¿Qué hacen estos débiles judíos? ¿Se les permitirá volver a ofrecer sus sacrificios? ¿Acabarán en un día? ¿Resucitarán de los montones del polvo las piedras que fueron quemadas?
3
Y estaba junto a él Tobías amonita, el cual dijo: Lo que ellos edifican del muro de piedra, si subiere una zorra lo derribará.
4
Oye, oh Dios nuestro, que somos objeto de su menosprecio, y vuelve el baldón de ellos sobre su cabeza, y entrégalos por despojo en la tierra de su cautiverio.
5
No cubras su iniquidad, ni su pecado sea borrado delante de ti, porque se airaron contra los que edificaban.
6
Edificamos, pues, el muro, y toda la muralla fue terminada hasta la mitad de su altura, porque el pueblo tuvo ánimo para trabajar.
7
Pero aconteció que oyendo Sanbalat y Tobías, y los árabes, los amonitas y los de Asdod, que los muros de Jerusalén eran reparados, porque ya los portillos comenzaban a ser cerrados, se encolerizaron mucho;
8
y conspiraron todos a una para venir a atacar a Jerusalén y hacerle daño.
9
Entonces oramos a nuestro Dios, y por causa de ellos pusimos guarda contra ellos de día y de noche.
10
Y dijo Judá: Las fuerzas de los acarreadores se han debilitado, y el escombro es mucho, y no podemos edificar el muro.
11
Y nuestros enemigos dijeron: No sepan, ni vean, hasta que entremos en medio de ellos y los matemos, y hagamos cesar la obra.
12
Pero sucedió que cuando venían los judíos que habitaban entre ellos, nos decían hasta diez veces: De todos los lugares de donde volviereis, ellos caerán sobre vosotros.
13
Entonces por las partes bajas del lugar, detrás del muro, y en los sitios abiertos, puse al pueblo por familias, con sus espadas, con sus lanzas y con sus arcos.
14
Después miré, y me levanté y dije a los nobles y a los oficiales, y al resto del pueblo: No temáis delante de ellos; acordaos del Señor, grande y temible, y pelead por vuestros hermanos, por vuestros hijos y por vuestras hijas, por vuestras mujeres y por vuestras casas.
15
Y cuando oyeron nuestros enemigos que lo habíamos entendido, y que Dios había desbaratado el consejo de ellos, nos volvimos todos al muro, cada uno a su tarea.
16
Desde aquel día la mitad de mis siervos trabajaba en la obra, y la otra mitad tenía lanzas, escudos, arcos y corazas; y detrás de ellos estaban los jefes de toda la casa de Judá.
17
Los que edificaban en el muro, los que acarreaban, y los que cargaban, con una mano trabajaban en la obra, y en la otra tenían la espada.
18
Porque los que edificaban, cada uno tenía su espada ceñida a sus lomos, y así edificaban; y el que tocaba la trompeta estaba junto a mí.
19
Y dije a los nobles, y a los oficiales y al resto del pueblo: La obra es grande y extensa, y nosotros estamos apartados en el muro, lejos unos de otros.
20
En el lugar donde oyereis el sonido de la trompeta, reuníos allí con nosotros; nuestro Dios peleará por nosotros.
21
Nosotros, pues, trabajábamos en la obra; y la mitad de ellos tenían lanzas desde la subida del alba hasta que salían las estrellas.
22
También dije entonces al pueblo: Cada uno con su criado permanezca dentro de Jerusalén, y de noche sirvan de centinela y de día en la obra.
23
Y ni yo ni mis hermanos, ni mis jóvenes, ni la gente de guardia que me seguía, nos quitamos nuestro vestido; cada uno se desnudaba solamente para bañarse.
Capítulo 5
Nehemías anula la usura
1
Entonces hubo gran clamor del pueblo y de sus mujeres contra sus hermanos judíos.
2
Había quien decía: Nosotros, nuestros hijos y nuestras hijas, somos muchos; por tanto, hemos pedido prestado grano para comer y vivir.
3
Y había quienes decían: Hemos empeñado nuestras tierras, nuestras viñas y nuestras casas, para comprar grano, a causa del hambre.
4
Y había quienes decían: Hemos tomado prestado dinero para el tributo del rey, sobre nuestras tierras y viñas.
5
Ahora bien, nuestra carne es como la carne de nuestros hermanos, nuestros hijos como sus hijos; y he aquí que nosotros dimos nuestros hijos y nuestras hijas a servidumbre, y algunas de nuestras hijas lo están ya, y no tenemos posibilidad de rescatarlas, porque nuestras tierras y nuestras viñas son de otros.
6
Y me enojé en gran manera cuando oí su clamor y estas palabras.
7
Entonces lo medité, y reprendí a los nobles y a los oficiales, y les dije: ¿Exigís interés cada uno a vuestros hermanos? Y convoqué contra ellos una gran asamblea,
8
y les dije: Nosotros según nuestras posibilidades rescatamos a nuestros hermanos judíos que habían sido vendidos a las naciones; ¿y vosotros vendéis aun a vuestros hermanos, y serán vendidos a nosotros? Y callaron, pues no tuvieron qué responder.
9
Y dije: No es bueno lo que hacéis. ¿No andaréis en el temor de nuestro Dios, para no ser oprobio de las naciones enemigas nuestras?
10
También yo y mis hermanos y mis criados les hemos prestado dinero y grano; quitémosles ahora este gravamen.
11
Os ruego que les devolváis hoy sus tierras, sus viñas, sus olivares y sus casas, y la centésima parte del dinero, del grano, del vino y del aceite, que demandáis de ellos como interés.
12
Y dijeron: Lo devolveremos, y nada les demandaremos; haremos así como tú dices. Entonces convoqué a los sacerdotes, y les hice jurar que harían conforme a esto.
13
Además sacudí mi vestido, y dije: Así sacuda Dios de su casa y de su trabajo a todo hombre que no cumpliere esto, y así sea sacudido y vacío. Y respondió toda la congregación: ¡Amén! y alabaron a Jehová. Y el pueblo hizo conforme a esto.
14
También desde el día que me mandó el rey que fuese gobernador de ellos en la tierra de Judá, desde el año veinte del rey Artajerjes hasta el año treinta y dos, doce años, ni yo ni mis hermanos comimos el pan del gobernador.
15
Pero los primeros gobernadores que fueron antes de mí abrumaron al pueblo, y tomaron de ellos por el pan y por el vino más de cuarenta siclos de plata, y aun sus criados se enseñoreaban del pueblo; pero yo no hice así, a causa del temor de Dios.
16
También en la obra de este muro restauré mi parte, y no compramos heredad; y todos mis criados juntos estaban allí en la obra.
17
Además, ciento cincuenta judíos y oficiales, y los que venían de las naciones que había alrededor de nosotros, estaban a mi mesa.
18
Y lo que se preparaba para cada día era un buey y seis ovejas escogidas; también eran preparadas para mí aves, y cada diez días vino en toda abundancia; y con todo esto nunca requerí el pan del gobernador, porque la servidumbre de este pueblo era grave.
19
Acuérdate de mí para bien, Dios mío, y de todo lo que hice por este pueblo.
Capítulo 6
Nehemías vence la intimidación
1
Cuando oyeron Sanbalat y Tobías y Gesem el árabe, y los demás de nuestros enemigos, que yo había edificado el muro, y que no quedaba en él portillo (aunque hasta aquel tiempo no había puesto las hojas en las puertas),
2
Sanbalat y Gesem enviaron a decirme: Ven y reunámonos en alguna de las aldeas en el campo de Ono. Mas ellos habían pensado hacerme mal.
3
Y les envié mensajeros, diciendo: Yo hago una gran obra, y no puedo ir; porque cesaría la obra, dejándola yo para ir a vosotros.
4
Y enviaron a mí con el mismo asunto hasta cuatro veces, y yo les respondí de la misma manera.
5
Entonces Sanbalat envió a mí su criado para decir lo mismo por quinta vez, con una carta abierta en su mano,
6
en la cual estaba escrito: Se ha oído entre las naciones, y Gasmu lo dice, que tú y los judíos pensáis rebelaros; y que por eso edificas tú el muro, con la mira, según estas palabras, de ser tú su rey;
7
y que has puesto profetas que proclamen acerca de ti en Jerusalén, diciendo: ¡Hay rey en Judá! Y Ahora serán oídas del rey las tales palabras; ven, por tanto, y consultemos juntos.
8
Entonces envié yo a decirle: No hay tal cosa como dices, sino que de tu corazón tú lo inventas.
9
Porque todos ellos nos amedrentaban, diciendo: Se debilitarán las manos de ellos en la obra, y no será terminada. Ahora, pues, oh Dios, fortalece tú mis manos.
10
Vine luego a casa de Semaías hijo de Delaía, hijo de Mehetabel, porque él estaba encerrado; el cual me dijo: Reunámonos en la casa de Dios, dentro del templo, y cerremos las puertas del templo, porque vienen para matarte; sí, esta noche vendrán a matarte.
11
Entonces dije: ¿Un hombre como yo ha de huir? ¿Y quién, que fuera como yo, entraría al templo para salvarse la vida? No entraré.
12
Y entendí que Dios no lo había enviado, sino que hablaba aquella profecía contra mí porque Tobías y Sanbalat lo habían sobornado.
13
Porque fue sobornado para hacerme temer así, y que pecase, y les sirviera de mal nombre con que fuera yo infamado.
14
Acuérdate, Dios mío, de Tobías y de Sanbalat, conforme a estas cosas que hicieron; también acuérdate de Noadías profetisa, y de los otros profetas que procuraban infundirme miedo.
15
Fue terminado, pues, el muro, el veinticinco del mes de Elul, en cincuenta y dos días.
16
Y cuando lo oyeron todos nuestros enemigos, temieron todas las naciones que estaban alrededor de nosotros, y se sintieron humillados, y conocieron que por nuestro Dios había sido hecha esta obra.
17
Asimismo en aquellos días iban muchas cartas de los principales de Judá a Tobías, y las de Tobías venían a ellos.
18
Porque muchos en Judá se habían conjurado con él, porque era yerno de Secanías hijo de Ara; y Johanán su hijo había tomado por mujer a la hija de Mesulam hijo de Berequías.
19
También contaban delante de mí las buenas obras de él, y a él le referían mis palabras. Y enviaba Tobías cartas para atemorizarme.
Capítulo 7
1
Luego que el muro fue edificado, y colocadas las puertas, y fueron señalados porteros y cantores y levitas,
2
mandé a mi hermano Hanani, y a Hananías, jefe de la fortaleza de Jerusalén (porque éste era varón de verdad y temeroso de Dios, más que muchos);
3
y les dije: No se abran las puertas de Jerusalén hasta que caliente el sol; y aunque haya gente allí, cerrad las puertas y atrancadlas. Y señalé guardas de los moradores de Jerusalén, cada cual en su turno, y cada uno delante de su casa.
4
Porque la ciudad era espaciosa y grande, pero poco pueblo dentro de ella, y no había casas reedificadas.
5
Entonces puso Dios en mi corazón que reuniese a los nobles y oficiales y al pueblo, para que fuesen empadronados según sus genealogías. Y hallé el libro de la genealogía de los que habían subido antes, y encontré en él escrito así:
6
Estos son los hijos de la provincia que subieron del cautiverio, de los que llevó cautivos Nabucodonosor rey de Babilonia, y que volvieron a Jerusalén y a Judá, cada uno a su ciudad,
7
los cuales vinieron con Zorobabel, Jesúa, Nehemías, Azarías, Raamías, Nahamani, Mardoqueo, Bilsán, Misperet, Bigvai, Nehum y Baana. El número de los varones del pueblo de Israel:
8
Los hijos de Paros, dos mil ciento setenta y dos.
9
Los hijos de Sefatías, trescientos setenta y dos.
10
Los hijos de Ara, seiscientos cincuenta y dos.
11
Los hijos de Pahat-moab, de los hijos de Jesúa y de Joab, dos mil ochocientos dieciocho.
12
Los hijos de Elam, mil doscientos cincuenta y cuatro.
13
Los hijos de Zatu, ochocientos cuarenta y cinco.
14
Los hijos de Zacai, setecientos sesenta.
15
Los hijos de Binúi, seiscientos cuarenta y ocho.
16
Los hijos de Bebai, seiscientos veintiocho.
17
Los hijos de Azgad, dos mil seiscientos veintidós.
18
Los hijos de Adonicam, seiscientos sesenta y siete.
19
Los hijos de Bigvai, dos mil sesenta y siete.
20
Los hijos de Adín, seiscientos cincuenta y cinco.
21
Los hijos de Ater, de Ezequías, noventa y ocho.
22
Los hijos de Hasum, trescientos veintiocho.
23
Los hijos de Bezai, trescientos veinticuatro.
24
Los hijos de Harif, ciento doce.
25
Los hijos de Gabaón, noventa y cinco.
26
Los varones de Belén y de Netofa, ciento ochenta y ocho.
27
Los varones de Anatot, ciento veintiocho.
28
Los varones de Bet-azmavet, cuarenta y dos.
29
Los varones de Quiriat-jearim, Cafira y Beerot, setecientos cuarenta y tres.
30
Los varones de Ramá y de Geba, seiscientos veintiuno.
31
Los varones de Micmas, ciento veintidós.
32
Los varones de Bet-el y de Hai, ciento veintitrés.
33
Los varones del otro Nebo, cincuenta y dos.
34
Los hijos del otro Elam, mil doscientos cincuenta y cuatro.
35
Los hijos de Harim, trescientos veinte.
36
Los hijos de Jericó, trescientos cuarenta y cinco.
37
Los hijos de Lod, Hadid y Ono, setecientos veintiuno.
38
Los hijos de Senaa, tres mil novecientos treinta.
39
Sacerdotes: los hijos de Jedaía, de la casa de Jesúa, novecientos setenta y tres.
40
Los hijos de Imer, mil cincuenta y dos.
41
Los hijos de Pasur, mil doscientos cuarenta y siete.
42
Los hijos de Harim, mil diecisiete.
43
Levitas: los hijos de Jesúa, de Cadmiel, de los hijos de Hodavías, setenta y cuatro.
44
Cantores: los hijos de Asaf, ciento cuarenta y ocho.
45
Porteros: Los hijos de Salum, los hijos de Ater, los hijos de Talmón, los hijos de Acub, los hijos de Hatita y los hijos de Sobai, ciento treinta y ocho.
46
Sirvientes del templo: los hijos de Ziha, los hijos de Hasufa, los hijos de Tabaot,
47
los hijos de Queros, los hijos de Siaha, los hijos de Padón,
48
los hijos de Lebana, los hijos de Hagaba, los hijos de Salmai,
49
los hijos de Hanán, los hijos de Gidel, los hijos de Gahar,
50
los hijos de Reaía, los hijos de Rezín, los hijos de Necoda,
51
los hijos de Gazam, los hijos de Uza, los hijos de Paseah,
52
los hijos de Besai, los hijos de Mehunim, los hijos de Nefisesim,
53
los hijos de Bacbuc, los hijos de Hacufa, los hijos de Harhur,
54
los hijos de Bazlut, los hijos de Mehída, los hijos de Harsa,
55
los hijos de Barcos, los hijos de Sísara, los hijos de Tema,
56
los hijos de Nezía, y los hijos de Hatifa.
57
Los hijos de los siervos de Salomón: los hijos de Sotai, los hijos de Soferet, los hijos de Perida,
58
los hijos de Jaala, los hijos de Darcón, los hijos de Gidel,
59
los hijos de Sefatías, los hijos de Hatil, los hijos de Poqueret-hazebaim, los hijos de Amón.
60
Todos los sirvientes del templo e hijos de los siervos de Salomón, trescientos noventa y dos.
61
Y estos son los que subieron de Tel-mela, Tel-harsa, Querub, Adón e Imer, los cuales no pudieron mostrar la casa de sus padres, ni su genealogía, si eran de Israel:
62
los hijos de Delaía, los hijos de Tobías y los hijos de Necoda, seiscientos cuarenta y dos.
63
Y de los sacerdotes: los hijos de Habaía, los hijos de Cos y los hijos de Barzilai, el cual tomó mujer de las hijas de Barzilai galaadita, y se llamó del nombre de ellas.
64
Estos buscaron su registro de genealogías, y no se halló; y fueron excluidos del sacerdocio,
65
y les dijo el gobernador que no comiesen de las cosas más santas, hasta que hubiese sacerdote con Urim y Tumim.
66
Toda la congregación junta era de cuarenta y dos mil trescientos sesenta,
67
sin sus siervos y siervas, que eran siete mil trescientos treinta y siete; y entre ellos había doscientos cuarenta y cinco cantores y cantoras.
68
Sus caballos, setecientos treinta y seis; sus mulos, doscientos cuarenta y cinco;
69
camellos, cuatrocientos treinta y cinco; asnos, seis mil setecientos veinte.
70
Y algunos de los cabezas de familias dieron ofrendas para la obra. El gobernador dio para el tesoro mil dracmas de oro, cincuenta tazones, y quinientas treinta vestiduras sacerdotales.
71
Los cabezas de familias dieron para el tesoro de la obra veinte mil dracmas de oro y dos mil doscientas libras de plata.
72
Y el resto del pueblo dio veinte mil dracmas de oro, dos mil libras de plata, y sesenta y siete vestiduras sacerdotales.
73
Y habitaron los sacerdotes, los levitas, los porteros, los cantores, los del pueblo, los sirvientes del templo y todo Israel, en sus ciudades. Venido el mes séptimo, los hijos de Israel estaban en sus ciudades;
Capítulo 8
1
y se juntó todo el pueblo como un solo hombre en la plaza que está delante de la puerta de las Aguas, y dijeron a Esdras el escriba que trajese el libro de la ley de Moisés, la cual Jehová había dado a Israel.
2
Y el sacerdote Esdras trajo la ley delante de la congregación, así de hombres como de mujeres y de todos los que podían entender, el primer día del mes séptimo.
3
Y leyó en el libro delante de la plaza que está delante de la puerta de las Aguas, desde el alba hasta el mediodía, en presencia de hombres y mujeres y de todos los que podían entender; y los oídos de todo el pueblo estaban atentos al libro de la ley.
4
Y el escriba Esdras estaba sobre un púlpito de madera que habían hecho para ello, y junto a él estaban Matatías, Sema, Anías, Urías, Hilcías y Maasías a su mano derecha; y a su mano izquierda, Pedaías, Misael, Malquías, Hasum, Hasbadana, Zacarías y Mesulam.
5
Abrió, pues, Esdras el libro a ojos de todo el pueblo, porque estaba más alto que todo el pueblo; y cuando lo abrió, todo el pueblo estuvo atento.
6
Bendijo entonces Esdras a Jehová, Dios grande. Y todo el pueblo respondió: ¡Amén! ¡Amén! alzando sus manos; y se humillaron y adoraron a Jehová inclinados a tierra.
7
Y los levitas Jesúa, Bani, Serebías, Jamín, Acub, Sabetai, Hodías, Maasías, Kelita, Azarías, Jozabed, Hanán y Pelaía, hacían entender al pueblo la ley; y el pueblo estaba atento en su lugar.
8
Y leían en el libro de la ley de Dios claramente, y ponían el sentido, de modo que entendiesen la lectura.
9
Y Nehemías el gobernador, y el sacerdote Esdras, escriba, y los levitas que hacían entender al pueblo, dijeron a todo el pueblo: Día santo es a Jehová nuestro Dios; no os entristezcáis, ni lloréis; porque todo el pueblo lloraba oyendo las palabras de la ley.
10
Luego les dijo: Id, comed grosuras, y bebed vino dulce, y enviad porciones a los que no tienen nada preparado; porque día santo es a nuestro Señor; no os entristezcáis, porque el gozo de Jehová es vuestra fuerza.
11
Los levitas, pues, hacían callar a todo el pueblo, diciendo: Callad, porque es día santo, y no os entristezcáis.
12
Y todo el pueblo se fue a comer y a beber, y a obsequiar porciones, y a gozar de grande alegría, porque habían entendido las palabras que les habían enseñado.
13
Al día siguiente se reunieron los cabezas de las familias de todo el pueblo, sacerdotes y levitas, a Esdras el escriba, para entender las palabras de la ley.
14
Y hallaron escrito en la ley que Jehová había mandado por mano de Moisés, que habitasen los hijos de Israel en tabernáculos en la fiesta solemne del mes séptimo;
15
y que hiciesen saber, y pasar pregón por todas sus ciudades y por Jerusalén, diciendo: Salid al monte, y traed ramas de olivo, de olivo silvestre, de arrayán, de palmeras y de todo árbol frondoso, para hacer tabernáculos, como está escrito.
16
Salió, pues, el pueblo, y trajeron ramas e hicieron tabernáculos, cada uno sobre su terrado, en sus patios, en los patios de la casa de Dios, en la plaza de la puerta de las Aguas, y en la plaza de la puerta de Efraín.
17
Y toda la congregación que volvió de la cautividad hizo tabernáculos, y en tabernáculos habitó; porque desde los días de Josué hijo de Nun hasta aquel día, no habían hecho así los hijos de Israel. Y hubo alegría muy grande.
18
Y leyó Esdras en el libro de la ley de Dios cada día, desde el primer día hasta el último; e hicieron la fiesta solemne por siete días, y el octavo día fue de solemne asamblea, según el rito.
Capítulo 9
Confesión de lospecados del pueblo
1
El día veinticuatro del mismo mes se reunieron los hijos de Israel en ayuno, y con cilicio y tierra sobre sí.
2
Y ya se había apartado la descendencia de Israel de todos los extranjeros; y estando en pie, confesaron sus pecados, y las iniquidades de sus padres.
3
Y puestos de pie en su lugar, leyeron el libro de la ley de Jehová su Dios la cuarta parte del día, y la cuarta parte confesaron sus pecados y adoraron a Jehová su Dios.
4
Luego se levantaron sobre la grada de los levitas, Jesúa, Bani, Cadmiel, Sebanías, Buni, Serebías, Bani y Quenani, y clamaron en voz alta a Jehová su Dios.
5
Y dijeron los levitas Jesúa, Cadmiel, Bani, Hasabnías, Serebías, Hodías, Sebanías y Petaías: Levantaos, bendecid a Jehová vuestro Dios desde la eternidad hasta la eternidad; y bendígase el nombre tuyo, glorioso y alto sobre toda bendición y alabanza.
6
Tú solo eres Jehová; tú hiciste los cielos, y los cielos de los cielos, con todo su ejército, la tierra y todo lo que está en ella, los mares y todo lo que hay en ellos; y tú vivificas todas estas cosas, y los ejércitos de los cielos te adoran.
7
Tú eres, oh Jehová, el Dios que escogiste a Abram, y lo sacaste de Ur de los caldeos, y le pusiste el nombre Abraham;
8
y hallaste fiel su corazón delante de ti, e hiciste pacto con él para darle la tierra del cananeo, del heteo, del amorreo, del ferezeo, del jebuseo y del gergeseo, para darla a su descendencia; y cumpliste tu palabra, porque eres justo.
9
Y miraste la aflicción de nuestros padres en Egipto, y oíste el clamor de ellos en el Mar Rojo;
10
e hiciste señales y maravillas contra Faraón, contra todos sus siervos, y contra todo el pueblo de su tierra, porque sabías que habían procedido con soberbia contra ellos; y te hiciste nombre grande, como en este día.
11
Dividiste el mar delante de ellos, y pasaron por medio de él en seco; y a sus perseguidores echaste en las profundidades, como una piedra en profundas aguas.
12
Con columna de nube los guiaste de día, y con columna de fuego de noche, para alumbrarles el camino por donde habían de ir.
13
Y sobre el monte de Sinaí descendiste, y hablaste con ellos desde el cielo, y les diste juicios rectos, leyes verdaderas, y estatutos y mandamientos buenos,
14
y les ordenaste el día de reposo santo para ti, y por mano de Moisés tu siervo les prescribiste mandamientos, estatutos y la ley.
15
Les diste pan del cielo en su hambre, y en su sed les sacaste aguas de la peña; y les dijiste que entrasen a poseer la tierra, por la cual alzaste tu mano y juraste que se la darías.
16
Mas ellos y nuestros padres fueron soberbios, y endurecieron su cerviz, y no escucharon tus mandamientos.
17
No quisieron oír, ni se acordaron de tus maravillas que habías hecho con ellos; antes endurecieron su cerviz, y en su rebelión pensaron poner caudillo para volverse a su servidumbre. Pero tú eres Dios que perdonas, clemente y piadoso, tardo para la ira, y grande en misericordia, porque no los abandonaste.
18
Además, cuando hicieron para sí becerro de fundición y dijeron: Este es tu Dios que te hizo subir de Egipto; y cometieron grandes abominaciones,
19
tú, con todo, por tus muchas misericordias no los abandonaste en el desierto. La columna de nube no se apartó de ellos de día, para guiarlos por el camino, ni de noche la columna de fuego, para alumbrarles el camino por el cual habían de ir.
20
Y enviaste tu buen Espíritu para enseñarles, y no retiraste tu maná de su boca, y agua les diste para su sed.
21
Los sustentaste cuarenta años en el desierto; de ninguna cosa tuvieron necesidad; sus vestidos no se envejecieron, ni se hincharon sus pies.
22
Y les diste reinos y pueblos, y los repartiste por distritos; y poseyeron la tierra de Sehón, la tierra del rey de Hesbón, y la tierra de Og rey de Basán.
23
Multiplicaste sus hijos como las estrellas del cielo, y los llevaste a la tierra de la cual habías dicho a sus padres que habían de entrar a poseerla.
24
Y los hijos vinieron y poseyeron la tierra, y humillaste delante de ellos a los moradores del país, a los cananeos, los cuales entregaste en su mano, y a sus reyes, y a los pueblos de la tierra, para que hiciesen de ellos como quisieran.
25
Y tomaron ciudades fortificadas y tierra fértil, y heredaron casas llenas de todo bien, cisternas hechas, viñas y olivares, y muchos árboles frutales; comieron, se saciaron, y se deleitaron en tu gran bondad.
26
Pero te provocaron a ira, y se rebelaron contra ti, y echaron tu ley tras sus espaldas, y mataron a tus profetas que protestaban contra ellos para convertirlos a ti, e hicieron grandes abominaciones.
27
Entonces los entregaste en mano de sus enemigos, los cuales los afligieron. Pero en el tiempo de su tribulación clamaron a ti, y tú desde los cielos los oíste; y según tu gran misericordia les enviaste libertadores para que los salvasen de mano de sus enemigos.
28
Pero una vez que tenían paz, volvían a hacer lo malo delante de ti, por lo cual los abandonaste en mano de sus enemigos que los dominaron; pero volvían y clamaban otra vez a ti, y tú desde los cielos los oías y según tus misericordias muchas veces los libraste.
29
Les amonestaste a que se volviesen a tu ley; mas ellos se llenaron de soberbia, y no oyeron tus mandamientos, sino que pecaron contra tus juicios, los cuales si el hombre hiciere, en ellos vivirá; se rebelaron, endurecieron su cerviz, y no escucharon.
30
Les soportaste por muchos años, y les testificaste con tu Espíritu por medio de tus profetas, pero no escucharon; por lo cual los entregaste en mano de los pueblos de la tierra.
31
Mas por tus muchas misericordias no los consumiste, ni los desamparaste; porque eres Dios clemente y misericordioso.
32
Ahora pues, Dios nuestro, Dios grande, fuerte, temible, que guardas el pacto y la misericordia, no sea tenido en poco delante de ti todo el sufrimiento que ha alcanzado a nuestros reyes, a nuestros príncipes, a nuestros sacerdotes, a nuestros profetas, a nuestros padres y a todo tu pueblo, desde los días de los reyes de Asiria hasta este día.
33
Pero tú eres justo en todo lo que ha venido sobre nosotros; porque rectamente has hecho, mas nosotros hemos hecho lo malo.
34
Nuestros reyes, nuestros príncipes, nuestros sacerdotes y nuestros padres no pusieron por obra tu ley, ni atendieron a tus mandamientos y a tus testimonios con que les amonestabas.
35
Y ellos en su reino y en tu mucho bien que les diste, y en la tierra espaciosa y fértil que entregaste delante de ellos, no te sirvieron, ni se convirtieron de sus malas obras.
36
He aquí que hoy somos siervos; henos aquí, siervos en la tierra que diste a nuestros padres para que comiesen su fruto y su bien.
37
Y se multiplica su fruto para los reyes que has puesto sobre nosotros por nuestros pecados, quienes se enseñorean sobre nuestros cuerpos, y sobre nuestros ganados, conforme a su voluntad, y estamos en grande angustia.
38
A causa, pues, de todo esto, nosotros hacemos fiel promesa, y la escribimos, firmada por nuestros príncipes, por nuestros levitas y por nuestros sacerdotes.
Capítulo 10
1
Los que firmaron fueron: Nehemías el gobernador, hijo de Hacalías, y Sedequías,
2
Seraías, Azarías, Jeremías,
3
Pasur, Amarías, Malquías,
4
Hatús, Sebanías, Maluc,
5
Harim, Meremot, Obadías,
6
Daniel, Ginetón, Baruc,
7
Mesulam, Abías, Mijamín,
8
Maazías, Bilgai y Semaías; éstos eran sacerdotes.
9
Y los levitas: Jesúa hijo de Azanías, Binúi de los hijos de Henadad, Cadmiel,
10
y sus hermanos Sebanías, Hodías, Kelita, Pelaías, Hanán,
11
Micaía, Rehob, Hasabías,
12
Zacur, Serebías, Sebanías,
13
Hodías, Bani y Beninu.
14
Los cabezas del pueblo: Paros, Pahat-moab, Elam, Zatu, Bani,
15
Buni, Azgad, Bebai,
16
Adonías, Bigvai, Adín,
17
Ater, Ezequías, Azur,
18
Hodías, Hasum, Bezai,
19
Harif, Anatot, Nebai,
20
Magpías, Mesulam, Hezir,
21
Mesezabeel, Sadoc, Jadúa,
22
Pelatías, Hanán, Anaías,
23
Oseas, Hananías, Hasub,
24
Halohes, Pilha, Sobec,
25
Rehum, Hasabna, Maasías,
26
Ahías, Hanán, Anán,
27
Maluc, Harim y Baana.
28
Y el resto del pueblo, los sacerdotes, levitas, porteros y cantores, los sirvientes del templo, y todos los que se habían apartado de los pueblos de las tierras a la ley de Dios, con sus mujeres, sus hijos e hijas, todo el que tenía comprensión y discernimiento,
29
se reunieron con sus hermanos y sus principales, para protestar y jurar que andarían en la ley de Dios, que fue dada por Moisés siervo de Dios, y que guardarían y cumplirían todos los mandamientos, decretos y estatutos de Jehová nuestro Señor.
30
Y que no daríamos nuestras hijas a los pueblos de la tierra, ni tomaríamos sus hijas para nuestros hijos.
31
Asimismo, que si los pueblos de la tierra trajesen a vender mercaderías y comestibles en día de reposo, nada tomaríamos de ellos en ese día ni en otro día santificado; y que el año séptimo dejaríamos descansar la tierra, y remitiríamos toda deuda.
32
Nos impusimos además por ley, el cargo de contribuir cada año con la tercera parte de un siclo para la obra de la casa de nuestro Dios;
33
para el pan de la proposición y para la ofrenda continua, para el holocausto continuo, los días de reposo, las nuevas lunas, las festividades, y para las cosas santificadas y los sacrificios de expiación por el pecado de Israel, y para todo el servicio de la casa de nuestro Dios.
34
Echamos también suertes los sacerdotes, los levitas y el pueblo, acerca de la ofrenda de la leña, para traerla a la casa de nuestro Dios, según las casas de nuestros padres, en los tiempos determinados cada año, para quemar sobre el altar de Jehová nuestro Dios, como está escrito en la ley.
35
Y que cada año traeríamos a la casa de Jehová las primicias de nuestra tierra, y las primicias del fruto de todo árbol.
36
Asimismo los primogénitos de nuestros hijos y de nuestros ganados, como está escrito en la ley; y que traeríamos los primogénitos de nuestras vacas y de nuestras ovejas a la casa de nuestro Dios, a los sacerdotes que ministran en la casa de nuestro Dios;
37
que traeríamos también las primicias de nuestras masas, y nuestras ofrendas, y del fruto de todo árbol, y del vino y del aceite, para los sacerdotes, a las cámaras de la casa de nuestro Dios, y el diezmo de nuestra tierra para los levitas; y que los levitas recibirían las décimas de nuestras labores en todas las ciudades;
38
y que estaría el sacerdote hijo de Aarón con los levitas, cuando los levitas recibiesen el diezmo; y que los levitas llevarían el diezmo del diezmo a la casa de nuestro Dios, a las cámaras de la casa del tesoro.
39
Porque a las cámaras del tesoro han de llevar los hijos de Israel y los hijos de Leví la ofrenda del grano, del vino y del aceite; y allí estarán los utensilios del santuario, y los sacerdotes que ministran, los porteros y los cantores; y no abandonaremos la casa de nuestro Dios.
Capítulo 11
Medidas para repoblar Jerusalén
1
Habitaron los jefes del pueblo en Jerusalén; mas el resto del pueblo echó suertes para traer uno de cada diez para que morase en Jerusalén, ciudad santa, y las otras nueve partes en las otras ciudades.
2
Y bendijo el pueblo a todos los varones que voluntariamente se ofrecieron para morar en Jerusalén.
3
Estos son los jefes de la provincia que moraron en Jerusalén; pero en las ciudades de Judá habitaron cada uno en su posesión, en sus ciudades; los israelitas, los sacerdotes y levitas, los sirvientes del templo y los hijos de los siervos de Salomón.
4
En Jerusalén, pues, habitaron algunos de los hijos de Judá y de los hijos de Benjamín. De los hijos de Judá: Ataías hijo de Uzías, hijo de Zacarías, hijo de Amarías, hijo de Sefatías, hijo de Mahalaleel, de los hijos de Fares,
5
y Maasías hijo de Baruc, hijo de Colhoze, hijo de Hazaías, hijo de Adaías, hijo de Joiarib, hijo de Zacarías, hijo de Siloni.
6
Todos los hijos de Fares que moraron en Jerusalén fueron cuatrocientos sesenta y ocho hombres fuertes.
7
Estos son los hijos de Benjamín: Salú hijo de Mesulam, hijo de Joed, hijo de Pedaías, hijo de Colaías, hijo de Maasías, hijo de Itiel, hijo de Jesaías.
8
Y tras él Gabai y Salai, novecientos veintiocho.
9
Y Joel hijo de Zicri era el prefecto de ellos, y Judá hijo de Senúa el segundo en la ciudad.
10
De los sacerdotes: Jedaías hijo de Joiarib, Jaquín,
11
Seraías hijo de Hilcías, hijo de Mesulam, hijo de Sadoc, hijo de Meraiot, hijo de Ahitob, príncipe de la casa de Dios,
12
y sus hermanos, los que hacían la obra de la casa, ochocientos veintidós; y Adaías hijo de Jeroham, hijo de Pelalías, hijo de Amsi, hijo de Zacarías, hijo de Pasur, hijo de Malquías,
13
y sus hermanos, jefes de familias, doscientos cuarenta y dos; y Amasai hijo de Azareel, hijo de Azai, hijo de Mesilemot, hijo de Imer,
14
y sus hermanos, hombres de gran vigor, ciento veintiocho, el jefe de los cuales era Zabdiel hijo de Gedolim.
15
De los levitas: Semaías hijo de Hasub, hijo de Azricam, hijo de Hasabías, hijo de Buni;
16
Sabetai y Jozabad, de los principales de los levitas, capataces de la obra exterior de la casa de Dios;
17
y Matanías hijo de Micaía, hijo de Zabdi, hijo de Asaf, el principal, el que empezaba las alabanzas y acción de gracias al tiempo de la oración; Bacbuquías el segundo de entre sus hermanos; y Abda hijo de Samúa, hijo de Galal, hijo de Jedutún.
18
Todos los levitas en la santa ciudad eran doscientos ochenta y cuatro.
19
Los porteros, Acub, Talmón y sus hermanos, guardas en las puertas, ciento setenta y dos.
20
Y el resto de Israel, de los sacerdotes y de los levitas, en todas las ciudades de Judá, cada uno en su heredad.
21
Los sirvientes del templo habitaban en Ofel; y Ziha y Gispa tenían autoridad sobre los sirvientes del templo.
22
Y el jefe de los levitas en Jerusalén era Uzi hijo de Bani, hijo de Hasabías, hijo de Matanías, hijo de Micaía, de los hijos de Asaf, cantores, sobre la obra de la casa de Dios.
23
Porque había mandamiento del rey acerca de ellos, y distribución para los cantores para cada día.
24
Y Petaías hijo de Mesezabeel, de los hijos de Zera hijo de Judá, estaba al servicio del rey en todo negocio del pueblo.
25
Tocante a las aldeas y sus tierras, algunos de los hijos de Judá habitaron en Quiriat-arba y sus aldeas, en Dibón y sus aldeas, en Jecabseel y sus aldeas,
26
en Jesúa, Molada y Bet-pelet,
27
en Hazar-sual, en Beerseba y sus aldeas,
28
en Siclag, en Mecona y sus aldeas,
29
en En-rimón, en Zora, en Jarmut,
30
en Zanoa, en Adulam y sus aldeas, en Laquis y sus tierras, y en Azeca y sus aldeas. Y habitaron desde Beerseba hasta el valle de Hinom.
31
Y los hijos de Benjamín habitaron desde Geba, en Micmas, en Aía, en Bet-el y sus aldeas,
32
en Anatot, Nob, Ananías,
33
Hazor, Ramá, Gitaim,
34
Hadid, Seboim, Nebalat,
35
Lod, y Ono, valle de los artífices;
36
y algunos de los levitas, en los repartimientos de Judá y de Benjamín.
Capítulo 12
Sacerdotes y levitas en días de Jesús
1
Estos son los sacerdotes y levitas que subieron con Zorobabel hijo de Salatiel, y con Jesúa: Seraías, Jeremías, Esdras,
2
Amarías, Maluc, Hatús,
3
Secanías, Rehum, Meremot,
4
Iddo, Gineto, Abías,
5
Mijamín, Maadías, Bilga,
6
Semaías, Joiarib, Jedaías,
7
Salú, Amoc, Hilcías y Jedaías. Estos eran los príncipes de los sacerdotes y sus hermanos en los días de Jesúa.
8
Y los levitas: Jesúa, Binúi, Cadmiel, Serebías, Judá y Matanías, que con sus hermanos oficiaba en los cantos de alabanza.
9
Y Bacbuquías y Uni, sus hermanos, cada cual en su ministerio.
10
Jesúa engendró a Joiacim, y Joiacim engendró a Eliasib, y Eliasib engendró a Joiada;
11
Joiada engendró a Jonatán, y Jonatán engendró a Jadúa.
12
Y en los días de Joiacim los sacerdotes jefes de familias fueron: de Seraías, Meraías; de Jeremías, Hananías;
13
de Esdras, Mesulam; de Amarías, Johanán;
14
de Melicú, Jonatán; de Sebanías, José;
15
de Harim, Adna; de Meraiot, Helcai;
16
de Iddo, Zacarías; de Ginetón, Mesulam;
17
de Abías, Zicri; de Miniamín, de Moadías, Piltai;
18
de Bilga, Samúa; de Semaías, Jonatán;
19
de Joiarib, Matenai; de Jedaías, Uzi;
20
de Salai, Calai; de Amoc, Eber;
21
de Hilcías, Hasabías; de Jedaías, Natanael.
22
Los levitas en días de Eliasib, de Joiada, de Johanán y de Jadúa fueron inscritos por jefes de familias; también los sacerdotes, hasta el reinado de Darío el persa.
23
Los hijos de Leví, jefes de familias, fueron inscritos en el libro de las crónicas hasta los días de Johanán hijo de Eliasib.
24
Los principales de los levitas: Hasabías, Serebías, Jesúa hijo de Cadmiel, y sus hermanos delante de ellos, para alabar y dar gracias, conforme al estatuto de David varón de Dios, guardando su turno.
25
Matanías, Bacbuquías, Obadías, Mesulam, Talmón y Acub, guardas, eran porteros para la guardia a las entradas de las puertas.
26
Estos fueron en los días de Joiacim hijo de Jesúa, hijo de Josadac, y en los días del gobernador Nehemías y del sacerdote Esdras, escriba.
27
Para la dedicación del muro de Jerusalén, buscaron a los levitas de todos sus lugares para traerlos a Jerusalén, para hacer la dedicación y la fiesta con alabanzas y con cánticos, con címbalos, salterios y cítaras.
28
Y fueron reunidos los hijos de los cantores, así de la región alrededor de Jerusalén como de las aldeas de los netofatitas;
29
y de la casa de Gilgal, y de los campos de Geba y de Azmavet; porque los cantores se habían edificado aldeas alrededor de Jerusalén.
30
Y se purificaron los sacerdotes y los levitas; y purificaron al pueblo, y las puertas, y el muro.
31
Hice luego subir a los príncipes de Judá sobre el muro, y puse dos coros grandes que fueron en procesión; el uno a la derecha, sobre el muro, hacia la puerta del Muladar.
32
E iba tras de ellos Osaías con la mitad de los príncipes de Judá,
33
y Azarías, Esdras, Mesulam,
34
Judá y Benjamín, Semaías y Jeremías.
35
Y de los hijos de los sacerdotes iban con trompetas Zacarías hijo de Jonatán, hijo de Semaías, hijo de Matanías, hijo de Micaías, hijo de Zacur, hijo de Asaf;
36
y sus hermanos Semaías, Azarael, Milalai, Gilalai, Maai, Natanael, Judá y Hanani, con los instrumentos musicales de David varón de Dios; y el escriba Esdras delante de ellos.
37
Y a la puerta de la Fuente, en frente de ellos, subieron por las gradas de la ciudad de David, por la subida del muro, desde la casa de David hasta la puerta de las Aguas, al oriente.
38
El segundo coro iba del lado opuesto, y yo en pos de él, con la mitad del pueblo sobre el muro, desde la torre de los Hornos hasta el muro ancho;
39
y desde la puerta de Efraín hasta la puerta Vieja y a la puerta del Pescado, y la torre de Hananeel, y la torre de Hamea, hasta la puerta de las Ovejas; y se detuvieron en la puerta de la Cárcel.
40
Llegaron luego los dos coros a la casa de Dios; y yo, y la mitad de los oficiales conmigo,
41
y los sacerdotes Eliacim, Maaseías, Miniamín, Micaías, Elioenai, Zacarías y Hananías, con trompetas;
42
y Maasías, Semaías, Eleazar, Uzi, Johanán, Malquías, Elam y Ezer. Y los cantores cantaban en alta voz, e Izrahías era el director.
43
Y sacrificaron aquel día numerosas víctimas, y se regocijaron, porque Dios los había recreado con grande contentamiento; se alegraron también las mujeres y los niños; y el alborozo de Jerusalén fue oído desde lejos.
44
En aquel día fueron puestos varones sobre las cámaras de los tesoros, de las ofrendas, de las primicias y de los diezmos, para recoger en ellas, de los ejidos de las ciudades, las porciones legales para los sacerdotes y levitas; porque era grande el gozo de Judá con respecto a los sacerdotes y levitas que servían.
45
Y habían cumplido el servicio de su Dios, y el servicio de la expiación, como también los cantores y los porteros, conforme al estatuto de David y de Salomón su hijo.
46
Porque desde el tiempo de David y de Asaf, ya de antiguo, había un director de cantores para los cánticos y alabanzas y acción de gracias a Dios.
47
Y todo Israel en días de Zorobabel y en días de Nehemías daba alimentos a los cantores y a los porteros, cada cosa en su día; consagraban asimismo sus porciones a los levitas, y los levitas consagraban parte a los hijos de Aarón.
Capítulo 13
Exclusión de los extranjeros
1
Aquel día se leyó en el libro de Moisés, oyéndolo el pueblo, y fue hallado escrito en él que los amonitas y moabitas no debían entrar jamás en la congregación de Dios,
2
por cuanto no salieron a recibir a los hijos de Israel con pan y agua, sino que dieron dinero a Balaam para que los maldijera; mas nuestro Dios volvió la maldición en bendición.
3
Cuando oyeron, pues, la ley, separaron de Israel a todos los mezclados con extranjeros.
4
Y antes de esto el sacerdote Eliasib, siendo jefe de la cámara de la casa de nuestro Dios, había emparentado con Tobías,
5
y le había hecho una gran cámara, en la cual guardaban antes las ofrendas, el incienso, los utensilios, el diezmo del grano, del vino y del aceite, que estaba mandado dar a los levitas, a los cantores y a los porteros, y la ofrenda de los sacerdotes.
6
Mas a todo esto, yo no estaba en Jerusalén, porque en el año treinta y dos de Artajerjes rey de Babilonia fui al rey; y al cabo de algunos días pedí permiso al rey
7
para volver a Jerusalén; y entonces supe del mal que había hecho Eliasib por consideración a Tobías, haciendo para él una cámara en los atrios de la casa de Dios.
8
Y me dolió en gran manera; y arrojé todos los muebles de la casa de Tobías fuera de la cámara,
9
y dije que limpiasen las cámaras, e hice volver allí los utensilios de la casa de Dios, las ofrendas y el incienso.
10
Encontré asimismo que las porciones para los levitas no les habían sido dadas, y que los levitas y cantores que hacían el servicio habían huido cada uno a su heredad.
11
Entonces reprendí a los oficiales, y dije: ¿Por qué está la casa de Dios abandonada? Y los reuní y los puse en sus puestos.
12
Y todo Judá trajo el diezmo del grano, del vino y del aceite, a los almacenes.
13
Y puse por mayordomos de ellos al sacerdote Selemías y al escriba Sadoc, y de los levitas a Pedaías; y al servicio de ellos a Hanán hijo de Zacur, hijo de Matanías; porque eran tenidos por fieles, y ellos tenían que repartir a sus hermanos.
14
Acuérdate de mí, oh Dios, en orden a esto, y no borres mis misericordias que hice en la casa de mi Dios, y en su servicio.
15
En aquellos días vi en Judá a algunos que pisaban en lagares en el día de reposo, y que acarreaban haces, y cargaban asnos con vino, y también de uvas, de higos y toda suerte de carga, y que traían a Jerusalén en día de reposo; y los amonesté acerca del día en que vendían las provisiones.
16
También había en la ciudad tirios que traían pescado y toda mercadería, y vendían en día de reposo a los hijos de Judá en Jerusalén.
17
Y reprendí a los señores de Judá y les dije: ¿Qué mala cosa es esta que vosotros hacéis, profanando así el día de reposo?
18
¿No hicieron así vuestros padres, y trajo nuestro Dios todo este mal sobre nosotros y sobre esta ciudad? ¿Y vosotros añadís ira sobre Israel profanando el día de reposo?
19
Sucedió, pues, que cuando iba oscureciendo a las puertas de Jerusalén antes del día de reposo, dije que se cerrasen las puertas, y ordené que no las abriesen hasta después del día de reposo; y puse a las puertas algunos de mis criados, para que en día de reposo no introdujeran carga.
20
Y se quedaron fuera de Jerusalén una y dos veces los negociantes y los que vendían toda especie de mercancía.
21
Y les amonesté y les dije: ¿Por qué os quedáis vosotros delante del muro? Si lo hacéis otra vez, os echaré mano. Desde entonces no vinieron en día de reposo.
22
Y dije a los levitas que se purificasen y viniesen a guardar las puertas, para santificar el día del reposo. También por esto acuérdate de mí, Dios mío, y perdóname según la grandeza de tu misericordia.
23
Vi asimismo en aquellos días a judíos que habían tomado mujeres de Asdod, amonitas, y moabitas;
24
y la mitad de sus hijos hablaban la lengua de Asdod, porque no sabían hablar judaico, sino que hablaban conforme a la lengua de cada pueblo.
25
Y reñí con ellos, y los maldije, y herí a algunos de ellos, y les arranqué los cabellos, y les hice jurar, diciendo: No daréis vuestras hijas a sus hijos, y no tomaréis de sus hijas para vuestros hijos, ni para vosotros mismos.
26
¿No pecó por esto Salomón, rey de Israel? Bien que en muchas naciones no hubo rey como él, que era amado de su Dios, y Dios lo había puesto por rey sobre todo Israel, aun a él le hicieron pecar las mujeres extranjeras.
27
¿Y obedeceremos a vosotros para cometer todo este mal tan grande de prevaricar contra nuestro Dios, tomando mujeres extranjeras?
28
Y uno de los hijos de Joiada hijo del sumo sacerdote Eliasib era yerno de Sanbalat horonita; por tanto, lo ahuyenté de mí.
29
Acuérdate de ellos, Dios mío, contra los que contaminan el sacerdocio, y el pacto del sacerdocio y de los levitas.
30
Los limpié, pues, de todo extranjero, y puse a los sacerdotes y levitas por sus grupos, a cada uno en su servicio;
31
y para la ofrenda de la leña en los tiempos señalados, y para las primicias. Acuérdate de mí, Dios mío, para bien.
Ester
Capítulo 1
La gloria de Persia y del rey Asuero
1
Aconteció en los días de Asuero, el Asuero que reinó desde la India hasta Etiopía sobre ciento veintisiete provincias,
2
que en aquellos días, cuando fue afirmado el rey Asuero sobre el trono de su reino, el cual estaba en Susa capital del reino,
3
en el tercer año de su reinado hizo banquete a todos sus príncipes y cortesanos, teniendo delante de él a los más poderosos de Persia y de Media, gobernadores y príncipes de provincias,
4
para mostrar él las riquezas de la gloria de su reino, el brillo y la magnificencia de su poder, por muchos días, ciento ochenta días.
5
Y cumplidos estos días, hizo el rey otro banquete por siete días en el patio del huerto del palacio real a todo el pueblo que había en Susa capital del reino, desde el mayor hasta el menor.
6
El pabellón era de blanco, verde y azul, tendido sobre cuerdas de lino y púrpura en anillos de plata y columnas de mármol; los reclinatorios de oro y de plata, sobre losado de pórfido y de mármol, y de alabastro y de jacinto.
7
Y daban a beber en vasos de oro, y vasos diferentes unos de otros, y mucho vino real, de acuerdo con la generosidad del rey.
8
Y la bebida era según esta ley: Que nadie fuese obligado a beber; porque así lo había mandado el rey a todos los mayordomos de su casa, que se hiciese según la voluntad de cada uno.
9
Asimismo la reina Vasti hizo banquete para las mujeres, en la casa real del rey Asuero.
10
El séptimo día, estando el corazón del rey alegre del vino, mandó a Mehumán, Bizta, Harbona, Bigta, Abagta, Zetar y Carcas, siete eunucos que servían delante del rey Asuero,
11
que trajesen a la reina Vasti a la presencia del rey con la corona regia, para mostrar a los pueblos y a los príncipes su belleza; porque era hermosa.
12
Mas la reina Vasti no quiso comparecer a la orden del rey enviada por medio de los eunucos; y el rey se enojó mucho, y se encendió en ira.
13
Preguntó entonces el rey a los sabios que conocían los tiempos (porque así acostumbraba el rey con todos los que sabían la ley y el derecho;
14
y estaban junto a él Carsena, Setar, Admata, Tarsis, Meres, Marsena y Memucán, siete príncipes de Persia y de Media que veían la cara del rey, y se sentaban los primeros del reino);
15
les preguntó qué se había de hacer con la reina Vasti según la ley, por cuanto no había cumplido la orden del rey Asuero enviada por medio de los eunucos.
16
Y dijo Memucán delante del rey y de los príncipes: No solamente contra el rey ha pecado la reina Vasti, sino contra todos los príncipes, y contra todos los pueblos que hay en todas las provincias del rey Asuero.
17
Porque este hecho de la reina llegará a oídos de todas las mujeres, y ellas tendrán en poca estima a sus maridos, diciendo: El rey Asuero mandó traer delante de sí a la reina Vasti, y ella no vino.
18
Y entonces dirán esto las señoras de Persia y de Media que oigan el hecho de la reina, a todos los príncipes del rey; y habrá mucho menosprecio y enojo.
19
Si parece bien al rey, salga un decreto real de vuestra majestad y se escriba entre las leyes de Persia y de Media, para que no sea quebrantado: Que Vasti no venga más delante del rey Asuero; y el rey haga reina a otra que sea mejor que ella.
20
Y el decreto que dicte el rey será oído en todo su reino, aunque es grande, y todas las mujeres darán honra a sus maridos, desde el mayor hasta el menor.
21
Agradó esta palabra a los ojos del rey y de los príncipes, e hizo el rey conforme al dicho de Memucán;
22
pues envió cartas a todas las provincias del rey, a cada provincia conforme a su escritura, y a cada pueblo conforme a su lenguaje, diciendo que todo hombre afirmase su autoridad en su casa; y que se publicase esto en la lengua de su pueblo.
Capítulo 2
Ester es hecha reina de Persia
1
Pasadas estas cosas, sosegada ya la ira del rey Asuero, se acordó de Vasti y de lo que ella había hecho, y de la sentencia contra ella.
2
Y dijeron los criados del rey, sus cortesanos: Busquen para el rey jóvenes vírgenes de buen parecer;
3
y ponga el rey personas en todas las provincias de su reino, que lleven a todas las jóvenes vírgenes de buen parecer a Susa, residencia real, a la casa de las mujeres, al cuidado de Hegai eunuco del rey, guarda de las mujeres, y que les den sus atavíos;
4
y la doncella que agrade a los ojos del rey, reine en lugar de Vasti. Esto agradó a los ojos del rey, y lo hizo así.
5
Había en Susa residencia real un varón judío cuyo nombre era Mardoqueo hijo de Jair, hijo de Simei, hijo de Cis, del linaje de Benjamín;
6
el cual había sido transportado de Jerusalén con los cautivos que fueron llevados con Jeconías rey de Judá, a quien hizo transportar Nabucodonosor rey de Babilonia.
7
Y había criado a Hadasa, es decir, Ester, hija de su tío, porque era húerfana; y la joven era de hermosa figura y de buen parecer. Cuando su padre y su madre murieron, Mardoqueo la adoptó como hija suya.
8
Sucedió, pues, que cuando se divulgó el mandamiento y decreto del rey, y habían reunido a muchas doncellas en Susa residencia real, a cargo de Hegai, Ester también fue llevada a la casa del rey, al cuidado de Hegai guarda de las mujeres.
9
Y la doncella agradó a sus ojos, y halló gracia delante de él, por lo que hizo darle prontamente atavíos y alimentos, y le dio también siete doncellas especiales de la casa del rey; y la llevó con sus doncellas a lo mejor de la casa de las mujeres.
10
Ester no declaró cuál era su pueblo ni su parentela, porque Mardoqueo le había mandado que no lo declarase.
11
Y cada día Mardoqueo se paseaba delante del patio de la casa de las mujeres, para saber cómo le iba a Ester, y cómo la trataban.
12
Y cuando llegaba el tiempo de cada una de las doncellas para venir al rey Asuero, después de haber estado doce meses conforme a la ley acerca de las mujeres, pues así se cumplía el tiempo de sus atavíos, esto es, seis meses con óleo de mirra y seis meses con perfumes aromáticos y afeites de mujeres,
13
entonces la doncella venía así al rey. Todo lo que ella pedía se le daba, para venir ataviada con ello desde la casa de las mujeres hasta la casa del rey.
14
Ella venía por la tarde, y a la mañana siguiente volvía a la casa segunda de las mujeres, al cargo de Saasgaz eunuco del rey, guarda de las concubinas; no venía más al rey, salvo si el rey la quería y era llamada por nombre.
15
Cuando le llegó a Ester, hija de Abihail tío de Mardoqueo, quien la había tomado por hija, el tiempo de venir al rey, ninguna cosa procuró sino lo que dijo Hegai eunuco del rey, guarda de las mujeres; y ganaba Ester el favor de todos los que la veían.
16
Fue, pues, Ester llevada al rey Asuero a su casa real en el mes décimo, que es el mes de Tebet, en el año séptimo de su reinado.
17
Y el rey amó a Ester más que a todas las otras mujeres, y halló ella gracia y benevolencia delante de él más que todas las demás vírgenes; y puso la corona real en su cabeza, y la hizo reina en lugar de Vasti.
18
Hizo luego el rey un gran banquete a todos sus príncipes y siervos, el banquete de Ester; y disminuyó tributos a las provincias, e hizo y dio mercedes conforme a la generosidad real.
19
Cuando las vírgenes eran reunidas la segunda vez, Mardoqueo estaba sentado a la puerta del rey.
20
Y Ester, según le había mandado Mardoqueo, no había declarado su nación ni su pueblo; porque Ester hacía lo que decía Mardoqueo, como cuando él la educaba.
21
En aquellos días, estando Mardoqueo sentado a la puerta del rey, se enojaron Bigtán y Teres, dos eunucos del rey, de la guardia de la puerta, y procuraban poner mano en el rey Asuero.
22
Cuando Mardoqueo entendió esto, lo denunció a la reina Ester, y Ester lo dijo al rey en nombre de Mardoqueo.
23
Se hizo investigación del asunto, y fue hallado cierto; por tanto, los dos eunucos fueron colgados en una horca. Y fue escrito el caso en el libro de las crónicas del rey.
Capítulo 3
Decreto de Amán contra los judíos
1
Después de estas cosas el rey Asuero engrandeció a Amán hijo de Hamedata agagueo, y lo honró, y puso su silla sobre todos los príncipes que estaban con él.
2
Y todos los siervos del rey que estaban a la puerta del rey se arrodillaban y se inclinaban ante Amán, porque así lo había mandado el rey; pero Mardoqueo ni se arrodillaba ni se humillaba.
3
Y los siervos del rey que estaban a la puerta preguntaron a Mardoqueo: ¿Por qué traspasas el mandamiento del rey?
4
Aconteció que hablándole cada día de esta manera, y no escuchándolos él, lo denunciaron a Amán, para ver si Mardoqueo se mantendría firme en su dicho; porque ya él les había declarado que era judío.
5
Y vio Amán que Mardoqueo ni se arrodillaba ni se humillaba delante de él; y se llenó de ira.
6
Pero tuvo en poco poner mano en Mardoqueo solamente, pues ya le habían declarado cuál era el pueblo de Mardoqueo; y procuró Amán destruir a todos los judíos que había en el reino de Asuero, al pueblo de Mardoqueo.
7
En el mes primero, que es el mes de Nisán, en el año duodécimo del rey Asuero, fue echada Pur, esto es, la suerte, delante de Amán, suerte para cada día y cada mes del año; y salió el mes duodécimo, que es el mes de Adar.
8
Y dijo Amán al rey Asuero: Hay un pueblo esparcido y distribuido entre los pueblos en todas las provincias de tu reino, y sus leyes son diferentes de las de todo pueblo, y no guardan las leyes del rey, y al rey nada le beneficia el dejarlos vivir.
9
Si place al rey, decrete que sean destruidos; y yo pesaré diez mil talentos de plata a los que manejan la hacienda, para que sean traídos a los tesoros del rey.
10
Entonces el rey quitó el anillo de su mano, y lo dio a Amán hijo de Hamedata agagueo, enemigo de los judíos,
11
y le dijo: La plata que ofreces sea para ti, y asimismo el pueblo, para que hagas de él lo que bien te pareciere.
12
Entonces fueron llamados los escribanos del rey en el mes primero, al día trece del mismo, y fue escrito conforme a todo lo que mandó Amán, a los sátrapas del rey, a los capitanes que estaban sobre cada provincia y a los príncipes de cada pueblo, a cada provincia según su escritura, y a cada pueblo según su lengua; en nombre del rey Asuero fue escrito, y sellado con el anillo del rey.
13
Y fueron enviadas cartas por medio de correos a todas las provincias del rey, con la orden de destruir, matar y exterminar a todos los judíos, jóvenes y ancianos, niños y mujeres, en un mismo día, en el día trece del mes duodécimo, que es el mes de Adar, y de apoderarse de sus bienes.
14
La copia del escrito que se dio por mandamiento en cada provincia fue publicada a todos los pueblos, a fin de que estuviesen listos para aquel día.
15
Y salieron los correos prontamente por mandato del rey, y el edicto fue dado en Susa capital del reino. Y el rey y Amán se sentaron a beber; pero la ciudad de Susa estaba conmovida.
Capítulo 4
Ester se entera del decreto de promete Amán
1
Luego que supo Mardoqueo todo lo que se había hecho, rasgó sus vestidos, se vistió de cilicio y de ceniza, y se fue por la ciudad clamando con grande y amargo clamor.
2
Y vino hasta delante de la puerta del rey; pues no era lícito pasar adentro de la puerta del rey con vestido de cilicio.
3
Y en cada provincia y lugar donde el mandamiento del rey y su decreto llegaba, tenían los judíos gran luto, ayuno, lloro y lamentación; cilicio y ceniza era la cama de muchos.
4
Y vinieron las doncellas de Ester, y sus eunucos, y se lo dijeron. Entonces la reina tuvo gran dolor, y envió vestidos para hacer vestir a Mardoqueo, y hacerle quitar el cilicio; mas él no los aceptó.
5
Entonces Ester llamó a Hatac, uno de los eunucos del rey, que él había puesto al servicio de ella, y lo mandó a Mardoqueo, con orden de saber qué sucedía, y por qué estaba así.
6
Salió, pues, Hatac a ver a Mardoqueo, a la plaza de la ciudad, que estaba delante de la puerta del rey.
7
Y Mardoqueo le declaró todo lo que le había acontecido, y le dio noticia de la plata que Amán había dicho que pesaría para los tesoros del rey a cambio de la destrucción de los judíos.
8
Le dio también la copia del decreto que había sido dado en Susa para que fuesen destruidos, a fin de que la mostrase a Ester y se lo declarase, y le encargara que fuese ante el rey a suplicarle y a interceder delante de él por su pueblo.
9
Vino Hatac y contó a Ester las palabras de Mardoqueo.
10
Entonces Ester dijo a Hatac que le dijese a Mardoqueo:
11
Todos los siervos del rey, y el pueblo de las provincias del rey, saben que cualquier hombre o mujer que entra en el patio interior para ver al rey, sin ser llamado, una sola ley hay respecto a él: ha de morir; salvo aquel a quien el rey extendiere el cetro de oro, el cual vivirá; y yo no he sido llamada para ver al rey estos treinta días.
12
Y dijeron a Mardoqueo las palabras de Ester.
13
Entonces dijo Mardoqueo que respondiesen a Ester: No pienses que escaparás en la casa del rey más que cualquier otro judío.
14
Porque si callas absolutamente en este tiempo, respiro y liberación vendrá de alguna otra parte para los judíos; mas tú y la casa de tu padre pereceréis. ¿Y quién sabe si para esta hora has llegado al reino?
15
Y Ester dijo que respondiesen a Mardoqueo:
16
Ve y reúne a todos los judíos que se hallan en Susa, y ayunad por mí, y no comáis ni bebáis en tres días, noche y día; yo también con mis doncellas ayunaré igualmente, y entonces entraré a ver al rey, aunque no sea conforme a la ley; y si perezco, que perezca.
17
Entonces Mardoqueo fue, e hizo conforme a todo lo que le mandó Ester.
Capítulo 5
Ester acude al rey
1
Aconteció que al tercer día se vistió Ester su vestido real, y entró en el patio interior de la casa del rey, enfrente del aposento del rey; y estaba el rey sentado en su trono en el aposento real, enfrente de la puerta del aposento.
2
Y cuando vio a la reina Ester que estaba en el patio, ella obtuvo gracia ante sus ojos; y el rey extendió a Ester el cetro de oro que tenía en la mano. Entonces vino Ester y tocó la punta del cetro.
3
Dijo el rey: ¿Qué tienes, reina Ester, y cuál es tu petición? Hasta la mitad del reino se te dará.
4
Y Ester dijo: Si place al rey, vengan hoy el rey y Amán al banquete que he preparado para el rey.
5
Respondió el rey: Daos prisa, llamad a Amán, para hacer lo que Ester ha dicho. Vino, pues, el rey con Amán al banquete que Ester dispuso.
6
Y dijo el rey a Ester en el banquete, mientras bebían vino: ¿Cuál es tu petición, y te será otorgada? ¿Cuál es tu demanda? Aunque sea la mitad del reino, te será concedida.
7
Entonces respondió Ester y dijo: Mi petición y mi demanda es esta:
8
Si he hallado gracia ante los ojos del rey, y si place al rey otorgar mi petición y conceder mi demanda, que venga el rey con Amán a otro banquete que les prepararé; y mañana haré conforme a lo que el rey ha mandado.
9
Y salió Amán aquel día contento y alegre de corazón; pero cuando vio a Mardoqueo a la puerta del palacio del rey, que no se levantaba ni se movía de su lugar, se llenó de ira contra Mardoqueo.
10
Pero se refrenó Amán y vino a su casa, y mandó llamar a sus amigos y a Zeres su mujer,
11
y les refirió Amán la gloria de sus riquezas, y la multitud de sus hijos, y todas las cosas con que el rey le había engrandecido, y con que le había honrado sobre los príncipes y siervos del rey.
12
Y añadió Amán: También la reina Ester a ninguno hizo venir con el rey al banquete que ella dispuso, sino a mí; y también para mañana estoy convidado por ella con el rey.
13
Pero todo esto de nada me sirve cada vez que veo al judío Mardoqueo sentado a la puerta del rey.
14
Y le dijo Zeres su mujer y todos sus amigos: Hagan una horca de cincuenta codos de altura, y mañana di al rey que cuelguen a Mardoqueo en ella; y entra alegre con el rey al banquete. Y agradó esto a los ojos de Amán, e hizo preparar la horca.
Capítulo 6
Amán es humillado ante Mardoqueo
1
Aquella misma noche se le fue el sueño al rey, y dijo que le trajesen el libro de las memorias y crónicas, y que las leyeran en su presencia.
2
Entonces hallaron escrito que Mardoqueo había denunciado el complot de Bigtán y de Teres, dos eunucos del rey, de la guardia de la puerta, que habían procurado poner mano en el rey Asuero.
3
Y dijo el rey: ¿Qué honra o qué distinción se hizo a Mardoqueo por esto? Y respondieron los servidores del rey, sus oficiales: Nada se ha hecho con él.
4
Entonces dijo el rey: ¿Quién está en el patio? Y Amán había venido al patio exterior de la casa real, para hablarle al rey para que hiciese colgar a Mardoqueo en la horca que él le tenía preparada.
5
Y los servidores del rey le respondieron: He aquí Amán está en el patio. Y el rey dijo: Que entre.
6
Entró, pues, Amán, y el rey le dijo: ¿Qué se hará al hombre cuya honra desea el rey? Y dijo Amán en su corazón: ¿A quién deseará el rey honrar más que a mí?
7
Y respondió Amán al rey: Para el varón cuya honra desea el rey,
8
traigan el vestido real de que el rey se viste, y el caballo en que el rey cabalga, y la corona real que está puesta en su cabeza;
9
y den el vestido y el caballo en mano de alguno de los príncipes más nobles del rey, y vistan a aquel varón cuya honra desea el rey, y llévenlo en el caballo por la plaza de la ciudad, y pregonen delante de él: Así se hará al varón cuya honra desea el rey.
10
Entonces el rey dijo a Amán: Date prisa, toma el vestido y el caballo, como tú has dicho, y hazlo así con el judío Mardoqueo, que se sienta a la puerta real; no omitas nada de todo lo que has dicho.
11
Y Amán tomó el vestido y el caballo, y vistió a Mardoqueo, y lo condujo a caballo por la plaza de la ciudad, e hizo pregonar delante de él: Así se hará al varón cuya honra desea el rey.
12
Después de esto Mardoqueo volvió a la puerta real, y Amán se dio prisa para irse a su casa, apesadumbrado y cubierta su cabeza.
13
Contó luego Amán a Zeres su mujer y a todos sus amigos, todo lo que le había acontecido. Entonces le dijeron sus sabios, y Zeres su mujer: Si de la descendencia de los judíos es ese Mardoqueo delante de quien has comenzado a caer, no lo vencerás, sino que caerás por cierto delante de él.
14
Aún estaban ellos hablando con él, cuando los eunucos del rey llegaron apresurados, para llevar a Amán al banquete que Ester había dispuesto.
Capítulo 7
Ester revela su identidad judía
1
Fue, pues, el rey con Amán al banquete de la reina Ester.
2
Y en el segundo día, mientras bebían vino, dijo el rey a Ester: ¿Cuál es tu petición, reina Ester, y te será concedida? ¿Cuál es tu demanda? Aunque sea la mitad del reino, te será otorgada.
3
Entonces la reina Ester respondió y dijo: Oh rey, si he hallado gracia en tus ojos, y si al rey place, séame dada mi vida por mi petición, y mi pueblo por mi demanda.
4
Porque hemos sido vendidos, yo y mi pueblo, para ser destruidos, para ser muertos y exterminados. Si para siervos y siervas fuéramos vendidos, me callaría; pero nuestra muerte sería para el rey un daño irreparable.
5
Respondió el rey Asuero, y dijo a la reina Ester: ¿Quién es, y dónde está, el que ha ensoberbecido su corazón para hacer esto?
6
Ester dijo: El enemigo y adversario es este malvado Amán. Entonces se turbó Amán delante del rey y de la reina.
7
Luego el rey se levantó del banquete, encendido en ira, y se fue al huerto del palacio; y se quedó Amán para suplicarle a la reina Ester por su vida; porque vio que estaba resuelto para él el mal de parte del rey.
8
Después el rey volvió del huerto del palacio al aposento del banquete, y Amán había caído sobre el lecho en que estaba Ester. Entonces dijo el rey: ¿Querrás también violar a la reina en mi propia casa? Al proferir el rey esta palabra, le cubrieron el rostro a Amán.
9
Y dijo Harbona, uno de los eunucos que servían al rey: He aquí en casa de Amán la horca de cincuenta codos de altura que hizo Amán para Mardoqueo, el cual había hablado bien por el rey. Entonces el rey dijo: Colgadlo en ella.
10
Así colgaron a Amán en la horca que él había hecho preparar para Mardoqueo; y se apaciguó la ira del rey.
Capítulo 8
Decreto real a favor de los judíos
1
El mismo día, el rey Asuero dio a la reina Ester la casa de Amán enemigo de los judíos; y Mardoqueo vino delante del rey, porque Ester le declaró lo que él era respecto de ella.
2
Y se quitó el rey el anillo que recogió de Amán, y lo dio a Mardoqueo. Y Ester puso a Mardoqueo sobre la casa de Amán.
3
Volvió luego Ester a hablar delante del rey, y se echó a sus pies, llorando y rogándole que hiciese nula la maldad de Amán agagueo y su designio que había tramado contra los judíos.
4
Entonces el rey extendió a Ester el cetro de oro, y Ester se levantó, y se puso en pie delante del rey,
5
y dijo: Si place al rey, y si he hallado gracia delante de él, y si le parece acertado al rey, y yo soy agradable a sus ojos, que se dé orden escrita para revocar las cartas que autorizan la trama de Amán hijo de Hamedata agagueo, que escribió para destruir a los judíos que están en todas las provincias del rey.
6
Porque ¿cómo podré yo ver el mal que alcanzará a mi pueblo? ¿Cómo podré yo ver la destrucción de mi nación?
7
Respondió el rey Asuero a la reina Ester y a Mardoqueo el judío: He aquí yo he dado a Ester la casa de Amán, y a él han colgado en la horca, por cuanto extendió su mano contra los judíos.
8
Escribid, pues, vosotros a los judíos como bien os pareciere, en nombre del rey, y selladlo con el anillo del rey; porque un edicto que se escribe en nombre del rey, y se sella con el anillo del rey, no puede ser revocado.
9
Entonces fueron llamados los escribanos del rey en el mes tercero, que es Siván, a los veintitrés días de ese mes; y se escribió conforme a todo lo que mandó Mardoqueo, a los judíos, y a los sátrapas, los capitanes y los príncipes de las provincias que había desde la India hasta Etiopía, ciento veintisiete provincias; a cada provincia según su escritura, y a cada pueblo conforme a su lengua, a los judíos también conforme a su escritura y lengua.
10
Y escribió en nombre del rey Asuero, y lo selló con el anillo del rey, y envió cartas por medio de correos montados en caballos veloces procedentes de los repastos reales;
11
que el rey daba facultad a los judíos que estaban en todas las ciudades, para que se reuniesen y estuviesen a la defensa de su vida, prontos a destruir, y matar, y acabar con toda fuerza armada del pueblo o provincia que viniese contra ellos, y aun sus niños y mujeres, y apoderarse de sus bienes,
12
en un mismo día en todas las provincias del rey Asuero, en el día trece del mes duodécimo, que es el mes de Adar.
13
La copia del edicto que había de darse por decreto en cada provincia, para que fuese conocido por todos los pueblos, decía que los judíos estuviesen preparados para aquel día, para vengarse de sus enemigos.
14
Los correos, pues, montados en caballos veloces, salieron a toda prisa por la orden del rey; y el edicto fue dado en Susa capital del reino.
15
Y salió Mardoqueo de delante del rey con vestido real de azul y blanco, y una gran corona de oro, y un manto de lino y púrpura. La ciudad de Susa entonces se alegró y regocijó;
16
y los judíos tuvieron luz y alegría, y gozo y honra.
17
Y en cada provincia y en cada ciudad donde llegó el mandamiento del rey, los judíos tuvieron alegría y gozo, banquete y día de placer. Y muchos de entre los pueblos de la tierra se hacían judíos, porque el temor de los judíos había caído sobre ellos.
Capítulo 9
La venganza de los judíos
1
En el mes duodécimo, que es el mes de Adar, a los trece días del mismo mes, cuando debía ser ejecutado el mandamiento del rey y su decreto, el mismo día en que los enemigos de los judíos esperaban enseñorearse de ellos, sucedió lo contrario; porque los judíos se enseñorearon de los que los aborrecían.
2
Los judíos se reunieron en sus ciudades, en todas las provincias del rey Asuero, para descargar su mano sobre los que habían procurado su mal, y nadie los pudo resistir, porque el temor de ellos había caído sobre todos los pueblos.
3
Y todos los príncipes de las provincias, los sátrapas, capitanes y oficiales del rey, apoyaban a los judíos; porque el temor de Mardoqueo había caído sobre ellos.
4
Pues Mardoqueo era grande en la casa del rey, y su fama iba por todas las provincias; Mardoqueo iba engrandeciéndose más y más.
5
Y asolaron los judíos a todos sus enemigos a filo de espada, y con mortandad y destrucción, e hicieron con sus enemigos como quisieron.
6
En Susa capital del reino mataron y destruyeron los judíos a quinientos hombres.
7
Mataron entonces a Parsandata, Dalfón, Aspata,
8
Porata, Adalía, Aridata,
9
Parmasta, Arisai, Aridai y Vaizata,
10
diez hijos de Amán hijo de Hamedata, enemigo de los judíos; pero no tocaron sus bienes.
11
El mismo día se le dio cuenta al rey acerca del número de los muertos en Susa, residencia real.
12
Y dijo el rey a la reina Ester: En Susa capital del reino los judíos han matado a quinientos hombres, y a diez hijos de Amán. ¿Qué habrán hecho en las otras provincias del rey? ¿Cuál, pues, es tu petición? y te será concedida; ¿o qué más es tu demanda? y será hecha.
13
Y respondió Ester: Si place al rey, concédase también mañana a los judíos en Susa, que hagan conforme a la ley de hoy; y que cuelguen en la horca a los diez hijos de Amán.
14
Y mandó el rey que se hiciese así. Se dio la orden en Susa, y colgaron a los diez hijos de Amán.
15
Y los judíos que estaban en Susa se juntaron también el catorce del mes de Adar, y mataron en Susa a trescientos hombres; pero no tocaron sus bienes.
16
En cuanto a los otros judíos que estaban en las provincias del rey, también se juntaron y se pusieron en defensa de su vida, y descansaron de sus enemigos, y mataron de sus contrarios a setenta y cinco mil; pero no tocaron sus bienes.
17
Esto fue en el día trece del mes de Adar, y reposaron en el día catorce del mismo, y lo hicieron día de banquete y de alegría.
18
Pero los judíos que estaban en Susa se juntaron el día trece y el catorce del mismo mes, y el quince del mismo reposaron y lo hicieron día de banquete y de regocijo.
19
Por tanto, los judíos aldeanos que habitan en las villas sin muro hacen a los catorce del mes de Adar el día de alegría y de banquete, un día de regocijo, y para enviar porciones cada uno a su vecino.
20
Y escribió Mardoqueo estas cosas, y envió cartas a todos los judíos que estaban en todas las provincias del rey Asuero, cercanos y distantes,
21
ordenándoles que celebrasen el día decimocuarto del mes de Adar, y el decimoquinto del mismo, cada año,
22
como días en que los judíos tuvieron paz de sus enemigos, y como el mes que de tristeza se les cambió en alegría, y de luto en día bueno; que los hiciesen días de banquete y de gozo, y para enviar porciones cada uno a su vecino, y dádivas a los pobres.
23
Y los judíos aceptaron hacer, según habían comenzado, lo que les escribió Mardoqueo.
24
Porque Amán hijo de Hamedata agagueo, enemigo de todos los judíos, había ideado contra los judíos un plan para destruirlos, y había echado Pur, que quiere decir suerte, para consumirlos y acabar con ellos.
25
Mas cuando Ester vino a la presencia del rey, él ordenó por carta que el perverso designio que aquél trazó contra los judíos recayera sobre su cabeza; y que colgaran a él y a sus hijos en la horca.
26
Por esto llamaron a estos días Purim, por el nombre Pur. Y debido a las palabras de esta carta, y por lo que ellos vieron sobre esto, y lo que llevó a su conocimiento,
27
los judíos establecieron y tomaron sobre sí, sobre su descendencia y sobre todos los allegados a ellos, que no dejarían de celebrar estos dos días según está escrito tocante a ellos, conforme a su tiempo cada año;
28
y que estos días serían recordados y celebrados por todas las generaciones, familias, provincias y ciudades; que estos días de Purim no dejarían de ser guardados por los judíos, y que su descendencia jamás dejaría de recordarlos.
29
Y la reina Ester hija de Abihail, y Mardoqueo el judío, suscribieron con plena autoridad esta segunda carta referente a Purim.
30
Y fueron enviadas cartas a todos los judíos, a las ciento veintisiete provincias del rey Asuero, con palabras de paz y de verdad,
31
para confirmar estos días de Purim en sus tiempos señalados, según les había ordenado Mardoqueo el judío y la reina Ester, y según ellos habían tomado sobre sí y sobre su descendencia, para conmemorar el fin de los ayunos y de su clamor.
32
Y el mandamiento de Ester confirmó estas celebraciones acerca de Purim, y esto fue registrado en un libro.
Capítulo 10
La grandeza de Mardoqueo
1
El rey Asuero impuso tributo sobre la tierra y hasta las costas del mar.
2
Y todos los hechos de su poder y autoridad, y el relato sobre la grandeza de Mardoqueo, con que el rey le engrandeció, ¿no está escrito en el libro de las crónicas de los reyes de Media y de Persia?
3
Porque Mardoqueo el judío fue el segundo después del rey Asuero, y grande entre los judíos, y estimado por la multitud de sus hermanos, porque procuró el bienestar de su pueblo y habló paz para todo su linaje.

No hay comentarios: